Deportados en Andalucía: las víctimas «de excepción» del franquismo

► El auge de las movilizaciones obreras avanza al tiempo que el régimen franquista incrementa una represión social que encuentra un punto álgido en la declaración del Estado de Excepción en 1969.

► A las detenciones y torturas siguen causas que dejan un reguero de víctimas, como el conocido como ‘Proceso 1001’ o las deportaciones a representantes sindicales.

eldiario.es | Juan Miguel Baquero / Íñigo López de Audicana | 20-2-2015

El franquismo declara el Estado de Excepción en todo el territorio nacional. Año 1969. El declive de la dictadura enlaza con el auge de las movilizaciones obreras. Una nueva España reclama cuentas políticas, económicas y sociales a un viejo régimen que no se amedrenta. Todo lo contrario. La represión se recrudece. Las detenciones están a la orden del día y el Tribunal de Orden Público (TOP) afianza esos arrestos con una veloz carrera de procesamientos. La lucha por la democracia no es incruenta y deja un reguero de víctimas en el camino. Entre ellos, los deportados. O los dirigentes de Comisiones Obreras (CCOO) que sufrieron el conocido como ‘Proceso 1001’.

Domicilio forzoso, exilio, confinamiento: “…teniendo en cuenta las circunstancias que en Vd. concurren, he acordado fijar su residencia por plazo indefinido, a partir de la fecha en que se notifique esta resolución y hasta nuevo acuerdo, en la ciudad de…”. Recibir esta carta, con una literatura calcada o similar, era sinónimo de destierro. El Gobierno Civil o la Dirección General de Seguridad de turno emitían notificaciones que resultaban inflexibles. Los activistas de la época debían, además, personarse de manera periódica en dependencias de Policía Nacional o Guardia Civil.

¿Qué fue el Proceso 1001? Un histórico procesamiento contra diez sindicalistas de CCOO. Habían sido detenidos por la policía franquista en junio del 72 cuando trataban de celebrar una reunión clandestina en un convento de Pozuelo de Alarcón (Madrid). Fueron acusados de formar la cúpula dirigente del sindicato, “una organización ilegal”. El juicio arrancó en el TOP el 20 de noviembre de 1973, el mismo día que ETA asesinó a Carrero Blanco, presidente del Gobierno. Eduardo Saborido, Marcelino Camacho, Nicolás Sartorius, Francisco García Salve, Fernando Soto, Juan Muñiz Zapico, Francisco Acosta, Miguel Ángel Zamora, Pedro Santisteban y Luis Fernández, los ’10 de Carabanchel’, eran condenados a penas que sumaban 162 años de cárcel “por defender los derechos y libertades en este país”. Pretendían, según CCOO, aplicar un “escarmiento ejemplar” que amedrentase “al movimiento obrero y al antifranquismo en general”. Sin embargo, la solidaridad internacional con los encausados creció y quienes eran tratados por el franquismo como delincuentes “de mala conducta social” se convirtieron en un símbolo de la lucha por las libertades. El Proceso 1001 se volvía en contra de la dictadura.

Eduardo Saborido (Sevilla, 1940): “Todo estaba prohibido. No había posibilidad de hacer protestas o huelgas. Y el TOP era terrible, por ahí pasaron cientos de miles de trabajadores de toda España. Pero volvería a hacer lo mismo. Nunca me arrepentí. Terminamos por conquistar un país que era el ridículo de Europa”.

Recibe la Medalla de Oro de Andalucía en 1998 y tres años antes la Medalla al Mérito del Trabajo. Pero su biografía está trufada, antes, de lucha personal, profesional y sindical. A inicios de los 60 es de los organizadores de Comisiones en la capital andaluza. En el 63 resulta elegido enlace sindical en las elecciones promovidas por el Sindicato Vertical. Por su vinculación al Partido Comunista es procesado y acusado de “asociación ilícita” en 1967. Ahí arranca un rosario de detenciones por la Brigada Político Social (BPS) con cargos como “manifestación ilegal” el 1º de Mayo, “desórdenes públicos” al cantar un himno de CCOO compuesto en la cárcel… Hasta que en pleno Estado de Excepción, en 1969, es deportado a Santiago de la Espada (Jaén). Pasa por varias cárceles y llega en situación de clandestinidad hasta que el 24 de junio del 72, en una reunión sindical en Madrid, es detenido junto a toda la dirección de Comisiones Obreras. Es el llamado ‘Proceso 1001’, que le condenó a 20 años de prisión.

Antonio Gasco (Sevilla, 1943): “Vengo de familia obrera. Viví esto en mi casa. Combinábamos la lucha legal con la extralegal y llegué a declarare en huelga de hambre. Hoy haría lo mismo. Sigo siendo marxista leninista y por esa causa moriría. Infinidad de comunistas han dado mucho por la libertad y el pueblo español no fue justo. Aún duraba el pánico”.

