José Becerril Madueño

Baza
Granada
Hidalgo Cámara, Juan

Nació el 2 de febrero de 1889 en Alcalá de Guadaira, Sevilla. Tras superar la etapa primaria, obtuvo tras una fase de selección una beca concedida por el ayuntamiento local que le costeó los estudios de grado de Bachiller y lo hizo con tal aprovechamiento, que el cabildo acordó, en sesión del 7 de octubre de 1904, felicitarlo[1].

Su currículum como estudiante universitario fue sencillamente impresio-nante. Además de cursar la licenciatura de Ciencias, también estudió en la Facultad de Medicina de Sevilla, así como aprender la lengua alemana en la Escuela de Comercio de Sevilla. En sus estudios mereció quince matrículas de honor. Se licenció en Ciencias (sección de Química) obtenido mediante reválida en la Universidad de Sevilla el 18 de noviembre de 1914 con 25 años de edad. De extracción humilde, se costeó la carrera mientras trabajaba de mancebo en una farmacia alcareña[2].

En el mismo año que acababa su licenciatura, inició su carrera docente en el Instituto de Sevilla ya en el curso de 1914-1915 explicando las asignaturas de Agricultura y Técnica Agrícola e Industrial. Además impartió Ciencias Naturales durante varios cursos en los colegios incorporados al citado centro sevillano como fueron los de San Francisco de PaulaSan Luis Gonzaga y la Academia Politécnica. Fue miembro de los tribunales de exámenes del citado Instituto en las pruebas de ingreso. En 1915, de manera interina, fue nombrado Ayudante de Ciencias a propuesta del Rector de la Universidad Hispalense (7 de enero de 1915). Lo volvió a ser en 1921 a propuesta del director del Instituto, cargo que desempeñó hasta el 30 de septiembre de 1926.

Estas ayudantías se desempeñaban de forma gratuita[3] por lo que las simultaneaba con otras actividades profesionales ya que en 1920 desempeñó el cargo de químico en la Unión española de fábricas de abonos de productos químicos y superfosfatos con sede en Madrid, y también fue profesor del laboratorio municipal de Higiene del Ayuntamiento de Sevilla en la sección de Química durante el verano de 1922.

En esta etapa, José Becerril empieza su compromiso político, actitud que mantendrá hasta el final de sus días, pues en enero de 1922 era uno de los 29 miembros de la agrupación socialista alcareña y, más tarde en 1927, se afilió a la logia Filipinas  adoptando el nombre masónico de Germinal. Su deber político fue una constante en su trayectoria humana. Sabemos que pronunció bastantes conferencias y discursos en las sedes socialistas y en las Casas del Pueblo de Alcalá de Guadaíra y de Sevilla, lugares a los que iba con frecuencia durante las vacaciones de su etapa bastetana. Esta postura ideológica personal, nunca la ocultó, y fue aún más notable en la etapa bastetana. En este periodo, se casó con Trinidad Gómez Ordóñez[4], también de  Alcalá y allí nació su único hijo, José, el 30 de enero de 1926.

2. La etapa canaria (1929-1932)

Por Real Orden del 9 de enero de 1929 fue nombrado profesor numerario de Ciencias Exactas y Físico-Química del Instituto local de Arrecife, luego fue nombrado Comisario Regio accidental desde el 25 de junio de 1929 hasta el 28 de abril de 1930, día en que tomó posesión de su cargo de director (por R. O. del 12 de abril), puesto que fue confirmado a propuesta unánime del claustro el 6 de agosto de 1931.

Con el advenimiento de la República, José Becerril se adhirió al nuevo régimen llegando incluso a ser concejal del cabildo insular de Arrecife desde los primeros momentos. José Becerril además de su trayectoria profesional en el mundo de la enseñanza, también se implicó de forma decidida y activa en la política de su época. El mismo 15 de abril de 1931, el delegado de gobierno Francisco Sáenz, destituyó el cabildo y luego… fue nombrando para desempeñar los cargos del nuevo cabildo al servicio de la República. En los siguientes días a la proclamación de la segunda República, José Becerril participó activamente en las sesiones del ayuntamiento canario compaginándola con la dirección del Instituto Local.

Durante el curso 1931-1932, decide abandonar el centro canario y participa en el concurso de traslado como profesor de Matemáticas obteniendo el número dos de los aspirantes de todo el territorio nacional consiguiendo la plaza del Instituto de Baza[5].

3. Los primeros años de la etapa bastetana de Becerril (1932-1933)

Como hemos referido antes, el 14 de marzo de 1932, Becerril toma posesión de su puesto de profesor de Matemáticas. El 10 de octubre es cuando se nombra al nuevo director, José Becerril Madueño, por Domingo Barnes y Salinas, subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, a propuesta unánime del claustro del Instituto[6]. Y como ayudante y nuevo secretario del centro a Juan Miguel González Carrillo, forense y profesor de Educación Física. Ambos será la pareja directiva del instituto bastetano hasta el final de la Guerra Civil.

El primer problema que deberá resolver el nuevo director es la finalización de las obras y el acondicionamiento del edificio remozado con todas sus rémoras para el curso escolar 1932/1933 que tendría que haber comenzado. Becerril, seguramente al tomar la dirección del centro, proyectó la creación del aula de Preparatoria y de la residencia. No sabemos muchos detalles pero se habilitó otro local, una casa sita en la calle de Fernando de los Ríos, nº 13 (Actual calle de las Monjas) con un contrato de alquiler que empezaba desde el 1 de octubre de 1933 con un duración de un año.

El clima del centro se enrareció debido a las primeras huelgas protagonizadas por los escolares. La primera de ellas posiblemente sea la que colmó el vaso ya que en el  mismo día que el director Becerril pedía la dirección del Instituto de Morón, varias alumnas habían puesto un crucifijo en la sala de Estudios, aunque al día siguiente se arrepintieron y suponemos que lo retirarían[7]. En una persona tan firme en sus principios, defensor de la escuela laica como era él, tuvo que suponer un fuerte revés.

El comienzo del curso de 1934/35 empezó un poco más tarde ya que el 8 de octubre el rectorado de la Universidad  ordenó la suspensión del comienzo de las clases hasta nueva orden,  curso que empezó el día 19. Esta tardanza se debió a los sucesos de la Revolución de Octubre en Asturias, que una vez pacificada o duramente reprimida, hizo que todo volviera a la normalidad[8].

