EL ATRACO Y SECUESTRO DE MIGUEL SÁNCHEZ-DALP EN LA RINCONADA Y SUS TRÁGICAS E INJUSTAS CONSECUENCIAS.

EL ATRACO Y SECUESTRO DE MIGUEL SÁNCHEZ-DALP EN LA RINCONADA Y SUS TRÁGICAS E INJUSTAS CONSECUENCIAS

Por Ramón Barragán Reina.

 

PRIMERA PARTE

REPERCUSIONES DE LA GUERRILLA ANTIFASCISTA EN LA VEGA MEDIA DEL GUADALQUIVIR

En el municipio de La Rinconada fue atracado y secuestrado Miguel Sánchez-Dalp y Calonge, primer terrateniente de La Rinconada y de Alcalá del Río, conde de Las Torres de Sánchez-Dalp, cerca de Chaparrales (entre Chapatales y el Candelero), por un grupo de “fugitivos rojos”, tal como reconoce la sentencia en la que se condena a muerte, precipitadamente, porque había que dar un castigo ejemplar, a Francisco Márquez Román y Augusto Méndez Alves, el Portugués, por tal robo y secuestro, del que los autores, según los informes contenidos en el sumario de la causa, obtuvieron 206.000 ptas. y algunos objetos personales del conde.

El atraco se produjo la tarde del jueves, día 10 de julio de 1941, cuando el coche de Sánchez-Dalp, conducido por Francisco Uribe, se dirigía al cortijo de Casaluenga, cerca de Cartuja. Según el relato del Juez Instructor (informe del día 14 de julio), cuatro individuos lo abordaron y le exigieron el dinero que llevaba. Les dio 3.000 ptas., pero no conformes, lo sacaron del coche, ocasionándole “erosiones en la cara con un rifle”, y le robaron otras 3.000 ptas., un reloj y los gemelos. Mientras todo esto ocurre Francisco Márquez, según el mismo informe, estaba vigilando entre los olivos, pero nadie lo vio… Acto seguido llevaron a Sánchez-Dalp a un olivar más retirado, donde lo amenazaron y consiguieron que Sánchez-Dalp escribiese una nota para su encargado Antonio Cartaya, en la que le pedía, sin que dijera nada a nadie, que le mandara 200.000 ptas.

 

El chofer fue el encargado de llevar la nota al citado cortijo. En el camino recogió a Augusto Méndez (por lo que durante los hechos estaba en el cortijo) y a otro, que habían sido mandados por el encargado de la finca a buscar a Sánchez-Dalp, pues le extrañaba que el conde tardara tanto. El encargado, una vez recibida la nota, se trasladó a Sevilla en el coche conducido por Francisco Uribe para darla a conocer a los sobrinos de Sánchez-Dalp, Miguel y Javier, los cuales se lo comunicaron a la esposa del secuestrado, María Ángeles Marañón Lavín. Prepararon el dinero en billetes de 1.000, cuya numeración, según el citado informe, fue tomada por la policía (sin que se sepa cuando lo hicieron, pues el atraco fue denunciado cuando el conde ya estaba liberado). Se lo dieron al chofer, el cual entregó el dinero a los secuestradores. Estos le indicaron donde habían dejado al conde. Le dieron 10.000 ptas. al chofer y se repartieron el dinero allí mismo, a razón de 42.000 ptas. cada uno, dejando 12.000 para Márquez, 9.000 para Augusto y 1.000 para Fernanda Román Llanos, madre de Márquez, que llevaron a Chaparrales, donde vivían. Según el Juez Instructor, Francisco Márquez dio otras 2.000 ptas. a Soledad, su hermana y esposa de Augusto, y otras 1.000 para remitir 500 ptas. a un hermano (Antonio) “que estaba en la Penitenciaria Militar de Dos Hermanas”.1

Los supuestos secuestradores (llamados en el atestado el Gaspar, el Moreno, el Paco y el Pepe) no sabían que Sánchez-Dalp, que habían dejado con los pies atados, amordazado y con las manos atadas a la espalda en una casilla cercana, se había desatado “pasada media hora y viendo que no lo vigilaban”, según consta en su propia declaración, y había llegado a Casaluenga, donde encontró al Alcalde de La Rinconada, José Espina, y al Comandante de Puesto. Lo trasladaron a Sevilla, pero sus sobrinos ya habían entregado el dinero al chofer. Fue entonces cuando puso la denuncia (hacia las tres de la madrugada del día 11) y fue a la Casa de Socorro para que le vieran las heridas de la cara. Terminaba su declaración diciendo que “no conoce a ninguno, y que se ha enterado que han detenido a un trabajador suyo, Augusto Méndez Alves, al que le dieron 9.000 pesetas y las escondió al pie de un olivo, y a otro”.

