Dulcenombre del Moral Cabezas

Luque
Córdoba
Lucía Olmos, Eusebio

Nació en Luque (Córdoba), en 1913, siendo la mayor de los cinco hijos del jefe de su estación, por lo que pasó su infancia en contacto con los trabajadores ferroviarios de los sucesivos destinos del padre. A los 18 años, durante una enfermedad de éste y con la complicidad de los compañeros, Dulce le sustituyó en sus funciones de jefe de estación de Castellar de la Frontera, para evitar la pérdida de salario que le supondría la baja por enfermedad. Poco después, una vez fallecido éste, la familia se trasladó a Sevilla, donde Dulce empezaría a trabajar de costurera, aunque su conciencia de clase le llevó a contactar con la izquierda sindical y política de la ciudad, participando desde ese mismo año en la Unión de Juventudes Comunistas de España.

                En Sevilla conoció a Ventura Castelló Hernández, un aparejador que trabajaba en esas fechas como vendedor de una editorial, afiliado al PCE. A los 20 días decidieron convivir, con gran escándalo de su círculo familiar y social, puesto que nunca contrajeron matrimonio, teniendo una hija a quien pusieron por nombre Asturias. En 1934, Dulce del Moral dejó las Juventudes Comunistas para ingresar en las JJSS, y más tarde en el PSOE – al igual que Ventura – y en el Sindicato de la Aguja de la UGT, militancia que ya no abandonó hasta el final de sus días. En el sindicato participó en la Comisión Agraria, siguiendo a Largo Caballero, aunque llegó a reconocer más tarde que “sigo siendo caballerista, pero creo que fuimos muy injustos con Prieto […] Yo no he tenido la oportunidad de pedirle perdón a Prieto, pero se lo pido de todo corazón”. Trabajó con uno de los dirigentes de la Federación de Trabajadores de la Tierra de la UGT, Manuel Roldán Jiménez, quien fue asesinado el 27 de julio de 1936.

                En los primeros días del golpe militar fue detenida en su domicilio de Ciudad Jardín, cuando buscaban a Ventura, siendo conducida a comisaría e interrogada por el capitán Díaz Criado. Fue después trasladada al Cuartel de los Terceros, nuevamente a comisaría y finalmente a la Prisión Provincial, donde ingresó como rehén el 29 de diciembre de 1936. Mientras tanto, Ventura permanecía oculto en el tejado de la casa de sus padres. En prisión, Dulce enfermó de tuberculosis, aunque tuvo la suerte de no ser violada como la mayoría de sus compañeras, achacándolo ella a su falta de belleza física: “Yo he sido siempre bastante feílla, y estaba tan contenta de ser fea, tú no te lo puedes imaginar. Porque yo decía: bueno, a un tío de estos se le antojo yo, y me tienen que matar”. En 1938, su caso fue revisado por el Juez militar Antonio Astola, como muchos otros que se encontraban sin juzgar en la cárcel, siendo denegada su puesta en libertad, pues fue acusada de “en el cine de la Gran Plaza dar conferencias a las masas con prédicas revolucionarias”, “viéndosele vestida con el uniforme que usaban las llamadas milicianas revolucionarias”, etc. El 18 de mayo de 1939, Dulce fue enviada a la Prisión de Carmona, siendo decretada su libertad provisional en agosto, sin que su caso fuera sobreseído hasta el 9 de diciembre de 1941, debiendo recuperarse de la grave enfermedad contraída en prisión, al tiempo que sustituía a Ventura en sus labores de reorganización del partido, volviendo a ser detenida en 1942 y 1944.

                En mayo de 1939, y tras haber permanecido escondido en la sierra de Aznalcóllar, Ventura fue detenido intentando abandonar la península en barco desde Sevilla, siendo condenado a pasar varios años en prisión. A su salida se unió a Dulce en sus trabajos organizativos, junto al practicante Mariano Martín Martínez, y el estudiante de “abogado social” (graduado social) Antonio Dorado Quesada, consiguiendo la conexión con antiguos compañeros y contactando con la dirección del partido en Toulouse. Ese mismo año volvió a ser detenida, junto a doscientas personas más, en la redada conocida como “la Centena”, acusada de la distribución de papeletas para el socorro de presos premiadas con la centena del cupón, y posteriormente en la redada de 1942 contra militantes comunistas, aunque la policía sabía perfectamente que Dulce del Moral no lo era.

                En las décadas posteriores, Dulce y Ventura – próximos ambos a la dirección tolosana –, intentaron una y otra vez la reconstrucción del Partido en Sevilla, hasta que a finales de los años sesenta un nuevo grupo capitaneado por Alfonso Guerra, Felipe González, Guillermo Galeote y Luis Yánez tomarían el relevo a la generación socialista de la República. En los años 70, la ruptura del PSOE entre históricos y renovadores y la participación de la pareja en el sector denominado “PSOE-Histórico”, provocó la expulsión de ambos de la UGT. Como dirigente de dicho sector, fue candidata a diputada nacional en 1977 por la Alianza Socialista Democrática. La reunificación de los socialistas históricos y los renovadores, quedó plasmada en un mitin en el que Felipe González reclamó públicamente la presencia de Dulce del Moral en el escenario para abrazarla, escenificando así el fin a los años de desencuentro en el seno del PSOE sevillano. A partir de ese momento, Dulce de Moral retomó activamente su militancia sindical en la UGT, así como la lucha feminista, promoviendo la primera casa de acogida de Sevilla, situada en el barrio de Los Remedios, para mujeres maltratadas por sus maridos, y varias iniciativas laborales para mujeres mediante cooperativas. Dulce del Moral, quien fue, sin duda, una de las más importantes dirigentes femeninas del socialismo histórico sevillano y andaluz, falleció en Sevilla, el 25 de diciembre de 1996.

FUENTES: Manuela Aroca Mohedano: “Mujeres en las organizaciones socialistas durante la Dictadura. Antecedentes en la Segunda República” (FFLC) • José María García: “Golpe militar, resistencia y represión (1936-1950)”, UGT Sevilla • María Dolores Ramos Palomo: “La lógica de la igualdad en la década de 1930: Las mujeres andaluzas y la conquista del espacio público”, UGT Andalucía • Socialistas de San Jerónimo (Sevilla).

http://www.elsocialistadigital.es/cultura/mujeres-socialistas/item/4753-dulcenombre-del-moral-cabezas.html