Félix Retamero Pérez, trabajador del Puerto de Málaga, activista sindical de la CNT, afiliado a la Juventudes Libertaria y miembro de la Federación Anarquista Ibérica (FAI).
Fue uno de los fundadores del Ateneo Cultura Luz Libertario de la barriada de la Libertad (Huelin), en el año 1933.
En el año 1933, resultó herido en un enfrentamiento con un hombre de confianza del Sindicato de Patrones del puerto, llamado Kindelán, motivo por el que fue detenido.
Cuando se produce el golpe de estado el 18 de julio de 1936, entra a formar parte de las patrullas mixtas de control, además de ejercer como Agente del Tribunal Popular.
A consecuencia del alto grado de miopía que padece, no puede incorporarse al frente, como hubiera sido su deseo.
Cuando Málaga es ocupada por los golpistas y sus aliados italianos del CTV, y de los nazis alemanes, Félix Retamero se marcha hasta Almería, donde es nombrado Agente de Abastos, cargo de desempeña hasta el final de la guerra. Al finalizar esta, Félix se desplaza hasta Alicante, con la esperanza de poder embarcar rumbo a Orán, algo que no logra, siendo internado en el Campo de Concentración de Los Almendros, En este campo permanece sólo seis días, ya que le trasladan al Campo de Concentración de Albatera, donde logra huir.
Después se marcha a Madrid, donde se hace con una documentación a nombre de Félix Romero Pérez, que le permite realizar diversos trabajos en la construcción, como cocinero, de chófer, etc.
El 28 de agosto de 1941, se encuentra en la Estación de Atocha, donde al aparecer, es reconocido por un carabinero que le detienen y trasladan a la comisaria de la misma Estación, donde le retienen durante ocho días, en los que es víctima de continuas torturas, luego es conducido a la Dirección General de Seguridad. De aquí pasa a la Prisión de Torrijos que sería la primera de una larga lista de centros penitenciaros repartidos por varias ciudades: Prisión Habilitada de la calle Conde de Peñalver, Yeserías, ambas en Madrid, Linares en Jaén, Puente Genil en Córdoba, hasta su destino final en la Cárcel de Málaga.
A su llegada a Málaga a principios de noviembre, es puesto a disposición el Juzgado Eventual Militar, nº. 12, que ya le tenía abierta una causa, ordenando su ingreso en prisión por su adscripción a la CNT, FAI, por haber sido miembro de Tribunal Popular, así como «ser elemento muy peligroso de izquierdas y de ideas avanzadas».
El día 13 de julio de 1943, se celebra el Consejo de guerra, en el que la sentencia ya estaba dictada de antemano. No se tienen en cuenta, ni se mencionan, las declaraciones de varios testigos que habían acusado a Félix Retamero de todo tipo de actos, acusaciones de las que se retractan y dicen que le acusaron presionados y bajo amenazas.
Tampoco tuvo el tribunal en consideración, las declaraciones de varias personas de derechas, que declaran cómo Félix Retamero, les ayudó, e incluso les salvó la vida; entre estas personas se encontraba un sacerdote, de nombre Luis Veras Ordaz, de las Iglesia de San Felipe Neri, al que le ayudó a salvar su vida, así como libros y objetos religiosos. Ninguno de estos testimonios fue tenido en cuenta porque la sentencia ya estaba dictada desde 1939.
El consejo de guerra se convierte en mero trámite y dictar sentencia que ya tenían preparada desde 1939, en la que se le condena a la pena de muerte por el delito de adhesión rebelión militar con agravante. Siendo confirmada la misma el día 14 de septiembre de 1942. Ocho días después, el 22 de septiembre de 1942, a las 6:00 horas, es fusilado en las tapias del Cementerio de San Rafael, por un piquete de la Guardia Civil Rural.
Las últimas cartas de Félix Retamero Pérez a su mujer e hija pequeña
Hace dos años coincidí con una señora que había vivido en el mismo barrio, en la misma calle donde yo pasé mi infancia, y recordando vivencias relacionadas con el barrio, sus gentes, me habló de su madre que había estado casada en primeras nupcias con un hombre que fue fusilado, llamado Félix Retamero Pérez, del que tenían pocas noticias, por lo que me ofrecí a intentar conseguir el proceso, en caso de que existiera.
Me comentó, que al fallecer su madre cuando recogió sus pertenencias, en el fondo de un cajón, encontró, envuelto en un papel de seda, unas cartas dirigidas a su madre y que por la forma en las que estaban debieron ser cartas leídas en muchas ocasiones y guardadas con mucho cariño durante toda una vida.
Cartas que tuve la inmensa suerte, gracias a su generosidad, de poder digitalizar.
Las cartas están escritas entre diciembre de 1941 y septiembre de 1942, la última tres días antes de ser fusilado. Las cartas aportan una valiosa información, nos muestran los sentimientos más íntimos, la cara más humana de una persona comprometida, con unos ideales de igualdad y libertad. Y lo que es muy importante, muestra el amor que ese padre siente por su hija, una niña a la que apenas conoció, y que él, Félix Retamero preso en la cárcel, sin un horizonte, sin esperanza, aún mantiene la ternura hacia su hija a la que le fabrica algunos juguetes, porque nada hace más feliz a un niño que un juguete, debía pensar mientras los construía.
En una de las cartas, nos narra la gran tristeza que le inunda cuando no puede ver a su mujer en las visitas a la cárcel, y el amor que siente como padre hacía su hija.
Las cartas también son testigos de la falta de medios, no contaba ni con papel para escribir, ya que reutiliza el papel en blanco de una de las cartas de su mujer para responderle.
La última carta está fechada el 19 de septiembre de 1942, tres días antes de ser fusilado, mostrándonos el estado de ánimo, las emociones de una persona que sabe que sus días están contados, la angustia y el miedo de un ser humano ante la muerte, ya que tres días después, la vida le han robado a un hombre sencillo, honesto, Félix Retamero Pérez.