José Jiménez Cantero

Guadalcanal
Sevilla
Jiménez Cubero, José Antonio

Hijo de Carmelo Jiménez Gómez y Josefa Cantero Blanco, nació en el domicilio familiar de la calle Luenga de la localidad sevillana de Guadalcanal el 6 de junio de 1909. Nieto por línea paterna de Vicente Jiménez Gálvez y Dolores Gómez Ruiz, por línea materna lo era de José Cantero Albarrán y Feliciana Blanco Prieto, todos ellos naturales de Guadalcanal. Jornalero de oficio, afiliado a la UGT, contaba 27 años y permanecía soltero cuando abandonó el pueblo horas antes de su ocupación por las fuerzas golpistas en agosto de 1936. Semanas más tarde llegaba a Madrid, donde el 16 de septiembre se incorporaba al Batallón de Voluntarios de Andalucía. En agosto de 1937, tras recuperarse de las heridas sufridas en combate a finales del año anterior, se incorporó al Cuerpo de Seguridad, siendo destinado a la localidad de Arjona (Jaén) y posteriormente a Castellón.

En febrero de 1939, tras la caída de Barcelona, pasó a Francia. En el Campo de Internamiento de Argelès-sur-Mer permaneció recluido hasta finales de mayo de 1939 cuando, tras la invasión alemana de Francia, se incorporó a una Compañía de Trabajadores Extranjeros, siendo enviado a Argelia destinado a trabajar en la construcción del ferrocarril Transahariano, donde le cogió el final de la II Guerra Mundial.

Hombre decidido y concienciado, militante del PCE, organización a la que se había incorporado durante la guerra civil española, el 7 de noviembre de 1945 desembarcó en la playa almeriense de Guainos Bajos (Adra) formando parte de un comando guerrillero de once hombres que, bajo el mando del santanderino Emeterio Meruelo Gómez (Ricardo), había salido el día anterior de la playa argelina de Benasifaz, en Orán, a bordo del velero Concha-Antonia, una embarcación de unos tres metros de manga y doce de eslora tripulada por tres marineros y que para mejorar su navegación contaba con la ayuda de un motor Chrisler de seis cilindros. El objetivo primordial del grupo, en consonancia con los propósitos de la recién creada UNE, consistía en contactar con los grupos de resistencia locales a través del PCE de Almería con vistas a reforzar la lucha guerrillera en la zona.

El comando sufriría su primer contratiempo nada más desembarcar. Tras tocar tierra en un lugar distinto al previsto se encontraron que nadie los esperaba para guiarlos hasta el interior de la sierra, por lo que durante muchas horas estuvieron dando vueltas por la zona completamente desorientados. El segundo día de marcha cometieron un error que delataría su presencia en la zona. Dado el excesivo peso que cada hombre debía transportar, unos sesenta kilos de bastimentos además del armamento personal, decidieron abandonar parte de la impedimenta. Entre los enseres que trataron de ocultar sin éxito entre unas rocas se hallaban el botiquín, el equipo multicopista, diversos útiles de aseo y algunas ropas de abrigo, todo lo cual sería hallado días después por un pastor de la zona que, de inmediato, dio conocimiento de su hallazgo a la Guardia Civil.

En los días siguientes, tratando de penetrar en la sierra de Gádor, los guerrilleros atravesaron los términos de Turón (Granada), Benimar, Castala y Canjáyar (Almería), donde el grupo sufriría un serio revés además de su primera baja con el abandono por motivos de salud de Simeón Aguilera, quien, al parecer, dada su avanzada edad, se encontraba exhausto después de varios días de marcha y no podía seguir el ritmo de sus compañeros. Fue sin duda un error que le costaría caro al grupo. Poco después Simeón Aguilera era detenido en la cueva de Canjáyar donde había se había ocultado.

El 20 de noviembre, cuando el grueso del comando se encontraba descansando en un cortijo abandonado del término de Dólar mientras aguardaban el regreso de sus compañeros Juan Hernández, Silvestre Vinegras, Baldomero Ortiz y Luís Esteve, que días antes habían salido en busca de información y alimentos, tuvieron su primer enfrentamiento con fuerzas de la Guardia Civil. Después de un intenso tiroteo en el que los miembros del comando dieron muerte a dos guardias, y amparados por la intensa niebla que se desarrolló sobre la zona, los guerrilleros lograron sortear el cerco y escapar del lugar. Desde la distancia, los cuatro guerrilleros que días antes habían salido en busca de comida, contemplaron el tiroteo de sus compañeros, por lo que decidieron alejarse del lugar y proseguir por su cuenta con la intención de alcanzar la provincia de Jaén.

El 7 de diciembre de 1945, el grupo de José Jiménez se encontraba en el sitio llamado Corraleta de Máximo, en el Barranco de la Pileta del término de Gergal (Almería) cuando fueron localizados por una de las contrapartidas de la Guardia Civil que les seguían los pasos. En el enfrentamiento los guardias lograron dar muerte al madrileño Francisco Díaz Usano y herir a Francisco Sánchez Girón, si bien este lograría escapar junto al resto de compañeros después de herir a dos de los atacantes. Mas la persecución no había terminado. Cuatro días después, el 11 de diciembre, los guerrilleros eran de nuevo localizados en el término de Alcóntar (Almería).

Una semana más tarde, el 18, la dueña del cortijo Corbul denunció a la Guardia Civil la presencia del comando en una vieja mina denominada Pepín, cuya entrada fue de inmediato taponada con granadas de mano y tapiada con troncos a la par que quedaba establecido el correspondiente servicio de vigilancia. El día 20, el teniente de la Guardia Civil Ángel Vidal Torres decidió intimar al comando a rendirse dándoles de plazo una hora para salir y entregarse. Según la versión de las fuerzas del régimen que obra en el sumario instruido por las autoridades militares franquistas, sobre las 11 de la mañana del día 20 se entregó Francisco Sánchez Girón, en tanto que sus compañeros Emeterio Meruelo Gómez, Manuel Molina Ordóñez, Matías Rubio y José Jiménez Cantero eran abatidos cuando trataban de huir corriendo de la mina. Sin embargo, todo apunta a que en realidad los guerrilleros fueron ejecutados en el lugar tras salir del refugio y rendirse.

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