Gervasio Sánchez: «Se ha violado la memoria de la Guerra Civil»

El fotoperiodista recogió ayer el Premio Jaime Brunet a la promoción de los Derechos Humanos

Noticias de Navarra | Leticia de las Heras / Javier Bergasa | 19-3-2015

 El fotoperiodista Gervasio Sánchez, que ayer recogió el premio Premio Internacional Jaime Brunet a la promoción de los Derechos Humanos, consideró en rueda de prensa que en este país los políticos han “violado” la memoria histórica de las víctimas de la Guerra Civil. “La totalidad de la clase política ha pisoteado la memoria de las víctimas y de sus familiares en una lección de falta histórica clarísima”, subrayó rotundamente, refiriéndose a la “cobardía” que, según él, han mostrado unos representantes “incapaces de buscar seriamente a los desaparecidos”.

Para el fotoperiodista, que trabajó durante 13 años en Desaparecidos, un reportaje fotográfico que retrata el drama de los cuerpos perdidos en guerras de América Latina, Asia y Europa, “las guerras no terminan cuando lo dice Wikipedia, sino cuando se identifican todos los cuerpos exhumados con sus familiares”. El epílogo de este trabajo, precisamente, se dedica a los desaparecidos en la Guerra Civil, misión a la que Gervasio Sánchez se está dedicando en la actualidad.

Este periodista reprueba que se justifique la falta de resultados en la búsqueda de los cadáveres que dejó al Guerra Civil de este país en que esta fue muy brutal, ya que casi 40 años después de falleciese Franco, esto no le vale como excusa. La solución ante esta problemática, según él, sería un proyecto unánime en democracia, pactado por todas las formaciones políticas, que hubiese posibilitado la búsqueda de los desaparecidos lo antes posible. “Creo que el final de los años 80 era el momento adecuado para buscar una solución, cuando los asesinos y los familiares directos estaban vivos -apuntó-. Tenía que haber sido un proyecto patrocinado por el Gobierno de Felipe González con un acuerdo con toda la clase política”. De haber sido así, consideró, “estaríamos saliendo del túnel, no enfangados”.

ACTIVISTA Y PERIODISTA 

Gervasio Sánchez no solo ha trabajado por la promoción de los derechos humanos en los medios de comunicación. Es miembro de Amnistía Internacional desde 1983, cuando aún se encontraba en la universidad inmerso en sus estudios de Periodismo. Según relató, durante el año y medio que trabajó activamente en la organización se encargó de resumir los informes de violación de los derechos humanos en Ecuador y Guatemala. Entre estos textos se encontraban los primeros informes sobre desaparecidos con los que tuvo contacto, una temática que se llevaría una parte importante de su futura dedicación profesional.

“Esta relación con amnistía internacional fue clave en mi vida. Fue un año y medio intensivo que modeló mi vida como periodista. Soy quien soy gracias a ese trabajo que comencé a hacer allí”, aseguró, alentando a los estudiantes a que no se encierren en las aulas y recomendándoles que también asistan a coloquios, vean películas o asistan a conciertos.

Sánchez cuenta en su haber con numerosos reconocimientos, algunos de los más recientes el Premio Nacional de Fotografía, que se le concedió en 2009 o el Premio Ortega y Gasset de Periodismo (2008). Pese a eso, admitió ante los medios que, cuando accedió al listado de personas e instituciones galardonadas con el Jaime Brunet (entre ellos Amnistía Internacional el Comité Internacional de Cruz Roja, las Brigadas Internacionales de Paz o el Dalai Lama), no se consideró una persona adecuada para miembro número de este elenco. “Al principio sentí que desentonaba, pero luego me puse a pensar y me di cuenta de que he trabajado a lo largo de mi vida profesional con varias de estas personas e instituciones”, comentó.

TRAS LA CÁMARA 

Para Sánchez es imposible que una persona no se implique en cada una de sus acciones, por lo que él no es menos con su profesión, en la que muchas veces se pide objetividad absoluta. “Si en la guerra de Bosnia yo no quiero ver cómo bombardean las ciudades desde las colinas, sino desde la gente a la que están bombardeando me estoy implicando”, indicaba, explicando que lo importante es ser lo suficientemente riguroso como para que nadie pueda cuestionar su trabajo.

Para él la cámara no es un escudo tras el que refugiarse del horror que hay al otro lado del objetivo, todo lo contrario. “El día que me sirva de escudo y sienta que ya no estoy con la misma actitud que estaba al principio, lo dejo -declaraba rotundo-. Necesito que me siga provocando un impacto directo lo que veo, que el dolor me siga impresionando, que me siga haciendo daño”.

Considera que esta conexión directa con su entorno es precisamente la única manera de transmitir con decencia lo que está ocurriendo, una de las cosas que, asegura, más valora, por encima de los premios o de hacer buenas fotos.

La guerra que se encarga de contar y fotografiar se muestra con toda su crudeza, aunque, según comenta, también hay hueco para la belleza entre tanto horror. “La guerra dura 24 horas al día, aunque creamos que solamente son los 40 o 50 segundos que nos muestran en el telediario y en 24 horas también hay momentos en plena guerra que se podrían definir como bellos, momentos de gran integridad.

EL PREMIO 

El premio, dotado con 36.000 euros, fue entregado por el presidente del Parlamento, Alberto Catalán, el rector de la Universidad Pública de Navarra, Julio Lafuente, y el vicepresidente de la Fundación Brunet, Joaquín Mencos. El jurado destacó en el fallo que el trabajo de Sánchez, realizado “con absoluta independencia de los poderes fácticos”, no sólo muestra “la crueldad del ser humano en la guerra”, sino que encierra “la denuncia de la violación de los derechos humanos de las víctimas de la sinrazón, y del negocio que esconde para los países fabricantes de armas”.