Uno de los aspectos más novedosos y llamativos de la trayectoria personal y profesional de José Becerril Madueño fue la instalación de una emisora de radio, la primera de Baza y su comarca. En palabras del propio Becerril se pedía la emisora de radio  para «que sirva para divulgar la cultura por medio de conferencias, cursos de idiomas, lectura de clásicos, audiciones musicales, etc.». El otro proyecto que definitivamente va a empezar a funcionar será el de la biblioteca del Centro que también será la pública o popular de la ciudad.

Fuera, asistimos al contraataque de la Iglesia para recuperar la actividad docente prohibida en el anterior bienio de la República. Este hecho magnificado por el diario Ideal, en su edición del 4 de octubre, comunica que el Obispo de Guadix, Manuel Medina Olmos inaugura una escuela católica, La Purísima, en el antiguo edificio que fue Colegio Seminario de la antigua Plaza Mayor, contiguo al Instituto[9]. Cierto que era escuela de primera enseñanza, pero de su actuación se le privaría alumnos para el centro dirigido por Becerril en el futuro, ya que por ejemplo tenía más de 100 alumnos en el curso 1934-35, según el diario Ideal  del 6 de enero de 1935.

Los miembros de la comunidad docente del Instituto, como es lógico suponer, no profesaban las mismas ideas políticas, ni demostraban el mismo entusiasmo por la República. Esta situación de enfrentamiento fue creciendo a medida que transcurrían los años teniendo su punto culminante en plena contienda civil como veremos más adelante. En el Instituto llegaban las tensiones entre los grupos sociales e ideológicos bastetanos que, a su vez, era el reflejo de lo que ocurría a nivel nacional. El Instituto, los profesores y los alumnos no eran ajenos a este clima de enfrentamiento. Su firmeza de carácter, su rectitud en el trabajo también es subrayado por todas las declaraciones de las personas que fueron sus alumnos. A ello se une que nunca ocultó su pertenencia al partido Socialista Obrero Español así como a la Masonería además de su defensa  de la escuela laica. Esta actitud le granjearía la enemistad de buena parte de las clases dominantes tradicionales bastetanas, y además por ideología y personalidad, casi nunca aparece en los actos sociales de Baza tal como recoge el diario Ideal. Cuando el ayuntamiento, los simpatizantes de Lerroux y la presidenta de la Asociación femenina de Acción Popular[10], invitan al Instituto para que asistan a los actos en memoria de las víctimas por los sucesos revolucionarios de Asturias «En defensa de la Patria», el claustro y él mismo dicen que por ser un día hábil y por tanto  de clase, no se les puede complacer[11].

Las cuestiones profesionales se fueron mezclando con las cuestiones políticas y sociales, de las que ya encontramos atisbos en 1934 y 1935, para ir creciendo. A tenor de la documentación, escasa e indirecta, podemos aventurar  el carácter extremadamente cumplidor de Becerril hacia sus compañeros[12]. Sin embargo los problemas más graves surgen cuando además de las cuestiones profesionales se mezclan con las diferencias políticas.

La cuestión más sonada fue las constantes llamadas de atención al profesor, Felipe Ruiz de Huidobro y de León, encargado del curso de Física y Química, que tomó posesión el 27 de octubre de 1934, tras los sucesos de octubre. Ruiz de Huidobro era presidente de las Juventudes de Acción Popular (J.A.P.) de Baza desde principios de 1935[13], el partido de José María Gil Robles. El primer enfrentamiento se debió al uso del aula de Física y Química, que el encargado de curso quería para su exclusivo servicio, incluso elevando su petición al ayuntamiento de Baza[14]. Becerril, firme, contestó… dará sus horas habituales de clase y así poder ser utilizada el aula por otros profesores. La primera ocasión en que fue reprendido se debió a que no cumplió su horario de biblioteca, Becerril envió al conserje, Jesús Moreno Pretel, a su domicilio para informarle de sus obligaciones. Ruiz de Huidobro respondió «de una manera terminante me comunicara que no daría clase de Biblioteca». Becerril, a su vez, contestó: … le recuerdo por última vez, por medio de este oficio, que ni usted ni yo podemos alterar los acuerdos del claustro y que mi deber es hacer que se cumpla los citados acuerdos[15] . Felipe Ruiz de Huidobro no se amilanó ya que volvió a faltar a otra clase, hecho que provocó otro oficio  de Becerril: Tengo el honor de comunicarle, que he tenido que dar en el día de hoy la clase de aritmética según Plan de 1903 que a  Usted le corresponde según acuerdo del claustro… y aclarándole que no está permitido citar a los alumnos para dar clases en su domicilio particular[16] . Aparte de las diferencias ideológicas y profesionales, es notorio que José Becerril vigiló y reprendió a Felipe Ruiz de Huidobro por sus faltas de asistencia y su incumplimiento laboral y docente. Ya veremos después, que se tergiversará estos sucesos y otros en el sumario contra José Becerril para acusarle de perseguir a profesores y alumnos de ideología contraria. De los testimonios orales de sus alumnos, de diferentes cursos, como nota común, todos declaran que en sus clases y en la de los demás profesores nunca se hablaba de política[17], incluso en los días de la Guerra Civil.

4. De la casi supresión del Instituto Local a la consecución del Instituto Nacional de Bachillerato de Baza (1935-1936)

A pesar de los contratiempos y de los problemas, parecía que el Instituto Local iba remontando el vuelo, pero a finales de 1934 como había ocurrido un año antes volvió a producirse la mayor amenaza del centro que era ni más ni menos que su supresión. La gravedad del asunto producirá un amplio movimiento social y político que desembocará no sólo en su desaparición sino en su consolidación alcanzando la categoría de Instituto Nacional, vieja promesa ya anunciada por el Ministerio de Instrucción desde el lejano 18 de junio de 1933. El comienzo de 1936 está marcado por las elecciones fijadas para el 16 de febrero. Por esta razón, el Ministerio de Instrucción había decretado la suspensión de las clases desde el día 10 al 17. La victoria del Frente Popular  crispara el ambiente de manera tal que en el Instituto se vivirá una situación anormal que se prolongará durante la Guerra Civil.

5. Desde el Frente Popular hasta el final de la República (1936-1939)

La victoria del Frente Popular produjo que la reanudación de las clases no se hiciera en un ambiente de normalidad debido a la no incorporación de buena parte de los profesores. Becerril, con su proverbial meticulosidad, envió un oficio a todos los profesores que habían faltado a clase[18], que era la mitad del claustro (5 de 10). Las fuentes consultadas no nos dan más noticias de este calibre pero suponemos que con la radicalización del clima político y el posterior estallido de la Guerra Civil, las clases conservadoras y sus hijos se retirarían de la escena y del Instituto como podremos atisbar más tarde. Por el libro de Entrada de documentos tenemos constancia de los oficios enviados por los directores de los institutos de Guadix, «Padre Suárez» de Granada, y del de Almería, y el de Cuevas de Almanzora, enviando las calificaciones de alumnos que suponemos deseaban matricularse en el de Baza. Se siguen produciéndose pequeños enfrentamientos entre Becerril y algunos miembros del claustro, aunque en esta ocasión no sea ni por las faltas de asistencia.