En la declaración del chofer, Francisco Uribe, aparece que uno de los secuestradores le dijo: “el Conde se queda aquí hasta que recibamos el dinero, porque lo necesita nuestra organización, y si lo dejamos marchar y perdemos el dinero, la organización nos mataría a todos”. Estas palabras no vuelven a mencionarse en todo el sumario.

La detención de Francisco Márquez Román ocurrió, según la policía sevillana, al día siguiente, en Sevilla. El informe redactado por la policía dice que se había ido de compras con su hermana Soledad (como si nada hubiese ocurrido, digo yo). Compró en la calle Puente y Pellón, cerca de la Plaza la Encarnación: calzado, varias camisas, varios pares de calcetines, un traje, tres corbatas y una bicicleta. Cuando compró la bicicleta le dijo al comerciante que se la guardara, que volvería pronto por ella. En ese momento el comerciante llamó a la policía, que comprueba la numeración del billete 2 y lo esperó. Cuando volvió, ya sin su hermana, lo detuvieron, encontrándole (curiosamente) 440 ptas. en billetes rojos 3 de circulación prohibida y 4.000 ptas. en billetes (de los del secuestro) y otras 1.078 de las vueltas de lo comprado, así como dos carteras de piel, un reloj de pulsera, fotografías y otros papeles… Antes de ir de compras habían estado en Alcalá de Guadaira (no se sabe para qué). La policía manifiesta que “había sido debidamente interrogado” (ya se sabe lo que eso significaba: le habían pegado hasta decir lo que ellos querían).

Una vez detenido Francisco, lo fueron también: Augusto, acusado de haber dado información a los secuestradores de los movimientos de Sánchez-Dalp, aunque reconocían que no intervino directamente4; Fernanda, por haber “lavado un salvoconducto a Cádiz y Málaga” que supuestamente tenía su hijo, a petición de éste, y haber recibido dinero; Soledad, por recibir dinero de Francisco Márquez, y María, también hermana de Francisco, que vivía en Portugalete (Barriada de San José), a la que su madre (Fernanda) pidió que guardara las 1.000 ptas. que le habían dado, “al enterarse de las gestiones hechas por la Policía”. Todas las declaraciones personales tienen fecha del sábado, día 12 de julio, incluidas las del chófer, el conde, el capataz, los sobrinos, etc. (Los policías trabajaron a destajo…)

Posteriormente, el día 16 de julio, el Fiscal puso en libertad a María Márquez y elevaba a plenario su informe final, exponiendo que eran cinco los atracadores. De cuatro se pasaba a cinco secuestradores, y lo mismo ocurría con las armas, que en un principio eran un rifle, una escopeta y dos pistolas, pero que de pronto eran un rifle, una escopeta y tres pistolas… Todo llevaba a acusar a Francisco Márquez de participación directa en el atraco-secuestro. Sin embargo, en la propia sentencia, aunque dice (y repite) que Miguel Sánchez-Dalp fue asaltado por cinco individuos (Márquez y los otros cuatro), al final de la exposición de los hechos se puede leer, después de un punto y coma, lo siguiente: “apareciendo de lo ac­tuado que en los hechos que antecede el Francisco Márquez permaneció de vigilancia para evitar que fueran sorprendidos”. (O sea, nadie lo vio…, pero estaba presente, según el Juez, y no había más discusión).

1. Lo insólito es que para entregar este dinero a la familia Márquez y a Augusto tuvieron que volver a Chaparrales, es decir, caminaron 10 km hacia atrás, alejándose de Sevilla, a donde tuvieron que volver, pues el día 15, según la policía, cogieron un taxi en dirección a Málaga.

2. La principal prueba de su participación directa fue que tuviera (eso fue lo que dijo la policía) billetes cuyos números coincidían con los registrados por la policía, pero ¿cuando tomó la policía la numeración de los billetes, si éstos fueron entregados al chofer bien entrada la noche y no pudo intervenir antes de las tres de la madrugada, hora de la denuncia de Miguel Sánchez-Dalp en comisaría. Además, el dinero no salió de ningún banco: estaba ya en casa de los Sánchez-Dalp y lo entregó su esposa. ¿Cómo lo sabía el comerciante, con tan pocas horas de diferencia? Debemos recordar que no había móviles u otros instrumentos de rápida comunicación.

