José Tello González era su nombre, nació en el barrio de Triana, no sabemos qué año, y fue asesinado en las calles de su barrio en julio de 1936 por los golpistas, en la tapia de unas instalaciones deportivas. Según su hermana, que llegó a verlo muerto en la calle, estuvo tirado en el suelo durante dos días, sin que se permitiera que se le acercara nadie. Al fin pudo acercarse y al estar boca abajo, el falangista que hacía guardia a los cuerpos que allí había, que al parecer eran unos pocos, le dio una patada en la cara al cadáver para que volviera la cara y lo pudieran ver. Después su cuerpo al parecer fue enterrado en la fosa común del cementerio de Sevilla, donde durante años fue visitado por su hermana y por su tía, persona que lo había criado junto a sus hermanos al haber quedado huérfano y allí le depositaban flores y a escondidas lloraban y exclamaba su tía: “mis niños… mis niños”. El plural era porque su hermano mayor, Francisco Tello González, también fue asesinado días más tarde y siempre sospecharon que su cuerpo también estaba alli. Y su hermano menor, Manuel Tello González, siendo un niño, tuvo que alistarse en el ejército para salvar su vida pues al parecer la intención era matar todos los varones de la familia Tello de la Calle Fabie (Triana).
Creemos en la familia que José tendría unos 18 años, vendía carbón por las calles de Triana, por eso se le llamaba “Joselito el carbonero”. Era moreno de pelo rizado, alegre y con muchas ganas de vivir. El único crimen que se le conoce era que pegaba carteles de izquierdas y republicanos por las calles de Triana, junto a sus hermanos. No tenemos fotos de él ni ningún papel, es como si el tiempo y el olvido lo hubieran borrado… pero existió y existe en nuestra memoria y con este escrito quiero que viva un poco en la de todos.