Casualidad o no, Becerril en este fatídico verano de 1936 estaba organizando unas actividades culturales dirigidas a los alumnos de enseñanza primaria de la localidad. Becerril comunicará una invitación a cada maestro. En detalle, sólo nos fijaremos en la contestación del primer maestro, José Cervilla «… por el que invita a diez de sus alumnos y a él para que asistan al ciclo de proyecciones cinematográficas que ha de dar en este centro; demostrando el interés que se toma por todo aquello que es progreso y cultura por lo cual se complace en aceptar gustoso la invitación y en nombre de los niños y en el propio le da las más expresivas gracias»[19]. Por las contestaciones conocemos cuantos maestros aceptaron la invitación y también que se hacía cada sábado[20].  Al final se apuntaron 140 alumnos con sus correspondientes maestros. No sabemos si la rebelión  militar del 18 de julio en la península interrumpió este ciclo de cine didáctico, pero si a cambiar totalmente el rumbo de la ciudad de Baza, del instituto y de nuestro protagonista.

A la caída de Granada en manos de los rebeldes, Baza se convirtió en la capital republicana de la provincia,  y en ella se daba una situación de gran estabilidad en comparación con la agitadísima etapa vivida por el resto de la zona leal granadina. Influyó para ello, claro está, el distanciamiento del frente, pero sobre todo la tarea de normalización emprendida por las nuevas autoridades populares bastetanas.

En este comarca se produjo el predominio del bloque marxista formado por el PSOE y el PCE, y ya desde finales de agosto actúa un comité revolucionario en el que se integran «el alcalde Manuel Ramos y los concejales socialistas, Sebastián Pérez Fernández, Benito y Ramón Yeste Valenzuela, los republicanos Sebastián Meca, Manuel Bou, el profesor de instituto Manuel (sic) Becerril y los líderes comunistas Juan Casildo, Laureano Gil Vela, Cayo Santa Olalla y los anarquistas “El Zapatero” y “El Gitano”». Como podemos apreciar, Becerril nunca rehusó el compromiso político uniéndose a la causa republicana. Este comité de salvación surgió con el objetivo de neutralizar a los Guardias Civiles sublevados de la guarnición el 25 de julio.

Una vez restablecida la situación se intenta volver a la normalidad[21] en «un estado de guerra», cuestión esta bastante problemática. José Becerril tras ser miembro fundador de este comité de Salvación, no aparecerá más en ninguno de los numerosos comités que surgieron en este periodo, ni tampoco será concejal en ninguna de las numerosas formaciones del ayuntamiento del Frente Popular de Baza, ni tampoco estará en el grupo de dirigentes provinciales que integrarían el «Comité Provincial del Frente Popular» formado a instancia del gobernador Gracia y Pons. Como militante socialista tampoco vemos su nombre en ninguna de las frecuentes pugnas entre los miembros del PSOE ni a nivel provincial ni local. Pero en el enfrentamiento entre los seguidores de Largo Caballero y los de Juan Negrín, José Becerril tuvo que alinearse con el bando de este último partidario de la unión con los comunistas para ganar la guerra, ya que en el militaban sus principales amistades como eran  los alcaldes Manuel Ramos Esteban, y Sebastián Pérez Fernández, y los más intelectuales como eran el ministro Fernando de los Ríos y el ginecólogo Alejandro Otero Fernández, prohombres del socialismo granadino[22].

Fuera de las luchas políticas, Becerril contribuirá a la causa republicana durante la guerra, a través de dos de sus proyectos, criaturas suyas, como son el Instituto y la emisora además de reorganizar la enseñanza primaria del municipio de Baza. En cuanto a la emisora, José Becerril puso rápidamente su pequeña emisora al servicio de la causa antifascista, emitiendo de la casa en alquiler que tenía, de manera tal que en el ACB del 13 de enero de 1937, se aprueba un voto de gracia a propuesta del alcalde, Sebastián Pérez Fernández[23] . Becerril fue quien la construyó y mantuvo corriendo con los gastos. Le auxiliaron a la hora de confeccionar la programación y emisión su compañero de instituto, Ricardo Aguilar y también el maestro nacional, Antonio Gallego[24].  Sin embargo, durante la Guerra, su pequeña emisora EA-7-CE también sufrió problemas por parte del bando republicano ya que fue incautada el 13 de octubre de 1937 por el centro de Telégrafos de esta ciudad. Becerril consigue recuperarla por la intercesión  del Gobernador Civil, Antonio de Gracia Pons el 7 de noviembre. Cuando procedía a su restauración, ya  que incluso le habían desmontado la antena de emisión, la comandancia militar le ordena que desaloje su casa, el nº 13 de la calle de las Monjas porque en ella se alojaron asesores militares soviéticos. Veinte días más tarde, Becerril recibe un oficio del jefe de Telégrafos de Baza pidiéndole la razón de porqué la radio no emitía. Pidió ayuda económica al ayuntamiento para la recuperación de la emisión, petición que fue denegada por el Consejo Municipal. A pesar de ello, Becerril persistió en su empeño y la emisora volvió a funcionar hasta el final de la guerra, aunque parece que con ayuda popular[25].

La actividad docente no se reanudó en sus fechas acostumbradas. Los exámenes de ingreso, y los exámenes de conjunto de los diferentes cursos  que se acostumbraban a realizar en torno al 30 de septiembre de cada año, en esta ocasión se retrasaron hasta el mes de marzo de 1937. En estos meses de inactividad, únicamente José Becerril junto a los profesores Mariano Motos y Ricardo Aguilar se ocuparon  en «las clases intermedias para alumnos seleccionados de las Escuelas Nacionales» y en redactar «trabajos de carácter social que se leen ante la emisora EA-7- CE de Baza»[26]. No sabemos exactamente en qué consistía la campaña y sobre todo, quien o quienes la promovían. Lo cierto es que el curso se  tuvo que iniciar en la segunda quincena de marzo, con casi cinco meses de retraso. Sin embargo, el instituto de marzo de 1937 no era el de mayo de 1936. La parte de la planta baja fue de nuevo cárcel para los sospechosos de defender la causa rebelde.