3. Algo bastante difícil, porque en 1938, en plena Guerra Civil, un decreto del Ministerio de Hacienda del gobierno franquista, con sede en Burgos, ordenó la prohibición de “la tenencia de papel moneda puesto en curso por el enemigo”. Los franquistas se incautaron, en virtud de este decreto, 3.560 millones de pesetas de la época, que no devolvieron jamás.

4. De los informes y declaraciones se deduce que Augusto Méndez era amigo de “Gaspar” y ambos de Victoriano Raja­do, un rojo, muerto por disparos de la Guardia Civil cerca de San José de la Rinconada; que “Gaspar” estuvo merodeando por el municipio de La Rinconada antes de la muerte de Victoriano (enero de 1941), pero se fue a Málaga, y que cuando volvió y se enteró de la muerte de Victoriano, marchó a la sierra… Regresó a los dos o tres meses y propuso a Méndez el atraco, éste se negó, pero, según la Guardia Civil, le presentó a Francisco Márquez y le dio información valiosa a los secuestradores.

SEGUNDA PARTE

PRIMERAS CONSECUENCIAS: LA EJECUCIÓN DE FRANCISCO MÁRQUEZ Y AUGUSTO MÉNDEZ EN LA RINCONADA

El Consejo de Guerra se celebró el 17 de julio de 1941, sin que supiesen aún quienes eran los componentes del supuesto grupo atracador (el Gaspar, el Moreno, el Paco y el Pepe), ya que reconocían que “contra los fugitivos no se ha dictado auto de procesamiento porque no ha sido posible su captura”. En la sentencia, del mismo día, Francisco Márquez Román, de 21 años, natural de Albuera (Badajoz), soltero, carpintero, vecino de La Rinconada, que vivía en Chaparrales, y Augusto Méndez Alves, de 36 años, natural de Soure (Portugal), casado, trabajador del campo, vecino de La Rinconada, con domicilio en la Barriada de San José, fueron condenados “a la pena de muerte como autor el primero y cooperador el segundo de un delito consumado de robo a mano armada ejecutado por más de tres malhechores…”; Fernanda Román, de 54 años, natural de Aceuchal (Acebuchal en sentencia) de los Barros (Badajoz), casada con Francisco Márquez Piris, jornalera, con el mismo domicilio que su hijo Francisco, y Soledad Márquez Román, de 29 años, natural de Badajoz, casada con Augusto Méndez, fueron condenadas a 10 años de prisión mayor como encubridoras del delito.

El día 19 de julio Francisco Márquez Román y Augusto Méndez Alves fueron ejecutados en la plaza de La Rinconada, muriendo a consecuencia “de las heridas de arma de fuego”, según los certificados de defunción, firmados por D. Antonio Ariza Fernández, Juez Municipal, siendo testigos del acto D. Agustín Fernández Durán y D. Juan Alcázar Bueno, según consta en los documentos del sumario. Cuando se produjeron los disparos, se puede aventurar que la Guardia Civil sabía que ellos no habían sido.

 

Todo ocurrió excesivamente rápido, entre el día 11 y el día 19 de julio, y con bastantes contradicciones, como se ponen de manifiesto en el sumario de la causa, pero les hacía falta, como ya he dicho, un castigo ejemplar, y lo dieron, sin importarles la veracidad o falsedad de los relatos contenidos en los informes y sentencia, ni si eran o no los autores reales del atraco. Había que dar un escarmiento, que fuese sonado. ABC se hizo eco de la ejecución “en cumplimiento de sentencia”, y así lo publicó el 20 de julio de 1941, en su pág. 2. Esto no era habitual. Recordemos, además, que Francisco Márquez y su padre (Francisco Márquez Piris, 54 años, natural de Campo Mayor-Portugal, ambos jornaleros y afiliados a CNT y UGT, respectivamente, habían sido juzgados por Adhesión a la Rebelión, pues ambos habían estado en la “zona roja”, en el Consejo de Guerra del día 24 de noviembre de 1939. Fueron absueltos, pero enviados al Batallón de Trabajadores de Tarifa en enero de 1940, sin que sepamos cuando volvieron. Tuvieron que estar entre seis meses y un año.1 También debemos recordar que su hermano Antonio, de 31 años, afiliado de UGT, estaba en la cárcel desde agosto de 1939, estaba cumpliendo la condena de 12 años y 1 día, por Auxilio a la Rebelión, en la CPM de Dos Hermanas desde 13 de marzo de 1940, y que Fernanda Román Llanos, madre de Francisco, había sufrido entre mayo de 1939 y enero de 1941 un proceso similar, dado que había “votado candidaturas de izquierda”, las del Frente Popular, algo que ella no niega, y porque había huido a la zona roja, aunque su causa fue sobreseída al no ser ratificada la denuncia y no tener informes desfavorables de la autoridades locales.2

