Extremadura. La placa falangista de Montehermoso cuenta sus horas

La Junta ordena retirar el recuerdo a los caídos pese a la queja de algunos de los descendientes de estos homenajeados

Hoy.es / ANTONIO J. ARMERO / Cáceres / Viernes, 5 octubre 2018

Hay en Montehermoso (5.761 habitantes, a 26 kilómetros de Plasencia) una placa que protagoniza tertulias vecinales y familiares desde hace unas semanas. Está en la fachada de la iglesia de nuestra señora de la Asunción, y se parece mucho a otras que hay repartidas por España, todas de la misma época. El contenido y la estética son de sobra conocidos. «Caídos por Dios y por España» se lee justo encima del símbolo falangista del yugo y las flechas. Debajo, el nombre de José Antonio Primo de Rivera, el primero de la lista y el que figura en letras más grandes. Tras él, en caracteres más pequeños, otros 38 nombres y apellidos.

Desde hace unos meses, ese templo parroquial está en obras. La administración autonómica está arreglando el coro y el ábside, una reforma en la que gastará 121.193,85 euros, que es el importe por el que el proyecto fue adjudicado en noviembre del año 2017. Además de mejorar el aspecto del inmueble, estos trabajos han servido un bandeja una polémica que ha involucrado a un grupo de vecinos, al ayuntamiento y a la Junta, y que ayer vivió su última novedad.

Según la Ley de Memoria Histórica, del año 2007, ese homenaje «a los caídos» debe desaparecer. «Las administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias -dice esta norma-, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura. Entre estas medidas podrá incluirse la retirada de subvenciones o ayudas públicas». Pero el punto siguiente del mismo artículo dice lo siguiente: «Lo previsto en el apartado anterior no será de aplicación cuando las menciones sean de estricto recuerdo privado, sin exaltación de los enfrentados, o cuando concurran razones artísticas, arquitectónicas o artístico-religiosas protegidas por la ley».

«Hay una ley que cumplir»

«Hay una ley que cumplir, nos guste más o menos», resume María del Mar Mateos Garrido, alcaldesa de la localidad por el PSOE, que en las últimas elecciones locales logró seis concejales, frente a cuatro del Partido Popular y tres de Izquierda Unida.

La obligación de someterse a lo que manda la normativa en vigor es el argumento que la regidora ha trasladado al grupo de vecinos que le ha hecho llegar su deseo de que la placa no sea retirada. Son descendientes de algunas de las personas mencionadas en la placa. «No de todas, porque otros nos han comentado que entienden que hay que quitarla», matiza Mateos, que está tratando este asunto con una máxima: «Intentar que no genere crispación».

«Algunos familiares nos han mostrado su preocupación por la retirada de la placa, y desde el Ayuntamiento les hemos ofrecido la posibilidad de colocarla en el cementerio municipal o en el sitio que ellos elijan, y estamos esperando a que se decidan», explicaba la alcaldesa anteayer. Pero al final no se han puesto de acuerdo. Ayer, el Consistorio informó al Gobierno regional «de la falta de acuerdo con los propietarios de la placa», explica la Junta. «Por tanto -añade-, se le ha comunicado al Ayuntamiento que cumpliendo con lo estipulado en la Ley de Memoria Histórica, en los próximos días se retirará la placa, que se depositará en las dependencias municipales para que sea retirada por sus dueños cuando estimen».

Los familiares contrarios a la retirada no han concretado dónde quieren que se ponga tras quitarla

La Junta aclara también que ese recuerdo a los caídos «no se ha retirado durante la obra de rehabilitación del templo debido a la reclamación de un grupo de vecinos que se declaró propietarios de la placa», sitúa el Gobierno regional. En las últimas semanas, la alcaldesa ha hablado con el director general de Patrimonio de la Junta sobre este asunto, para tratar de encontrar la mejor solución.

Y la más rápida. La polémica comenzó hace semanas, y ya hay prisa por cerrarla. Queda por saber dónde acabará la placa de la discordia. A día de hoy, la única certeza que hay en torno a esta polémica es que en su ubicación actual, esta pieza tiene las horas contadas.

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