En el Instituto se formó un comité del Frente Popular por una circular del ministerio de Instrucción con representantes de la UGT, del ayuntamiento, y de la F.U.E.  Este comité vigilará tanto a los alumnos como a los profesores su actitud en relación al bando Alzado, y los sospechosos serán apartados, aunque algunos fueron rehabilitados a los pocos días en sus cargos[27].

Y  también que el número del alumnado matriculado bajó tanto en los oficiales como en los libres, aunque tampoco en una gran proporción. Los hijos de las familias sospechosas de colaborar o de profesar la misma ideología que el «Bando Nacional» no se matricularían, pero tampoco aquí podemos mantener una postura absoluta y taxativa. Nos consta que muchos alumnos de clara ideología fascista continuaron sus estudios en el instituto durante toda la Guerra, otros se trasladaron a otros institutos, y otros simplemente durante este trienio académico no fueron a ningún centro de enseñanza secundaria. Por el contrario, alumnos de otros centros, por estar suspendidos por la guerra o por el traslado de su familia a Baza, se matricularon en el instituto que dirigía Becerril.

Otro hecho que «normalizó» al instituto fue la creación de la «Cárcel del Estado» en la escuela Católica que fue incautada la Iglesia, contigua al Instituto, con lo cual éste –suponemos- no tendría esa dependencia provisional desde el primer momento del Alzamiento del 18 de julio. Sin embargo, el hecho más importante a nivel académico de este año fue el cierre del Instituto de Guadix, y por tanto, sus alumnos becarios y aquellos que querían seguir estudiando pasarían al de Baza[28].

Aunque Baza se encontraba lejos de los frentes de Guerra, aparte de lo dicho anteriormente, encontramos otros hechos que condicionaban la vida del centro. A título de ejemplo, podemos citar dos hechos. Uno, desde el ministerio se ordena que se celebre en todos los centros escolares un «Justo homenaje al ejército popular de la República» con motivo de la victoria de Teruel ensalzando su labor contra el fascismo. Becerril consigue el permiso para que el acto sea radiado[29]. El segundo, es por un oficio del Gobernador Civil de Baza, la dirección del instituto se pronuncie en lo referente a «Refugios en los Centros de Enseñanza». Becerril contestará rápidamente en este asunto ya que es el propio Comandante Militar de Baza quien le responde. Era La Junta de Defensa quien construía estos refugios contra las aeronaves enemigas.

También desde principios de 1938 se multiplican los informes de las agrupaciones políticas de diferentes municipios con informes políticos y económicos con el fin de depurar a los alumnos con posible ideología fascista y/o confirmar la situación económica de los alumnos becarios para evitar los fraudes[30].

El final de este curso tuvo que celebrarse con normalidad dentro del contexto extraordinario del conflicto bélico[31]. Los exámenes de mayo y de septiembre se celebraron en los días acostumbrados (30 de mayo y 30 de septiembre de 1938) siendo ya los últimos del periodo republicano. Aún en el último curso de 1938-39, el ritmo de matriculaciones fue alto, ya que el número de alumnos con régimen oficial era el mismo de 1935-36, anterior al estallido de la Guerra Civil, es decir, con todas las dificultades y todos los problemas, Becerril había conseguido salvar y mantener a su Instituto. La única noticia académica que tenemos de este último año es que se sigue potenciando la Biblioteca del Instituto ya que es la única de la ciudad. Cuando entraron los llamados «nacionales», varios alumnos lloraron, entre ellos, alguno de los entrevistados, porque «cerraban el Instituto». A partir del 30 de marzo de 1939, cesaba el Instituto, ya no habría más clases, y los exámenes del 30 de mayo de ese año nunca se celebrarían. El Instituto de la República fue clausurado.

6. El final de José Becerril Madueño (4 de septiembre de 1939). El sumario

En esta última parte, intentaremos reseñar el frío sumario con los apasionados testimonios orales de ciertas alumnas que tuvieron la ocasión de ver a nuestro biografiado en sus últimos días. El mismo día del final de la guerra o el día de la Liberación según los vencedores, con la entrada de las tropas en Baza, las clases del instituto fueron suspendidas. Los presos que estaban en la cárcel de la Plaza Mayor fueron liberados. Ahora empezaba la encarcelación de los vencidos.

En el día 30 de marzo de 1939, entraron en su domicilio y se lo llevaron detenido tanto a él como a su mujer, Trinidad Gómez, dejando a su único  hijo, José, Pepín para sus compañeros y amigos de clase, completamente solo y desamparado José Becerril fue prisionero en la cárcel para hombres que el ejército estableció en la iglesia de los Dolores en unas condiciones lamentables de hacinamiento por lo exiguo del lugar mientras que Trinidad fue confinada en la antigua cárcel del instituto en la Plaza Mayor.

Con respecto a José, conservamos su sumario[32]. El juez militar fue Ramón Entrena Fernández que se encargó de instruir el procedimiento sumarísimo de Urgencia el 19 de abril de 1939, pero ya el 8 de abril se le había hecho una ficha cuyos principales cargos:

–  Dirigente y agitador de acción del Partido Socialista.

–  Masón.

– Durante la etapa roja (sic) construyó una emisora de la que se valió para dar conferencias de propaganda marxista.

–  Autor supuesto de unas fotografías en las que se veía un sacerdote con «escenas inmorales realizadas con señoras y señoritas de la buena sociedad de Baza las que exhibió (sic) en grupos de obreros  en la plaza… y haciendo colecciones para la venta con lo cual excito a las masas populares los cuales asesinaron»[33].

Estas acusaciones provenían de declaraciones anteriores  que coincidían en que «el individuo JOSE BECERRIL MADUEÑO, fue uno de los principales cabecillas del pueblo de Baza». Poco después se constituía el 23 de abril de 1939 el tribunal, siendo juez el mencionado Ramón Entrena Fernández, juez militar nº 4; el secretario designado fue el falangista Juan García-Romero y Delgado. Ese mismo día  se recoge la declaración de José Becerril Madueño, en la que se recoge lo que sigue extractado:

– Era director del Instituto de Segunda Enseñanza y afiliado a la Agrupación socialista de esta ciudad.

– «Que ha pertenecido a la masonería por el grado primero desde 1925, siendo cierto que llevaba en la solapa las insignias de dicha secta, haciendo ostentación de las mismas».

– Confirma la emisora que era de su propiedad.

– Se vuelve a exponer el asunto de las fotografías inmorales del sacerdote J. d. D. C. pero fue el Comité Revolucionario (se supone el de defensa) quien encarga una tirada al fotógrafo M. C.

