Decenas de miles de personas acabaron en una fosa común durante el golpe de Estado, la Guerra Civil y la dictadura franquista. Todos tienen un nombre y una historia que contar, pero entre ellos hay reconocidos personajes de la vida política, social o cultural del momento que tampoco escaparon de la represión, como los escritores Federico García Lorca y Pedro Muñoz Seca, los artistas Ramón Acín y Camilo Díaz Baliño, o Aurora Picornell, La pasionaria mallorquina.
En otros casos, como el de Timoteo Mendieta y su hija Ascensión, sus nombres se asocian con hitos en la propia lucha por recuperar la memoria.
“Lorca eran todos”
Federico García Lorca fue detenido en Granada por falangistas y asesinado entre las localidades cercanas de Víznar y Alfácar el 18 de agosto de 1936, con 38 años. Con él se supone que yacen enterrados Dióscoro Galindo, maestro, y los banderilleros Francisco Galadí y Joaquín Arcollas.
Sin embargo, el lugar exacto del enterramiento no ha sido hallado pese a varias investigaciones, y no es el barranco de Víznar, como popularmente se cree. “En el barranco de Víznar no está la fosa de Lorca, ni nunca estuvo allí”, afirma Francisco Carrión, arqueólogo, profesor de la Universidad de Granada y director de las excavaciones.
En el barranco de Víznar hay localizadas 19 fosas, y hasta el momento se han recuperado los restos de 166 personas (125 hombres, 40 mujeres y restos de una persona exhumada en los 70 cuyo sexo no se ha podido determinar). El paraje está señalado como Lugar de Memoria de Andalucía y en un monolito se lee: “Lorca eran todos”.
Pedro Muñoz Seca, enterrado en Paracuellos
Otro famoso escritor acabó en la fosa de Paracuellos del Jarama (Madrid). Esta es la mayor de la represión en zona republicana. No hay listado de los fusilados, y los historiadores no se ponen de acuerdo sobre su número. Según el registro de la Secretaría de Estado, se pueden cifrar entre tres y cinco mil.
Entre ellos se encuentra el dramaturgo Pedro Muñoz Seca. Autor entre otras muchísimas obras, de La venganza de Don Mendo, Muñoz Seca era católico y monárquico. Fue detenido, encarcelado en la prisión de San Antón, sacado de la cárcel y asesinado el 28 de noviembre, con 57 años.
Picornell, una pionera en Baleares
“Aurora Picornell reúne todas las condiciones para ser un símbolo. Fue una mujer muy destacada en la época, muy avanzada, joven, autodidacta, que escribía muchísimo, a la que podemos encontrar en la prensa de la época, muy conocida en toda la isla de Mallorca y fuera también”. Maria Antonia Oliver, presidenta de la asociación Memòria de Mallorca, justifica así la importancia del hallazgo del cuerpo de Picornell en la fosa de Son Coletes, en Manacor. Los restos fueron identificados gracias al ADN de su padre y un hermano, hallados en 2022 en la fosa de Porreres.
Picornell, costurera de profesión, era dirigente comunista, sindicalista y feminista. Fue asesinada el 5 de enero de 1937 junto a otras mujeres, conocidas como Las Rojas del Molinar.
“Aurora fue una de las muchas víctimas en Mallorca de desaparición forzada –explica María Antonia Oliver–. Se negó su desaparición a la familia, en la documentación oficial constaba como puesta en libertad. Eso es una desaparición forzada, un delito que no prescribe”.
Entre los desaparecidos en Mallorca se encuentra el propio abuelo de Maria Antonia, Andrés Pérez Martorrell, y uno de sus tíos.
Blas Infante, el “padre de la patria andaluza” desaparecido en Sevilla
De Blas Infante, político y escritor, creador del himno, el escudo y la bandera andaluzas, se sabe que fue fusilado en la antigua carretera entre Sevilla y Carmona. Tenía 51 años y había trabajado buena parte de su vida por el reconocimiento de un estatuto de autonomía para Andalucía.
Se cree que el cuerpo de Blas Infante pudo acabar en una de las fosas del cementerio de Sevilla, quizá en la de Pico Reja, que se cerró en febrero de 2023 después de haber exhumado los restos de 1.786 represaliados.
Javier Delmás, nieto de Blas Infante y presidente de la fundación que lleva su nombre, revela la única pista que tiene la familia sobre la ubicación del cadáver. “En una visita de mi abuela Angustias al cementerio, a principios de la posguerra, se le acerca un sepulturero, la reconoce y le dice: ‘Señora yo pasé por el mal trance de tener que depositar el cuerpo de su marido en la fosa común'”.
Cierran en Sevilla la fosa de Pico Reja tras recuperar los restos de 1.800 represaliados durante la Guerra Civil
Delmás reconoce que será muy difícil localizar e identificar los restos de su abuelo, y recuerda que, según los historiadores, la represión ordenada por el general Queipo de Llano costó la vida a unas 3.000 personas en Sevilla. “Puede ser que varios cientos de cadáveres estén encima del de Blas Infante”, apunta.
La figura de Blas Infante fue recuperada en la Transición, cuando Andalucía consiguió un estatuto de autonomía, y hoy es considerado como el ‘padre de la patria’ andaluza. “En aquellos momentos, y menos con 40 años de silencio por delante, nadie pensó la dimensión que iba a tener su obra”, subraya su nieto.
