El responsable de Memoria Histórica en la Consejería de Cultura, Javier Arroyo, dice que la petición hecha por el Foro reúne todos los requisitos que exige la ley.
El Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar ha vuelto a solicitar a la Junta de Andalucía la declaración de Lugar de la Memoria de las 600 fortificaciones que construyeron en la comarca los 30.000 «presos esclavos del franquismo» al acabar la Guerra Civil, entre 1939 y 1945.
Fueron estos 30.000 presos los que construyeron unos 600 nidos de ametralladoras y otras infraestructuras defensivas hormigonadas que salpican la costa de Cádiz y Málaga, desde Conil de la Frontera a Estepona, junto con 400 kilómetros de carriles y carreteras, entre otras infraestructuras.
Los representantes del Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar Arturo Ruiz Quintero y Juan León Moriche, junto con la diputada andaluza de Adelante Andalucía Ángela Aguilera, se han reunido en Sevilla con el responsable de Memoria Histórica en la Consejería de Cultura, Javier Arroyo, para abordar su reivindicación de que estos espacios se conviertan en puntos en recuerdo del sufrimiento con el que fueron construidos.
«Las obras militares, los carriles y carreteras hechas por los presos esclavos del franquismo entre 1939 y 1945 en toda la comarca llevan esperando que sean declaradas lugar de memoria desde el 4 de abril de 2016», explica el Foro en una nota de prensa.
Fue entonces cuando esta entidad registró su petición a la entonces Dirección General de Memoria Democrática de la Consejería de Cultura.
En esta reunión Javier Arroyo «reconoció que la petición hecha por el foro reúne todos los requisitos que establecen la actual Ley de Memoria, de 2017, y el decreto de 2011 que regula los lugares de memoria», indica esta entidad en una nota de prensa.
Las dimensiones y la cantidad de lugares para los que se exige esta protección legal son tan amplios que, según la administración, «hacen muy difícil llevarlo a la práctica».
Los directivos del foro han mostrado su disposición a «buscar una solución intermedia que acabe con el bloqueo a que está sometida la declaración».
Como ejemplo ponen que las playas de Bolonia, Punta Paloma o Lances no se declaren al completo «Lugar de Memoria», lo que conlleva algunas restricciones legales y urbanísticas, sino simplemente que esa consideración se aplique a los búnkeres que existen en ellas, ha explicado Moriche.
Para la diputada Ángela Aguilera las obras y caminos que realizaron los prisioneros forman parte de la «identidad» de la comarca.
Por eso considera que “ya es tiempo» de que el Comisionado considere como Lugar de Memoria Histórica estas fortificaciones.
El Foro lleva años difundiendo entre los estudiantes y el público en general el valor patrimonial e histórico de las obras hechas por los presos.
Desde hace cinco años tiene un convenio con la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras, para promocionar entre los estudiantes de la comarca la memoria histórica de los 30.000 prisioneros que al acabar la guerra fueron usados como mano de obra esclava por la dictadura franquista para construir el Plan de Fortificaciones del Estrecho.
El listado de construcciones realizadas por presos dentro de este plan fue realizado por la propia Consejería de Cultura en 2006.
En aquel año «hubo un amplio consenso político y social», consolidado en Ayuntamientos de la zona y en la Diputación Provincial de Cádiz, para que estos espacios dieran testimonio de su historia, explica Moriche.
«La orden para construir este plan fue dada el 16 de marzo de 1939, quince días antes de que terminara guerra, y seis meses antes de que comenzara la II Guerra Mundial. En agosto ya había presos como mano de obra, sobre todo republicanos del norte, asturianos, vascos… también valencianos y de Almería y Granada», explica Moriche.
«El objetivo, según los historiadores, era para Franco prepararse para entrar en la Segunda Guerra Mundial del lado alemán. Su plan era así conquistar Gibraltar, quitarle Marruecos a los franceses y cerrar el Estrecho a la navegación de los aliados», explica Moriche.
La historia no siguió esos planes y hoy esas estructuras defensivas, junto a numerosos carriles y carreteras, salpican abandonas la costa del Campo de Gibraltar, como testigos mudos del sacrificio que se vieron obligados a hacer aquellos 30.000 presos.
Y de historias como las de los prisioneros de guerra de Granada Antonio Noguera Rivas, de 18 años, y Joaquín García Aguilar, de 24 años, militantes del Partido Socialista y de la UGT, que formaron parte del batallón número 6 de soldados trabajadores con destino en Guadarranque.
Para escapar de las pésimas condiciones de vida y del duro trabajo que debían de realizar, ambos idearon escapar un domingo, aprovechando que ese día no se trabajaba.
Planearon escapar por la noche a nado a Gibraltar. Pero contaron su plan a otro preso que trabajaba como «espía» y que les delató. Ambos murieron a tiros el 29 de octubre de 1939 cuando intentaban escapar del campamento
Piden que las 600 fortificaciones construidas por presos del franquismo sean Lugar de la Memoria