– Se le acusa también de al mudarse de casa, se llevó un piano del primer domicilio al nuevo, en la misma calle unos números más arriba[34].

A partir de este momento se suceden las declaraciones de los acusadores. El primero es el fotógrafo M. C., que declara que «El Becerril era aficionado a las fotografías, pudiendo asegurar el dicente porque a su establecimiento le han llevado en muchas ocasiones cliché para revelar y hacer copias, figurando en ellos chicas del Instituto en grupo»; El siguiente en declarar es A. N. I., que acusa a nuestro biografiado  de haber «… actuado siempre en política de extrema izquierda, haciendo alardes de ateísmo y convirtiéndose en propagandista especialmente cerca de la juventud de ideas marxistas y disolventes, envenenando con sus constantes predicaciones a todos aquellos que tenía a su alrededor… que actuó, dirigiendo y aconsejando a los elementos de extrema izquierda, asistiendo a los plenos que se celebraban en el gobierno civil y en general siendo el responsable de todos los desmanes y crímenes que en esta ciudad se han cometido»[35]. Se sigue repitiendo el asunto de la emisora, ya que el acusado «hizo personalmente propaganda extremista y en contra de las Fuerzas Nacionales», y sigue insistiendo en la cuestión de las fotos inmorales que produjo la tortura y el asesinato del expresado sacerdote.

También encontramos la declaración del profesor Ricardo Aguilar López, compañero de Becerril conociéndolo desde 1933 y «que su primera impresión de dicho individuo fue la de que se trataba de un hombre trabajador y cumplidor de sus deberes profesionales». Que durante la Guerra Civil «persiguió a sus compañeros de profesorado principalmente a aquellos que profesaban ideas de derechas». Sigue insistiendo en el papel de la propaganda de la emisora. También haciéndose eco de la acusación popular le sigue achacando la composición de las fotos indecorosas, pero introduce la duda de si dichas fotos fueron exhibidas antes o después del asesinato del cura C.[36]

A continuación se redactó el auto de procesamiento en el mismo 23 de abril que reafirmaba en todas las acusaciones anteriores haciendo hincapié en su afiliación socialista y masonería, en el asesoramiento de los comités revolucionarios, en excitar al pueblo para la consecución de los asesinatos, en la divulgación de las fotografías ya mencionadas, y en la persecución de los compañeros y los estudiantes de ideología derechista.

Se le acusa de rebelión militar y se le ratifica en todos sus cargos. Se vuelve a hacer la indagatoria del encartado siempre en el mismo día ―23 de abril―. Conocemos su descripción física[37]. Becerril ante todos los cargos, dijo: que no es cierto[38].

A continuación, aparecen los informes del párroco de San Juan, J.M. del 20 de abril, que califica a Becerril de «… individuo indeseable y mal visto por la opinión sana»; luego el del comandante de la Guardia Civil del puesto de Baza, A. M.M. del 22 de abril que lo califica como «… es individuo de ideas avanzadas marxistas, principal inductor de cuantos desmanes, saqueos, robos y asesinatos se cometieron en esta localidad…; y el último informe del representa falangista S. S. del 23 de abril, donde se le vuelve a acusar de asesor, propagandista e inductor de asesinatos así como de perseguidor de sus compañeros y alumnos de ideología derechista; luego vendría el informe del alcalde B. Lozano, que dice lo mismo pero en un tono aún más duro: «era el asesor de los marxistas locales de cuyas canalladas es el principal responsable».

Se vuelve a indagar a nuestro biografiado todo el mismo 23 de abril, y el juez Entrenas le pide al encartado si lo desea, designe el nombre de testigos que puedan servirle de descargo de los actos realizados y que han dado lugar al auto de procesamiento, dijo: que solicita se le reciba declaración a los vecinos de esta ciudad D. Miguel González Carrillo, D. Salvador Sánchez Carrillo». Esta segunda indagatoria sólo duró siete minutos.

Ambos testigos habían sido profesores del Instituto. Salvador Sánchez Carrillo dijo que había sido auxiliar de Ciencias, interino, y que le había comprado una radio marca «La Voz de su amo», que representaba Becerril. Por lo demás ratifica su exaltado izquierdismo y la propaganda antifascista y contraria al Movimiento de su emisora.

En cuanto a Miguel González Carillo, compañero de dirección del centro desde 1932. Por un lado de su declaración, le alaba su profesionalidad como docente: «sabiendo de él que asistía puntualmente a sus clases y demostraba celo por la enseñanza»; pero en el aspecto político, remacha su izquierdismo exaltado, su militancia en el partido socialista y su ateísmo. Sigue insistiendo en la persecución que hacía de los alumnos y profesores; y también destaca el papel de la emisora, en la que el mismo Becerril leía personalmente las notas que le enviaban los comités revolucionarios.

El mismo 23 de abril se declara concluso el procedimiento Sumarísimo de Urgencia ratificándose en todas las causas del proceso. El 28 de abril se constituía el Consejo de Guerra[39] notificándole la composición al propio Becerril que estaba presente y el fiscal mantuvo los hechos de autos  constitutivos de delitos: Rebelión, asesinato, espionaje, injuria y escándalo público y contra libertad de conciencia[40].

Y solicitó  para el procesado  tres penas de muerte, diez años de prisión mayor, seis meses de arresto mayor y cinco mil pesetas de multa y seis años de prisión menor y cinco mil pesetas de multa[41].

Becerril, oído el proceso, manifestó: «Que él no es culpable. Contestó al vocal ponente que él solo no hablaba en la Radio, sino también Antonio Gallego». Fue su última declaración oficial. Su muerte estaba anunciada.

En el mismo día se pronunciaba su sentencia, se ratificaban en todas las acusaciones, y la condena fue la pena de muerte[42].

Su ideología, la pertenencia a la masonería y al Socialismo, y el papel de su emisora son verdades evidentes, y para la justicia franquista vencedora, los principales cargos y el máximo enemigo que había que aniquilar.

Sin embargo, no se le pudo probar ningún asesinato ni ser inductor de ningún crimen. Con respecto a los robos, eran acusaciones de su primer casero. Por la honradez y la generosidad en su labor al frente del instituto, no creemos que Becerril pudiera quedarse con algo que no fuera suyo. La cuestión del piano posiblemente fuera suyo o que se lo llevase al nuevo domicilio, ya que su mujer sabía tocarlo. Desde luego es una acusación muy endeble.