Ramón Acín, el amante de las pajaritas y amigo de Buñuel
En un parque de Huesca aún pueden verse las esculturas con forma de pajaritas de papel que diseñó Ramón Acín. Artista y pedagogo anarquista, Acín era amigo de Luis Buñuel, al que prestó el dinero para rodar Las Hurdes, tierra sin pan.
Acín compartía su vida con su compañera, Concha Monrás, y con sus hijas, Katia, de 13 años, y Sol, de 11, cuando se produjo la sublevación militar. “Los últimos días de junio y primeros de julio él se temía un estallido, tenía mucho miedo de lo que pudiera ocurrir”, recordaba Katia en un programa de TVE en 1986. “Él pretendía la educación del pueblo para evitar precisamente la violencia”.
Katia recordaba el momento en que sus padres fueron detenidos. “Mi padre estaba oculto en casa, teníamos una casa muy grande, no lo hubieran encontrado, pero alguien lo denunció. Golpearon a mi madre, y mi padre salió. Se los llevaron a los dos, y con pocos días de diferencia los mataron“.
El cuerpo de Acín fue arrojado el 6 de agosto a una fosa común del cementerio de Huesca junto con dos centenares de represaliados en aquellos primeros días. Años después sus hijas recibieron permiso para buscar el cuerpo y enterrarlo dignamente. Lo identificaron por su ropa y por los lápices de colores que siempre llevaba en el bolsillo.
‘Aitzol’, sacerdote y escritor vasco
José de Ariztimuño Olaso, conocido por el seudónimo literario de Aitzol, era un ideólogo del nacionalismo vasco. Nacido en Tolosa, además de sacerdote era periodista y escritor, tanto en euskera como en castellano, y un defensor y renovador de la lengua y la cultura vascas. Aún hoy es una figura reconocida en Euskadi.
Tras el golpe de Estado huyó a Francia, pero decidió volver para ayudar al Gobierno vasco en la guerra. El barco en el que viajaba a Bilbao fue interceptado por los sublevados, y Aitzol fue enviado a la cárcel de Ondarreta, donde fue torturado. El 18 de octubre firmó su puesta en libertad, pero en realidad fue llevado a Hernani, en cuyo cementerio fue fusilado y arrojado a la fosa común, donde acabarían otras 200 personas.
En 2022, el Gobierno reconoció a Aitzol como víctima del franquismo en uno de los primeros actos fruto de la Ley de Memoria Democrática.
En total, 14 religiosos vascos fueron ejecutados por los sublevados, pero la Iglesia no los considera ‘mártires’. En su memoria se celebró una misa en Vitoria en 2009.
Camilo Díaz Baliño, desaparecido en Galicia
En algún lugar de Galicia yacen los restos de otro artista: Camilo Díaz Baliño. Ilustrador, escritor y escenógrafo, Díaz Baliño es especialmente conocido en su tierra por los carteles que diseñó para la campaña a favor del estatuto de autonomía.
Se cree que fue asesinado en una cuneta en Meixide-Palas de Rei el 14 de agosto del 36, pero no hay ninguna pista sobre dónde pudo ser enterrado el cuerpo. Años después, su hijo, Isaac Díaz Pardo, también artista, se sumó a la ‘querella argentina’ para denunciar los crímenes del franquismo, encontrar a su padre y exigir responsabilidades a sus asesinos. Murió sin conseguirlo.
Díaz Baliño dejó un cuaderno en el que retrató a lápiz a sus compañeros de cautiverio. Uno de ellos era Anxel Casal, alcalde de Santiago, que fue también fusilado en agosto del 36. Casal fue el fundador de la editorial Nós, que había editado los Seis poemas galegos de Lorca.
Francisco Galadí y Joaquín Arcollas, toreros anarquistas fusilados en Viznar junto a Lorca
Ascensión y Timoteo Mendieta: un nombre propio en la lucha por la memoria
Timoteo Mendieta era carnicero de profesión y secretario general de la UGT de de Sacedón (Guadalajara). Durante la guerra formó parte del comité del Frente Popular. Al terminar la contienda, fue condenado por “auxilio a la rebelión” y fusilado el 15 de noviembre de 1939.
La historia de Timoteo cobró especial relevancia casi 80 años después, cuando su hija, Ascensión Mendieta, recurrió a la justicia argentina para recuperar el cuerpo de la fosa del cementerio de Guadalajara. Fue la primera exhumación ordenada en el marco de la ‘querella argentina’.
Tras dos intentos infructuosos, los restos de Timoteo fueron hallados en la fosa número 1 del cementerio de Guadalajara en mayo de 2017.
Francisco Vargas, hijo de Asunción, relata que su madre arrastró toda su vida el trauma de haber sido quien, con 13 años, abrió la puerta de la casa a quienes fueron a detener a Timoteo. La identificación de los restos fue “un gran alivio”. “Fue tremendo. Alegría, lloros. Son sentimientos difíciles de expresar con palabras. Saber que a tu padre se le va a hacer justicia, porque fue un defensor de las libertades y la democracia. A mi abuelo lo asesinaron por pertenecer a un sindicato“.
Ascensión se convirtió en un ejemplo de la lucha de los familiares para recuperar los restos de sus seres queridos y darles un entierro digno. Murió en 2019 y fue enterrada junto a su padre.





