“Conseguiremos que el nombre de Felipe González esté manchado de sangre”

Pili Zabala valora la muerte del torturador Enrique Rodríguez Galindo y el estado en el que se encuentra su petición a la fiscalía para que se investigue la vinculación del expresidente con los GAL.

Gessamí Forner / @GessamiForner / 18 feb 2021 06:00

Sueña con que un expresidente de España sea juzgado por terrorismo. Hay sueños pequeños, el de Pili Zabala es gigante. Zabala es muchas cosas: profesora, dentista, madre, expolítica de Elkarrekin Podemos. Pero antes de todo eso fue, y sigue siendo, la hermana de Joxi Zabala, secuestrado cuando tenía 18 años junto con José Antonio Lasa en Baiona, torturados hasta la muerte en el palacio de La Cumbre de Donostia —cuya titularidad es del Ministerio del Interior— y enterrados en cal viva en un pequeño pueblo de Alacant. Pasaron dos años hasta encontrar los restos y otros diez hasta ser identificados. En enero, Pili Zabala presentó ante la fiscalía de Gipuzkoa un escrito donde solicitaba que se investigara la posible vinculación del expresidente Felipe González con los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL). Hace una semana, el jueves 11 de febrero, su escrito fue admitido a trámite y derivado al tribunal competente, la Audiencia Nacional. Dos días después falleció Enrique Rodríguez Galindo, el torturador de la Guardia Civil condenado a 75 años por los secuestros y asesinatos de Lasa y Zabala. Pasó cuatro años en la cárcel antes de ser excarcelado por supuestos problemas de salud. Falleció de covid.

¿Qué sentiste al conocer la noticia de la muerte de Galindo?

Es difícil de explicar. Por educación, no me alegro de la muerte de nadie, tampoco de esta persona, a pesar del daño que nos ha causado. Pero son muchos recuerdos y los recuerdos duelen. Destruyó a mi familia. Son tantos momentos trágicos, tantas las humillaciones que hemos tenido que padecer. Ascendieron a ese hombre a general, siempre ha tenido privilegios, no se le ha considerado culpable, sino héroe nacional. Dicen los psicólogos que víctima y agresor están perpetuamente unidos, se quiera o no. Galindo me recuerda a mi hermano y nuestro apellido y el suyo estarán históricamente enlazados.

Es desmoralizador.

Si se hubieran respetado las normas democráticas, Galindo no hubiera sido excarcelado. Ni se arrepintió, ni pidió perdón y fue leal un pacto de silencio. Con el agravante de ser funcionario. Se enriqueció matando, es un despropósito.

¿En qué estado se encuentra tu denuncia ante la fiscalía para que se investigue a Felipe González por su posible vinculación con los GAL?

El pasado jueves nos comunicaron que ha pasado de la fiscalía de Gipuzkoa a la Audiencia Nacional. La han admitido a trámite. En la respuesta, el fiscal Juan Calparsoro resume claramente que se puede investigar y que se podría reabrir el caso para juzgar a personas que no fueran juzgadas en su día.

¿Existen pruebas nuevas?

Existen más que indicios de esa vinculación. Y por supuesto que debe haber pruebas para investigar el caso en todas sus vertientes: en los archivos clasificados.

En una entrevista a la televisión pública vasca decías que, con la muerte de Galindo, Felipe González descansará tranquilo.

Es una forma de refrendar la extendida opinión del pacto de silencio.

¿La Audiencia Nacional investigará el caso?

¿La separación de poderes existe? La vida me ha enseñado que no. ¿La igualdad de derechos? ¿La Justicia? Tres cuartos de los mismo. Pero no voy a tirar la toalla y creo que al final habrá gente que se dará cuenta, ya que el delito siempre ha estado ahí. Lo que quiero es que se abran los ojos.

¿A quién guardó lealtad Galindo?

A la mala entendida razón de Estado, como escribió Francisco Tomas y Valiente en un artículo publicado por El País antes de que ETA le asesinara.

Y el Estado era Felipe González.