Queda la cuestión del montaje de las fotografías. Las acusaciones no coinciden: a veces son fotos de señoritas de la buena sociedad bastetana (¿cómo se harían esas fotos?) y en otras eran las propias criadas del sacerdote asesinado. Tampoco se ponen de acuerdo si la difusión fue antes o después del asesinato. El mencionado sacerdote no tenía buena fama en el pueblo. También fue la víctima más ilustre de «Las hordas rojas». Becerril, además de ser ateo y masón, era un gran fotógrafo. Además, con toda probabilidad, el más intelectual del bando republicano, y eso era un gran delito a ojos de la maquinaria militar franquista. Con acusarle de ser el que hizo el montaje, se le acusaba de ser el inductor (un delito de sangre) y además se redimía al poco presentable sacerdote ante los suyos.

José Becerril estuvo encarcelado en la actual Iglesia de los Dolores con todos los prisioneros republicanos bastetanos como eran los hermanos Manuel y José Ramos Esteban, Sebastián Pérez Fernández, Benito y Ramón Yeste Valenzuela, Sebastián Meca, Manuel Bou, Laureano Gil Vela, etc.

Tenemos la suerte de contar con el testimonio de dos personas, niñas entonces, alumnas de José Becerril. Sus recuerdos nos permiten reproducir los últimos días de nuestro biografiado.

Braulia Ramos Esteban fue a la cárcel de Los Dolores para visitar a su padre y a su tío preso. Recuerda que junto a la iglesia que era la cárcel existía una escalera que llevaba a un despacho donde actuaba la policía militar, dependencia que estaba en la casa del arzobispo. Se encontró a José Becerril, que vendría de un interrogatorio, había perdido las gafas, llevaba barba, y tenía un ojo morado, completamente cerrado y perdido, en unas lamentables condiciones de aseo; todo ello nos da una idea de las insalubres condiciones de los prisioneros. Becerril solo pidió, a ruegos de Braulia, una lechuga. Hortaliza que le llevó al día siguiente pero él ya no estaba, había sido asesinado contra la tapia de un cementerio.

El otro testigo era Josefa Fernández Lorente, compañera de la anterior y alumna de la misma clase de José Becerril. Una muchacha, a la cual el director había logrado colocar en la Azucarera de Caniles, logró que el prisionero Becerril le pasara una nota que le pasó a ella y decía así:

     Pepita: agradecería me mandase una camisa, unas cuartillas y un lápiz.

La muchacha, hija de un modesto pintor, con la complicidad de su madre (su padre no lo supo) consiguió una camisa blanca (de su padre, que actuaba en una rondalla), las cuartillas y el lápiz. Además consiguieron también enviarle un bocadillo de jamón, que era el comestible más preciado que le pudieron llevar. La camisa sería la que llevaría Becerril en la madrugada de su ejecución. Las cuartillas serían para escribir su última voluntad a su compañera[43] también presa. El lápiz lo recogería después su hijo Pepín.

La sentencia fue confirmada por el Consejo de Guerra sumarísimo Permanente radicado en Sevilla el 6 de junio de 1939. Se elevó la propuesta de pena a la Asesoría Jurídica del Cuartel general de S. E.  El Generalísimo, que contestó mediante teletipo recibido en Sevilla el 25 de agosto, con el lacónico y lúgubre dándose por enterado de la pena impuesta a José Becerril Madueño. Una semana más tarde, el delegado jefe de  Justicia Militar en Granada confirmaba el proceder de la ejecución de la sentencia, que en Baza se confirmó el 3 notificándole a Becerril la pena, que fue ejecutada en la madrugada del 4 de septiembre de 1939 por un pelotón militar de la División 32, 3º regimiento establecido en Baza. Fue asesinado junto a Manuel Bou Pardo, agente comercial, concejal y afiliado a Izquierda Republicana[44]. En ese mismo día se procedió al sepelio y enterramiento en el cementerio de la ciudad.

Becerril simplemente por su pedagogía y por la aplicación de nuevos medios de enseñanza tal como el cine didáctico y la emisora de radio fue un adelantado de su tiempo. Por su afán en desarrollar y hacer crecer el instituto, la enseñanza, es decir la cultura, merece un reconocimiento fuera ya de las consideraciones políticas e ideológicas.

Su creación y el fruto de su empeño fue el Instituto Nacional de Enseñanza Secundaria de Baza, un centro que para la época tenía mejores instalaciones, más alumnos, más medios como biblioteca, emisora, estación meteorológica, residencia de estudiantes que muchos institutos de capitales de provincias, y además la oferta de sus servicios que además de la docente, ofrecía cursos nocturnos para obreros y obreras, proyecciones de cine didáctico, emisiones con fines culturales, no creemos que hubiera muchos como el Instituto bastetano en la  España de la época.

Por eso nos parece una infamia y una canallada, por parte de aquellos que se levantaron contra el régimen republicano, que clausuraron el instituto, que asesinaron a su director, y que después de manera infructuosa quisieran reabrirlo, y aquí viene, lo más grave, acusaron a Becerril ―sin nombrarlo― de haber sido el causante de su  decadencia que justificará su cierre.

Fuentes de archivo

http://bibdigital.rjb.csic.es/Imagenes/P0021_28/P0021_28_013.pdf

Publicaciones sobre el autor

Juan Hidalgo Cámara, Francisco Tristán García. José Becerril Madueño, Director del Instituto Nacional de Bachillerato de Baza durante la RepúblicaLa lucha por enseñar. Péndulo. Papeles de Bastitania, Nº. 9, 2008 , págs. 427-476

http://www.ideal.es/granada/20080916/provincia/publicacion-rinde-homenaje-jose-20080916.html

http://www.fpabloiglesias.es/archivo-y-biblioteca/diccionario-biografico/biografias/2696_becerril-madueno-jose

González Fernández, Ángeles: Los orígenes del socialismo en Sevilla. 1900-1923.   Sevilla, Ayuntamiento de Sevilla, 1996, 307 pp.

http://webdebaza.com/Trib_abierta/Ult_pag/2011/ult_pg_152.html

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[1] Los datos están extraídos de su expediente en DIBAG. Esta documentación sin catalogar, está compuesto de 58 libros y 35 carpetas de legajos, perteneciendo al primer Instituto de Baza, estaba depositado en el I. Ángel Ganivet de Granada desde 1941. De sus libros, tenemos el titulado «Srs. Profesores. Expedientes Personales». Baza, del que hemos extraído estos datos (Hoja de servicios del 10 de junio de 1936).

[2] Alcalá de Guadaira, 21 de de julio de 1936. Historias de una venganza, Félix J. MONTERO GÓMEZ, Sevilla, 2007, pp. 267-269.