Al chofer, Francisco Uribe González, al capataz, Antonio Cartaya, y a María de los Ángeles Marañón, señora de Miguel Sánchez-Dalp, les fueron impuestas sendas multas de 5.000 ptas., y a los sobrinos, Javier y Miguel Sánchez-Dalp Marañón, una multa de 10.000 ptas., “por no haber dado cuenta del hecho a su debido tiempo”.

Antes de conocer otras consecuencias del secuestro de Sánchez-Dalp es obligado saber que Soledad Márquez Román continuó en la Prisión Provincial hasta el 1 de mayo de 1947, pero mucho antes, el 8 de noviembre de 1941, meses después del juicio, recibió la comunicación (orden) de entregar a su hija Fernanda, de 4 años, que estaba con ella en la cárcel, para que en unión de su otra hija, de 8 años, fueran llevadas al Colegio Espíritu Santo de Córdoba. Para completar las penas, el 6 de mayo de 1942 murió en la prisión su hijo menor, Augusto Méndez Márquez, de dos años de edad. Soledad consiguió la libertad definitiva el 8 de julio de 1951.3

Notas:

1. ATMTS-SE, Causas 5203/39 y 6062/39, Legajo 16-261 (Fondo 8.000). Francisco Márquez, hijo, estuvo defendiendo la República en el frente del Jarama. Curiosamente antes de marcharse trabajaba en Cartuja, cortijo de Sánchez-Dalp.

2. AHPSE, Signatura 21524, Prisiones, y ATMTS-SE, causa 62574/39, legajo 9-309. Fernanda estuvo con su marido, durante la guerra en Madrid, Palomares del Campo (Cuenca) y Pedro Muñoz (Ciudad Real), donde trabajaron a jornal, según su propia declaración..

3. AHPSE, Signatura 21524.

 

TERCERA PARTE

MÁS EJECUCIONES Y AÑOS DE CÁRCEL POR EL ATRACO-SECUESTRO DE MIGUEL SÁNCHEZ-DALP

La suerte que corrieron el Gaspar, el Paco y el Pepe y otros malagueños cercanos a ellos, y el sevillano Antonio Bozada, miembro de la guerrilla antifascista de la Sierra Norte de Sevilla.

El día 15 de julio, cuatro días antes del fusilamiento de Francisco Márquez Román y Augusto Méndez Alves en La Rinconada, el Gaspar, el Pepe y el Paco, los otros supuestos atracadores de Miguel Sáncuez-Dalp, huyeron -según la policía- hacia Málaga. Fue un viaje accidentado, pues tuvieron dos encuentros con la Guardia Civil: uno en Estepa y otro en La Roda de Andalucía, de los que lograron escapar, aunque en el segundo hirieron a un Guardia Civil y a un policía, éste de gravedad. Llegaron a Málaga y fueron ayudados y ocultados por sus familias y amigos.

No obstante, el 26 de julio de 1941 fue detenido en Málaga Gaspar Hidalgo Bustos (el Gaspar), de 22 años de edad, soltero, jornalero, natural de Vélez Málaga, calificado como peligroso atracador, que había pertenecido a las Juventudes Libertarias antes de la guerra. Fue condenado el 30 de julio a la pena de muerte por Rebelión Militar. Se le acusaba de herir a un guardia civil y de gravedad a un agente de la policía y de cometer dos atracos: uno en mayo de 1936, y otro, el de Sánchez-Dalp, así como algunos intentos más. Fue ejecutado (pasado por armas) el día 1 de agosto de 1941 en Málaga. Un día antes, el 31 de julio, el juzgado Militar Especial de Lora del Río comunicó que Gaspar Hidalgo Bustos estaba incurso en la Causa 1759/39 y que se había evadido de la cárcel de Lora del Río.1 Junto a Gaspar condenaron en el mismo juicio a nueve personas más: dos, a 30 años de prisión y 10.000 ptas., por Rebelión Militar; cinco, a 14 años, por Auxilio a la Rebelión, y dos, a 12 años y 10.000 ptas. Una de las dos personas condenadas a 30 años era su madre, Carmen Bustos Figueroa. Los demás fueron condenados por haberlo ayudado, albergado u ocultado desde que llegó a Málaga.2

