Dos Hermanas (Sevilla). Frente al silencio. ¡¡El combate por la libertad!!

“EL COMBATE POR LA MEMORIA”
 
La memoria es un catalizador actuando entre bambalinas. Se acumula en nuestras cabezas como nubarrones que tienden a unirse hasta reunir energía suficiente para descargar verdad y justicia. Hoy ansiamos esa energía colectiva, pues la tergiversación de la realidad histórica a la que sobrevivimos aumenta proporcionalmente a los hallazgos que nos cuentan cada vez más historias de desgarro social, de sangre y de muerte.
No podemos permitir que el relato de los asesinos siga monopolizando la veracidad histórica. Por ejemplo, la toma de Barcelona y posteriormente Madrid fueron símbolos propagandísticos eficaces en la estrategia de los fascistas, decretando un supuesto final del conflicto social de cara al mundo y callando a su vez a los miles y miles que seguieron luchando incansablemente con armas o sin ellas.
Su pecado: soñar e intentar construir un mundo más justo dentro de un proyecto revolucionario en el mundo. Recordemos la moral inquebrantable de muchos que no estaban dispuestos a claudicar ante la barbarie, recordemos a los que lucharon hasta morir o a los que lucharon para seguir sobreviviendo; pues se enfrentaron a la peor calaña de criminales que eran mercenarios supersticiosos del mayor crimen organizado de la historia: el capital.
La guerra no terminó en 1939 como nos contaron. La guerra siguió en las sierras y en los montes hasta 1947 en Andalucia y hasta 1952 en otras sierras de la península que combatían la represión. Hay que luchar por la memoria y la dignidad de los inocentes que yacen en las fosas, y no olvidar tampoco a los que entregaron su vida en la defensa de todo lo que el fascismo destruyó metro a metro desde el 18 de julio de 1936. Hombres y mujeres valientes que esbozaron un camino de lucha imparable por la libertad de los pueblos para escribir su historia. Hombres y mujeres muertos a los que pretenden hoy algunos calificar de “terroristas” por defenderse de una muerte segura.
Hoy, que vemos volver y anidar aquellas oscuras águilas sin impedimento alguno. Hoy, que vemos como vuelven a enraizar en todos los estamentos de nuestro tejido social. Hoy que vuelven a hacerse fuertes ante nuestros ojos con la benia y la protección de las élites del poder.
Hoy más que nunca, las aberraciones y distorsiones históricas sobre la insurrección militar que dió paso a la dictadura europea más aceptada no pueden consentirse en ninguno de sus planos, mucho menos en la memoria colectiva. Estas aberraciones, al igual que al fascismo, se las combate.
Combatir no es una cuestión reducida al fusil, las granadas, la cultura o la pancarta. Combatir es una costumbre cotidiana, es un hábito de cada individuo que hoy se ejecuta con “la palabra” en una mano y “razones” en la otra. Se pone la cara en defensa del vulnerable y se continua fracaso tras fracaso. Así lo debería querer quie conserva en su interior la llama de la humanidad.
De nada sirve cada paso adelante si no se protege lo conquistado. El combate se ha tornado un arte y la insurrección una utopía necesaria. Y es que con el fascismo no se negocia. Al fascismo no se le vence desde un escaño o una alcaldía. Al fascismo se le combate día a día en cada situación de abuso cotidiana, cada uno y una en su posición. Tal es nuestra determinación invulnerable, que seguiremos creyendo en ese mundo nuevo que crece en nuestros corazones y del que tenemos testimonios injustamente enterrados. Es tiempo de mantenerse firmes y que nuestro criterio no dude ante las argucias de la propaganda.
La memoria se acumula, crea lazos, nos fortalece y estallará hasta vencer.
Nada consiguieron nunca la pólvora o la dinamita de los fascistas donde sobran corazones y ojos abiertos.
La buena voluntad del ser humano ha de fluir luchando, como el amor. Libre, como el viento. Y necesitamos parapetos duros que resistan la barbaridad que pretenden hacernos creer. Nuestra bandera, la de la humanidad, no podrá dignificarse nunca sin antes restaurar el honor de los que yacen en una tierra que no les está siendo leve.
Por las manos encalladas, por la frustración del intelecto honesto, por la silenciosa resignación permanente, por la ansiedad generalizada, por el tiempo de hoy que ya podría ser mañana; nosotros nunca olvidaremos. Tampoco desistiremos en defender aquello que no se puede comprar y que otros pagaron con sus vidas: la libertad.
 
Alto y claro hasta que quede grabado en la historia de forma imborrable seguiremos proclamando:
 
¡¡Salud y libertad!!
 
Pensamiento Libertario Anónimo
 
Dos Hermanas