[3] Nos referimos a los salarios dados por el Ministerio y el ayuntamiento local. Sólo cobraban los profesores titulares y los catedráticos de bachillerato, no los ayudantes. Estos lo hacían cuando sustituían al titular e impartían clase directamente. Otro aspecto era recibir pequeñas aportaciones toda la plantilla en función de un reparto de los  ingresos que tenían los centros por derechos de matrículas en las convocatorias ordinarias y extraordinarias, expedición de certificados, títulos y otros documentos académicos.

[4] Enviudó de Antonio Sanabria Romero  con dos hijos, Baradiles y Antonio, para luego unirse a Becerril.

[5] Expediente personales profesores, José Becerril Madueño, DIBAG. En el mismo comunicado del ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes en el que se le nombra profesor de Matemáticas del instituto bastetano con fecha del 30 de enero de 1932.

[6] Expedientes personales profesores, José Becerril Madueño, DIBAG. Por el cargo, tendrá una gratificación anual de 350 pesetas a cargo del Ministerio. Aunque de forma interina, desempeñó el cargo desde el uno de octubre.

[7] Libro de Salida de documentos, oficios 794, 795, 796 y 797 correspondientes a los días de 23 y 24 de noviembre.

[8] ACB del 19 de octubre de 1934, en la que la corporación de forma unánime aprueba enviar un telegrama de adhesión a la labor del gobierno por la represión del movimiento revolucionario. Además se propone poner el nombre de Alejandro Lerroux a la calle Alamillos.

[9] El Obispo Medina Olmos pronunció un discurso que fue recogido por el diario afín: … sostenimiento de centros de enseñanza católica, para que el arma del ateísmo no se apodere de la juventud e inculque en ella el más degradante materialismo… para que estos niños a quienes el sectarismo les privó de la presencia de Cristo en la escuela… Como director fue nombrado, el sacerdote Simón Reyes Troyano.

[10] Era María de Zafra de Vivar, que presidía una asociación femenina dedicada a catequizar a las mujeres trabajadoras, dependientes de Acción Católica, es decir, impulsada por la Iglesia Católica. Además ella era familiar de Rodrigo Díaz de Vivar, presidente de Acción Popular de Baza, con cierto protagonismo político social en Baza. Ideal del 15 de noviembre de 1934

[11] Salida de documentos, op. cit. Oficio del 10 de noviembre de 1934. Sin embargo, si se hace una colecta de 50 pesetas entre los miembros del claustro para una colecta abierta por el ayuntamiento para premiar a la fuerza pública por los pasados movimientos revolucionarios. Libro registro de entrada…, oficio 196 del 5 de noviembre de 1934.

[12] Por ejemplo, mediante escrito le pregunta al profesor Mariano Motos Fagués la no impartición de su clase de agricultura en el laboratorio de Física y Química el 6 de diciembre de 1934. También le requiere a su secretario Miguel González Carillo cuáles eran sus horas de dedicación a la secretaria (Oficio del 5 de febrero de 1935, según el libro de Salida de documentos, op. cit.).

[13] Este personaje rápidamente encumbrando por el diario Ideal y citándolo como catedrático del Instituto cuando sólo encargado de curso, y no profesor titular o catedrático como lo era Becerril. (Ediciones del 27 de enero y del12 de julio de 1935).

[14] Oficio 335 del 30 de noviembre de 1943. Salida de documentos, op. cit.

[15] Oficio 7 bis del 17 de enero de 1935, en Salida de documentos, op. cit.

[16] Ibidem, oficio 8 del 18-I-1935.  En cuanto a los alumnos que atendía en su domicilio particular, tenemos un oficio del 30 de abril de 1935 dirigido al rector de la U. de Granada en la que solicita autorización para dar clases particulares a las señoritas Encarnación y Elena Portillo – alumnas de claro signo derechista-. El claustro accede a darle el permiso siempre que estas clases privadas sean dadas a distinta horas de su clase y diferente local.

[17] Todos ellos pensaban y piensan que José Becerril era apolítico y que no estaba afiliado a ningún partido ni logia masónica tal era la exquisitez que mostraba al respecto al menos en el trato con los alumnos.

[18] Libro Salida documentos…Oficios del 19  de febrero dirigido a cada uno de los profesores siguientes: Felipe Ruiz de Huidobro, Angustias García, Andrés Dávalos, Mª Dolores Quintana y Francisco García Arredondo. Además a estas ausencias, el profesor Ricardo Aguilar comunicaba que sus alumnos no habían acudido a clase ni el 18 ni el 19.  Todos los profesores, a excepción de Felipe Ruiz, adujeron motivos de salud o de tener un familiar gravemente enfermo. La gran mayoría de ellos profesaban ideologías conservadoras y no adictas a la Republica como se vio luego con el final de la Guerra Civil.

[19] Oficio 106, del 16 de junio de 1936, Libro de Entrada de documentos, op. cit.

[20] El 16 de junio contestaron los maestros José Cervilla, María Luisa Barea, Ramos Fanjul y Josefa Muñoz; el 17 lo hacían Emiliano Navarro, Bernabé Marín, Aurea Alfonsea,  Amador Bordajandi y otro maestro del que no se cita su nombre; el 18 aceptaban la propuesta Miguel Sánchez  Chanes y  Florentina Torres; el 20 lo hacía Ignacia Díaz; el 3 de julio, Luís Carretero; el 6 de julio, el propio maestro del curso de preparatoria del Instituto, Antonio Fernández Martínez.

[21] Este intento de volver a la normalidad se desvincula los anarquistas y elementos radicalizados, abanderados por Cayo Santa Olalla, que se erigen en comité de acción en la comarca, sin supeditarse a ningún poder local ni organización política concreta.  A este comité, paralelo al poder legal republicano, se le achaca la mayoría de las víctimas causados por los republicanos. Cuando se instala en Baza el Tribunal Especial Popular de Guadix en marzo de 1937, ya se había asesinado/ ajusticiado a más del 80 % de las víctimas mortales producidas en los tres años de la Guerra. Manuel GALLEGO  MORALES reproduce documentos acerca de la existencia de una sociedad obrera llamada «Amor y libertad» ya en 1933 y cree que esta en el origen del «Comité paralelo y fantasma» capitaneado por Cayo Santa Olalla en los años de la Guerra, Alcaldes Bastetanos del siglo XX, Baza, 2005, tomo I, pp. 184 y s.

[22] Braulia Ramos Alarcón, alumna del instituto por aquellos años, nos ha relatado que uno de sus primeros recuerdos fue encontrarse en el café El Comercial a José Becerril junto a su tío Manuel Ramos, a Fernando de los Ríos y a Alejandro Otero.

