Ceuta. UGT busca a las familias de los policías municipales de Ceuta fusilados que escoltaban a Sánchez Prado

El sindicato quiere conocer su paradero para que estén presentes en un homenaje y la entrega de un reconocimiento que se llevará a cabo próximamente

EL FARO DE CEUTA | CARMEN ECHARRI | 20-2-2019

Hacer justicia. Y hacerlo con un reconocimiento que perdure en el tiempo, porque olvidar las injusticias es el mayor agravio que puede cometerse sobre cualquier persona. Y el 10 de enero de 1938 ese agravio cayó sobre las espaldas y los corazones de quienes formaban parte de un ‘servicio de escolta’ que protegía al alcalde más querido de Ceuta, a don Antonio Sánchez Prado. Ese 10 de enero fueron fusilados Juan Salvo Pastor, Enrique Galiani Rodríguez, Víctor Sánchez Sánchez, Joaquín García Sánchez, Cecilio Fernández García, Julio Pardo Izaurriaga y Prudencio González. No hubo justicia, los mataron porque sí, porque alguien les denunció, porque alguien les acusó sin pruebas y les vinculó con una célula comunista. ¿Cuál era su ‘pecado’? Estaban afiliados a UGT. Los fusilaron, los asesinaron y fueron arrebatados a sus esposas e hijos.

UGT no olvida. El sindicato quiere tener un homenaje a esos guardias municipales y para ello han puesto en marcha una especie de campaña informativa con la que quieren buscar a los familiares de estos guardias para que estén presentes en un homenaje, en una entrega de un premio que se llevará a cabo próximamente.

José Mata, encargado del área de Memoria Histórica de UGT, se ha empapado de la historia de estos agentes hasta hacerla suya, hasta palpar las injusticias que sufrieron, hasta conocer los detalles de un crimen que ha quedado recogido en los archivos de Regulares 3, en los expedientes de los consejos de guerra que pueden ser consultados.

Hasta ellos llegó advertido por el historiador Francisco Sánchez Montoya. Así supo como a pocos meses de perpetrarse el golpe de Estado la obsesión era terminar con todos aquellos que hubieran estado junto a un alcalde cuya devoción y cariño de todo un pueblo nunca pudo ser aniquilados con las armas.

“Un policía denunció a sus compañeros, afiliados a UGT, fue una acusación sin pruebas”, relata a El Faro José Mata. Hubo un juicio sumarísimo y los condenaron a muerte. Ellos simplemente eran guardias municipales que acompañaban al alcalde para garantizar su seguridad. Los mataron junto a un civil, Francisco Marto Hernández.

Esos hombres dejaron atrás mujeres y niños. En un caso una viuda con cinco hijos. Uno de ellos recuerda que fue a despedirse de su padre antes de que lo fusilaran. No solo mataron a estos policías, mataron también a sus familias a las que dejaron en la indigencia.

No habían hecho nada, fueron víctimas del odio, de las acusaciones en falso, de las venganzas. UGT confía en que si hay gente en Ceuta que conozca a familiares de estos agentes pueda ponerse en contacto con el sindicato, cuya sede se encuentra en Fructuoso Miaja.

En un documento histórico de la época se recoge la diligencia en donde se alude a cómo los condenados se encontraban en la fortaleza del Hacho y cómo se les fusiló tras la “descarga de un piquete”. Su muerte era corroborada por el teniente médico del servicio forense que estaba de guardia.

Los asesinados terminaron sus vidas demasiado pronto, de forma injusta. Pero su memoria, la alusiva a lo que ellos fueron y protagonizaron nunca fue perdida. Ni lo fue antes ni lo será ahora. UGT hará que su historia perviva, que lo que fue una injusticia no se pierda.

UGT busca a las familias de los policías municipales de Ceuta fusilados que escoltaban a Sánchez Prado