 

El día 25 de julio detuvieron en Málaga a José Morales Rodríguez (también conocido por José Fradejas Morales), de 26 años, de Málaga, soltero, jornalero, miliciano, que huyó de la “liberación” de Málaga, y a Francisco Flores Navarrete, de 26 años, soltero, albañil, de Málaga, que en 1936 había huido para defender la República. Al parecer, según los informes policiales, eran el Pepe y el Paco del atraco a Sánchez-Dalp, que, junto con Gaspar, salieron de Sevilla cinco días después camino de Málaga. El 24 de octubre de 1941 fueron trasladados a la Prisión Provincial de Sevilla y el Consejo de Guerra se celebró el 5 de febrero de 1942. José Morales fue condenado a pena de muerte por robo a mano armada, a más 60.000 ptas. en concepto de responsabilidad civil y otras 10.000 ptas. para los familiares de un guardia civil herido cuando fueron detenidos y muerto posteriormente, y Francisco Flores fue condenado a pena de muerte por robo a mano armada y 60.000 ptas. en concepto de responsabilidad civil. Las cantidades las pagaron sus familiares, pues ellos fueron fusilados en Sevilla el 2 de marzo de 1942. Otros dos condenados fueron Francisco Maese Rando y Sebastián Jiménez Campoy a 6 años de prisión por colaboración, ya que los alojaron en sus casas.3

No terminó con ellos la represión. El 23 de agosto de 1941, o sea, unos veinte días después de la ejecución de Gaspar Hidalgo Bustos en Málaga y al mes de la ejecución de Francisco Márquez y Augusto Méndez, fue ejecutado en Sevilla Antonio Bozada Centeno, acusado de robo a mano armada. Antonio Bozada, miembro de la UGT de El Pedroso, pertenecía a una partida de guerrilleros que operaba en la Sierra Norte de Sevilla. Según la Guardia Civil, habían asaltado el cortijo El Viar (Almadén de la Plata) llevándose 20 fanegas de garbanzos, varios quesos, mantas, panes, prendas de vestir y las caballerías. Cuando intentaron asaltar el cortijo La Zahurda (Castilblanco de los Arroyos), fueron sorprendidos por la Guardia Civil. En el tiroteo fue detenido Antonio Bozada; los demás lograron escapar. Al parecer, los miembros de la partida eran seis, y entre ellos estaban el Moreno, uno de los supuestos atracadores de Sánchez-Dalp, que había huido atravesando el río Guadalquivir por el embarcadero de Brenes, y el Abraham y el Chato. El Moreno, al que no identificaron, ni sabremos su nombre, pero que consideraban el jefe del grupo, se había fugado, hacía tiempo, de un campo de concentración de Badajoz. Dicen que tenía 35 años y barba de varios días. En los informes, la Guardia Civil los consideraban autores del atraco-secuestro de Miguel Sánchez-Dalp, dando otra versión de los hechos y no nombrando para nada a Francisco Márquez y a Augusto Méndez.

El proceso abierto contra Antonio Bozada fue también rápido: lo detuvieron el día 12 de agosto, el Consejo de Guerra se celebró el 21 y dos días después fue ejecutado en el cementerio de San Fernando de Sevilla.4 

1. De los informes y declaraciones se deduce que “Gaspar” era amigo de Victoriano Rajado, un rojo, muerto el 13 de enro de 1941  por disparos de la Guardia Civil en el municipio de La Rinconada; que “Gaspar” estuvo merodeando por dicho municipio antes de la muerte de Victoriano (enero de 1941), pero se fue a Málaga, y que cuando volvió y se enteró de la muerte de Victoriano, marchó a la sierra… Regresó a los dos o tres meses y llevó a cabo el atraco-secuestro con los otros procesados y ejecutados.

2. ATMTS-SE, Legajo 1219 nº 31019. Su causa es la 2026/41, de Málaga.

3. Ibid.

4. ATMTS-SE, Causa 1046/41, Legajo 193-8214.

(Para escribir este relato, recogido íntegramente en DE LA CLANDESTINIDAD A LA LIBERTAD CONQUISTADA, pp. 188-193, he tenido en cuenta los datos fundamentales aportados por el sumario de la Causa 863/1941, Legajo 1219 nº 31019 en el ATMTS-SE. En esta publicación se hace un resumen, bastante extenso, del mismo.

 

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