[23] ACB del 13-I-1937… Se acordó por unanimidad concederle un voto de gracia al camarada José Becerril Madueño por su laboriosidad construyendo una emisora de onda normal [sic] que tan importante servicio presta a este ayuntamiento del Frente Popular.  Sabemos que era de onda corta. Sin embargo, la primera noticia que tenemos del funcionamiento de esta emisora es  del diario Ideal en la Granada Alzada y rebelde sitiada por los republicanos ya que en su edición del 11 de octubre de 1936, se escribe «los marxistas tienen una pequeña emisora en Baza» desde la que se anunciaba la toma eminente de Granada en repetidas ocasiones, acto que nunca se llevó a cabo.

[24] Lo sabemos por su declaración durante el juicio sumarísimo que se efectuó contra él. En el expediente se encuentra archivado abundante material antifascista. También sabemos que Becerril propuso a sus alumnas que fueran locutoras de la radio tales como Braulia Ramos, Josefa Fernández y Ana Menéndez, según testimonio de ellas mismas.

[25] En el ACB del 21-II-1938  se cita la existencia de una «Asociación de Radio-Oyentes antifascistas de Baza» solicitando se le suministre una cuota mensual, informando de ello a la Consejería de Hacienda.

[26] Oficio 164 del 25 de octubre de 1936, Libro de Registro de entrada, DIBAG, único documento que tenemos para analizar el instituto y la figura de José Becerril durante el periodo bélico.

[27] Claro que existió depuración de los elementos fascistas, pero bastante menos de lo que sospechábamos al principio.  A nosotros en todo el curso de 1936/37  solo nos consta un alumno acusado de fascismo al cual se le concede su traslado al Instituto de Murcia. El ayuntamiento nombrará al consejero Benito Yeste Suárez, mientras que por parte de la F.U.E. se propuso al ya mencionado Santos Meca Claraco, hijo del presidente de Izquierda republicana, Sebastián Meca.

[28] Oficio del 29 de octubre de 1937. El Instituto de Guadix se había creado en el curso de 1932-33, y su cierre se debía a una Orden Ministerial en «vista de la escasez de matrículas».

[29] Oficio 37 del 24 de enero de 1938.

[30] Así por los oficios del 24, 25 y 26  de febrero y  del 1, 2,4 y 7 de marzo, se recibieron informas de las agrupaciones municipales y políticas de los siguientes lugares: Baza, Huéscar, Lúcar,  Benalúa de Guadix, Gorafe, Puebla de Don Fadrique; del 18 de marzo, vienen informes de Zújar, Alquife, Huércal-Overa, Cúllar, Villanueva de las Torres y Rejano.

[31] Nuestra fuente documental, Libro de entrada de documentos,  se interrumpe el 14 de mayo de 1938, teniendo en este periodo final del instituto  muy pocas fuentes documentales. Incluso las ACB empiezan a ser muy breves no aportados datos de relevancia a partir del verano del 38.

[32] Sumaria nº 17.208/39. Legajo 235. Auditoria de Guerra del Ejército de Operaciones del Sur. Consejo de Guerra Permanente Sumarísimo de Granada. Zona 6ª.

[33] Ibidem,  folio 3.

[34] Ibidem, folio 5. Aparece la firma de José Becerril bastante desdibujada y el lazo de abajo ya muy simplificado, lo que da idea de su cansancio o de haber sufrido tortura en el interrogatorio.

[35] Es la declaración más virulenta contra José Becerril. El declarante era comerciante, y propietario de muchos inmuebles dentro del casco urbano, entre ellos, la primera casa donde vivió Becerril en régimen de alquiler ya que nuestro director nunca tuvo posesiones inmuebles en Baza. Además, la acusación es muy significativa de una persona que con el alzamiento del ejército rebelde se refugió en Murcia, «Huyendo de las persecuciones de que era objeto en esta ciudad» con lo cual nunca fue testigo directo de los hechos.

[36] Ricardo Aguilar era profesor de latín, afiliado a la FUE con toda seguridad, y posiblemente socialista. Además colaboró con Becerril en la programación y radiación de la emisora. Tenemos la impresión de que el declarante hizo lo que le pedía el fiscal para librarse de la pena capital, aunque sí sabemos que junto a Becerril fue el único profesor encarcelado aunque no condenado a muerte.

[37] Era de estatura alta, pelo canoso, cejas de color claro, ojos melados y en el momento de la detención e interrogatorio se había dejado barba redonda y poblada. Con los alumnos que hemos hablado, José Becerril no llevaba barba, y en la única foto que tenemos de él, tampoco la tiene.

[38] Según el documento se invirtió 20 minutos en la redacción de esta indagatoria, apareciendo las firmas del juez Entrenas, la de Becerril y sobre ésta última, la del secretario García-Romero, (apenas una raya).

[39] Los componentes del Consejo de Guerra eran los siguientes: presidente, Sebastián Morales Lara; como vocales, José Sánchez Rivas, Miguel Tapia Galdón, y Ángel Fernández García; como vocal ponente, Julio Cazorla Retamero; como vocal suplente, Emilio López Vílchez; Fiscal, Euladio de Pablo Gil; y como defensor, Antonio María López y Argamasilla.

[40] Era un puro sarcasmo.  De todos es conocido, que cuando empezó a aplicarse la justicia franquista tras el 18 de julio de 36, a todos los adictos a la República  se les acusó de «Rebelión» cuando los rebeldes que no obedecieron la legalidad vigente fueron ellos. Los demás delitos como asesinato, injuria y escándalo público se referían a las fotos. Lo de libertad de conciencia aparece primero escrito y luego tachado. Y si no fuera por lo trágico del tema, lo del delito de espionaje suena a puro sarcasmo, Becerril, ¿A través de su emisora espiaba en la zona nacional para decirlo a los rebeldes republicanos?

[41] El defensor solicitó la pena de doce años y un día.

[42] En caso de indulto sería conmutada por la pena de treinta años de reclusión mayor.

[43] Trinidad Gómez Ordóñez, estuvo presa 6 años regresando a su pueblo, Alcalá de Guadaíra, falleciendo el 20 de diciembre de 1979. MONTERO GÓMEZ, op. cit, p. 269.

[44] Desde luego fue un ajusticiamiento singular ya que ninguno de ellos habían matado a nadie, y podemos calificar a ambos de un pensamiento de izquierda, republicano y una cierta formación intelectual.

Fuente: https://generacionesdeplata.fundaciondescubre.es/2013/04/19/jose-becerril-madueno/

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