Gasco sufrió la represión franquista. Detención, tortura, aislamiento… y deportación a un pueblo andaluz: Tolox (Málaga). Fue militante del HOAC (ingresó en 1966), CCOO (1967-1979), PCE (1963-1979), UGT y PSOE (desde 1985). De profesión panadero, su biografía obrera relata las condiciones de vida y trabajo durante la época dictatorial. Luego vivió la experiencia migratoria en la Alemania de los años 60 cuando vivió en Colonia y entró a trabajar en el correo federal alemán. Perteneció al núcleo dirigente de Comisiones Obreras y participó en la huelga de panaderías de 1970, un sector que se caracterizaba por estar muy disgregado en pequeñas empresas. Era difícil, por esto, lograr que hicieran reivindicaciones colectivas. Pero acabaron obteniendo logros, junto a las huelgas del 73 y el 77. En la manifestación del 1º de mayo de 1968 fue detenido y durante el Estado de Excepción del 69, apresado y más tarde desterrado.

Manuel Velasco Sánchez (Sevilla, 1950): “Cuando me deportaron tenía 18 años. Previamente me habían detenido varias veces. Te metes en una aventura… que no sabes si van a darte un tiro por el camino. He vivido situaciones que te hacían estallar, como ver a familias que tenían que comprar una peseta de restos de pescado para poder comer. La lucha es una obligación en la vida de los trabajadores”.

Militante de las Juventudes Comunistas, PCE y CCOO en la segunda mitad de los años 60 y la década de los 70. Electricista de profesión y más tarde director de mantenimiento. Tuvo una intensa actividad fruto de una conciencia política que nace en el seno familiar y en su participación en la organización en barrios como La Macarena y San Jerónimo. Es detenido en los años 65, 68 y 73. En 1969 es deportado a Valsequillo (Córdoba). La represión durante la dictadura le trajo además otras consecuencias como despidos y entrada en listas negras laborales.

Ramón Sánchez Silva (Sevilla, 1948): “La misma noche que se decretó el Estado de Excepción la policía entró en mi casa y me detuvo. A los tres o cuatro días de estar en la cárcel me deportaron. Pasamos miedo. Yo era muy joven. Pero estaba convencido de lo que hacía. Teníamos mucha ilusión, utopía… lo que se ha perdido hoy”.

Fue militante de organizaciones como PCE (principios de los años 60 hasta 1984), PSUC (del 72 al 77), CCOOJJ y CCOO (ingresó en 1966). Perteneció a sectores laborales como textil –formó parte de la primera Comisión Obrera que se creó en la empresa textil sevillana Hytasa en la segunda mitad de los 60–, química, construcción y administración pública. Vivió una alta conflictividad laboral que tuvo puntos álgidos desde 1966 a 1968. Soportó la represión ejercida desde la Brigada Político Social y su despido de la factoría textil en 1971. Antes, había sido detenido en el 68 y en el 69, cuando fue deportado a Trévelez (Granada). En el periodo de 1972 a 1977 emigra a Barcelona. Tras la muerte de Franco regresa a Sevilla.

Javier Terriente Quesada (Málaga, 1947):”No sabes ni cuando vas a salir ni si vas a salir por los pies, por la cabeza… Pero el régimen no consiguió gran cosa de mi. Ni de nadie. Cuando fuimos a la cárcel -después de las múltiples torturas- respiramos. Era como ir de excursión, de vacaciones. Sabíamos, por lo que nos habían contado nuestros mayores, que allí ya no se torturaba”.

Militó en el PCE. Durante la dictadura participó en grupos de oposición antifranquista en Andalucía, caso del movimiento estudiantil en Granada a finales de los años 60. Fue delegado del Sindicato Democrático de Estudiantes Españoles (SDEE), en la facultad de Filosofía y Letras. En ese ambiente y esos años de agitación universitaria cimenta su espíritu sindical. En 1968 acabó arrestado en dos ocasiones y represaliado por la BPS, que aplicaba su brazo ejecutor sobre los estudiantes y establecía, además, confidentes en el seno de la propia Universidad. Pasó por la cárcel granadina y, durante el Estado de Excepción del 69, acabó confinado en su domicilio paterno en tierras malagueñas

José María Arévalo Ruiz (Sevilla, 1942): “Esta lucha se hace por conciencia de clase, por saber lo que eres y la explotación a la que estás sometido. Todo el aparato represivo del franquismo caía encima de nosotros, pero la deportación fue un momento especialmente duro. Desarraigarte de tu vida y meterte en un destacamento militar de la época… Pero todo aquello mereció la pena”.

Ingresa en el PCE en 1963 y, tres años después, en CCOO. Su sector laboral es el metal, con profesiones como chapista y comercial en empresas como Hispano-AviaciónConserveras Campofrío o González Byass. Sufrió represión durante el franquismo y el Estado de Excepción determinará su detención, en dos ocasiones, y deportación a El Aaiún (Marruecos). Este exilio, señala, tuvo severas repercusiones en su vida. Participó en numerosas actividades sindicales y en su primer empleo era trabajador en régimen de servicio militar pasivo. Regresó a su domicilio sevillano el 20 de julio de 1970.

http://www.eldiario.es/andalucia/Deportados-Andalucia-victimas-excepcion-franquismo_12_358484149.html

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