Todo el Ministerio del Interior de Felipe González fue condenado por los GAL. El ministro, el secretario más toda la cúpula por el secuestro de Segundo Marey y el llamado caso Lasa y Zabala, así como el delegado de Gobierno en el País Vasco, Julen Elgorriaga y el secretario general del PSE, Ricardo García Dembaborena, que se jactaba de despacharse con Felipe González una vez a la semana. Es difícil de creer que todos ellos supieran qué pasaba y Felipe González no.

¿Veremos a Felipe González sentado en el banquillo de los acusados?

Eso es prácticamente imposible, por mucho que yo esté persiguiendo un sueño. Soy muy consciente y comparo el poder que tiene Felipe González y el que tengo yo, pero lo que sí conseguiremos es que su nombre esté manchado de sangre y que no pase a la historia como un presidente del Gobierno español sino por lo que fue.

¿El qué?

Hay que ser prudente.

Le enviste dos cartas a Galindo. ¿Qué le pedías?

Le envié la misma carta con dos guardias civiles diferentes, que me devolvió sin abrir. Le invitaba a hacerse responsable de los delitos cometidos por los que fue condenado y expulsado de la Guardia Civil. Me parece importante lo que se utiliza en justicia restaurativa para el beneficio del que ha delinquido y la víctima de quien ha sufrido (en nuestro caso, fueron casi doce años de desaparición forzada). Lo más importante para mí es la restitución máxima de la víctima, a pesar de que el daño es irreparable, y la responsabilidad del victimario en el sentido de que se da cuenta de que lo que ha hecho es delictivo y que no lo volvería a hacer.

El Estado tampoco ha asumido la responsabilidad.

Junto con la ejecución de las personas, la desaparición forzosa practicada por el Estado es el delito más grave que se puede cometer —como los vuelos de la muerte en Argentina y Chile—, y el Código Penal español ni siquiera tipifica ese delito, por eso fueron condenados por detención ilegal.

En el Estado ha habido dos terrorismos, pero solo unos presos.

Como ETA ha generado tanto dolor y está tan íntimamente mimetizada en los cuerpos de las personas, más todo que la han utilizado los medios para que la tragedia parezca mayor, que han minimizado y dejado de lado otro tipo de terrorismos. Obviamente, no estoy de acuerdo con ello. Sí, el terrorismo de ETA causó mucho dolor, pero el terrorismo de Estado es lo peor que puede suceder en una democracia que se supone ha avanzado. Es como el incesto en la familia o los abusos sexuales en la Iglesia Católica. Un Gobierno que es capaz de utilizar el terrorismo para acabar con las personas que ideológicamente no tienen su forma de pensar… Y no solo el GAL, hay otros terrorismos de Estado. La extrema derecha campaba a sus anchas y nadie les decía nada y hoy seguimos muy condicionados por la dictadura franquista y unos partidos políticos que ni la reconocen.

Como los muertos en las cunetas, el terrorismo de Estado.

No ha habido ningún interés en investigar el terrorismo de Estado. Hay una cadena epidemiológica del mal que abarca a diferentes profesiones (político, juez, policía, etc.) que permiten concatenaciones de sucesos que evidencian la dejación de funciones de muchos profesionales.

¿La extrema derecha sigue campando a sus anchas?

Sigue teniendo la capacidad de hacer declaraciones en las que humilla a las víctimas, las ofende y las vilipendia, que incluso estarían cerca de la apología al terrorismo. Nunca ha habido condenas ejemplarizantes por delitos cometidos por terrorismo de Estado. Ningún miembro de las Fuerzas de Seguridad ni ningún político que se ha demostrado que ha actuado en nombre del terrorismo de Estado ha recibido condenas ejemplarizantes: todas esas personas han sido indultadas y la ejecución de condena hasta entonces ha sido irrisoria, lo que demuestra la infantilización de la democracia. Por una cuestión de Estado se permitió todo. La violencia estructural ha existido y cada partido político que Gobierna la ha empleado de la forma que ha considerado. Tras observar el GAL, el PP consideró que no debían pillarse las manos y cometer delitos de lesa humanidad, así que lo que hicieron fue retorcer las leyes. Eso también es violencia estructural.

https://www.elsaltodiario.com/terrorismo-de-estado/pili-zabala-conseguiremos-nombre-felipe-gonzalez-manchado-sangre