Dos Hermanas (Sevilla). Los Merinales: una mañana de memoria.

José L. Gutierrez Molina / Facebook / 22.01/2024
El sábado 20 volví después de algún tiempo al campo de Los Merinales. Al lugar por el que pasaron miles de penados por la justicia del terror franquista. Purgaban con trabajos forzados el delito de tener ideas políticas y sociales y haber sido derrotados. Se convirtieron en esclavos del franquismo.
Los Merinales es el espacio que también significa para mi la geografía que, allá por los años finales del siglo pasado, buscábamos desde el Grupo de Trabajo Recuperando la Memoria y la Historia Social de Andalucía (CGT.A). Todavía estaba en pañales eso de la Memoria Histórica.
Ese campo desde el que miles de esclavos construyeron una de las más importantes obras civiles de Andalucía y que cambió la vida, la fisonomía del paisaje, la economía y las relaciones sociales de otras tantas decenas de miles de habitantes Guadalquivir abajo.
Fue la experiencia investigadora más importante de mi vida. La que siempre había soñado: trabajo en equipo (de verdad, no pega y pega), impacto social (centenares, sí centenares, de encuentros, entrevistas, actos) y sacar al debate público (social y partidario) la cuestión de la represión del franquismo que durante décadas había sido cuidadosamente barrida debajo de las alfombras de la transición española. Una nueva derrota de los vencidos ese vez con la complicidad o la desidia de las propias organizaciones a las que habían pertenecido.
Los resultados no fueron menores. aunque nos quedamos a medio camino. Entre los logrados fue obligar a instituciones (políticas y académicas) a tener que subirse al carro de iniciativas y actos (dos ejemplos: la presentación del proyecto en un abarrotado entonces teatro Álvarez Quintero (hoy Espacio Turina) y el multitudinario homenaje a esclavos y familias en el Auditorio de la Universidad Pablo de Olavide.
Otro éxito fue sacar en una editorial de amplia difusión, Crítica, el libro El Canal de los Presos. 1940-1062. Trabajos forzados, de la represión política a la explotación económica (2004). La sala del Alcázar de Sevilla se quedó pequeña para acoger a los centenares de personas que acudieron a su presentación.
Varios miles de ejemplares vendidos. Hoy agotado, sigue siendo objeto de deseo. A pesar de la frialdad, cuando no algo peor, con el que fue recibido por la mayor parte del mundo académico, hoy sigue siendo una referencia tanto como modelo de investigación, como por los resultados obtenidos.
Pero de lo que más orgulloso me siento fue del impacto social conseguido y de las sinergias (feo palabro) que todavía produce. Ahora uno de los espacios contemplados en el proyecto Des- Alambrar que impulsa el Instituto de Ciencias del Patrimonio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (INCIPIT CSIC).
Mientras paseaba por el espacio del campo y oíamos las informaciones que nos proporcionaba Laura Muñoz, la arqueóloga de lleva la intervención, pensaba en las espinitas que quedaron atravesadas y que, ¿por qué no?, nunca es tarde para intentar sacárnosla.
Una, la incongruencia que supone que el campo de Los Merinales, como tal, no haya sido declarado lugar de memoria. Lo es el canal pero el espacio matriz. Quizás sea el momento para volverlo a pedir.
Otra es la construcción del memorial que se pidió hace ya veinte años, para el que el Grupo de Trabajo hasta convocó un concurso de ideas y por el que se interesaron desde diversos punto del Estado. Hasta se creó un patronato y la Confederación Hidrográfica aprobó una concesión para llevarlo a cabo (hoy caducada). Si entonces era un punta de lanza, quizás demasiada para un grupo de nuestras características (aunque la idea era que se implicaran administraciones y entidades políticas y sindicales) hoy sigue siendo una necesidad.
Un centro de memoria e investigación que sea el instrumento que desarrolle, incluso a nivel nacional, esa cuestión todavía hoy tabú del trabajo esclavo en la España golpista y franquista. Más allá de las sucesivas buenas intenciones de las diversas leyes o de proyectos siempre anunciados y nunca llevados a cabo.
Una mañana de memoria que, como siempre, mira hacia el futuro.