Granada. La “Madre Carmela”, una historia por conocer y un cuerpo por encontrar

Carmen Rodríguez Parra fue una mujer popular y querida antes y durante la II República que regentaba una taberna, refugio de personas trabajadoras; se especula que fue ejecutada en el Barranco de Víznar junto a tres mujeres más
Jaime Cinca y Susana Sarrión  18.07.2023
“El monedero de mi madre devuelto por la cárcel cuando la hivan a matar”, este es el mensaje que Ángel González López descubrió en un monedero antiguo de piel entre las pertenencias de su madre cuando esta murió. Una puerta hasta entonces secreta a una historia desconocida para él y su familia. Ángel nació y se crió en Barcelona en una familia “muy normal” con algún lío en la composición del árbol genealógico, el abuelo se separó de su primera mujer y formó un nuevo hogar con la hermana de su yerno, Carmen Rodríguez Parra, con lo cual las dos proles estuvieron unidas en lo que Ángel llama “un lío en esa descendencia en la que no todo el mundo comprendía de dónde viene uno o de dónde viene otro”.

Para el hilo de nuestra historia volvemos al monedero celosamente custodiado por Nieves, madre de Ángel, que nunca habló de su abuela a sus hijos. Sí que les mostró unas fotografías, lo que ella consideró la presentación “oficial”, “esta mi madre”, para guardar después silencio durante el resto de su vida. Más tarde, ya fuera de su control, la verdad se abrió paso.

Ángel, llevado por la curiosidad, empieza a buscar más datos de la dueña del monedero, esa abuela que corrió tan fatídica suerte, “Un día, escribo su nombre, Carmen Rodríguez Parra en el buscador de Google y me aparece un artículo de Silvia González; la misma emoción que tengo ahora al contarlo es la que me entra cuando me apareció en la pantalla, veo los artículos de Silvia y me digo, “tu abuela es mucha abuela, es mucho personaje y nadie conoce esto”. Escribo a Silvia, emocionado, llamo a mi hermano y a mi primo, y me dicen: ¿Qué es esto?¿De dónde venimos?¿Quiénes somos? Marco, mi primo, había tenido un contacto con Ian Gibson en su investigación y le facilitaron la fotografía de Carmela, conocíamos esto, pero nada más. A partir de ahí crece nuestro interés”.

Carmen Rodríguez Parra, Carmela, “la de los pajaritos fritos”, madre Carmela

Tres nombres tenía Carmela: el suyo propio, que encuentran en el padrón del que sería su último domicilio, su taberna hostal Carmela, en la calle Elvira números 40-42; el de sus famosas tapas, los pajaritos fritos, como la menciona en su libro ‘Los últimos días de García Lorca’, Eduardo Molina Fajardo, falangista que relata importantes detalles de la represión franquista en Granada; y como mejor la conocían en Granada, madre Carmela, sobrenombre que llegó a emplear Federica Montseny en su viaje a Granada y con el que figura en varias publicaciones de la época.

Fran Andújar, doctor en historia e investigador del movimiento anarquista en Granada, ha sido clave para desvelar la vida de Carmela, una mujer fuerte y politizada que fue refugio y apoyo no sólo para el movimiento anarcosindicalista de Granada sino para quién lo necesitara, “Cuando era jovencito escuchaba a personas mayores de Granada hablar de una taberna en la calle Elvira que era de la CNT e investigando descubrí que se llamaba Carmela”. La encuentra en varias publicaciones anarquistas, en recaudaciones para ayudar a familias de sindicalistas que necesitaban recursos, como despacho de pan; descubre que Federica Montseny en su visita a Granada, no sólo la compara con ‘La Tranquilidad’, el local anarquista de Barcelona, también describe a su dueña: “Carmela, excelente mujer que, junto con su marido, es el refugio y el amparo de todos los compañeros que caen en Granada sin recursos”.

Carmela aparece como militante anarquista de la CNT en los años 30. Fran entiende que al ser una mujer muy popular y solidaria, asumió el apoyo mutuo del ideario libertario como propio y es de esta manera como conecta con el anarquismo, el movimiento sindicalista más importante en Granada desde 1918 a 1923 que se mantuvo popular durante la II República, donde alcanzó su máximo apogeo. El movimiento contaba con ateneos libertarios, centros culturales y sindicatos, donde se afiliaron un gran número de personas, según Andújar, “Se trató de un movimiento popular de trabajadores de distintos gremios, con un porcentaje menor de intelectuales y de personas con muchos recursos económicos, con lo que su investigación fue más difícil. Buena parte de las fuentes que encontré son sumarios de juicios que están en los archivos de la Chancillería”.

“Para la policía, Carmela era alguien que estaba haciendo cosas ilegales; para la gente era una madre solidaria y generosa que acogía, compartía y refugiaba”, Fran Andújar, historiador.

La vinculación con el anarquismo le cuesta caro a Carmela. Después del Golpe de Estado militar del general José Sanjurjo, las autoridades clausuran la Taberna Carmela por su afinidad con el anarcosindicalismo. Como consecuencia, de esta y otras acciones, se convocan huelgas “muy duras”, según Andújar, que también reivindican la reapertura de la taberna. Según la investigación de Fran Andújar, para la policía, “Carmela es alguien que está haciendo cosas ilegales, más bien ayudando a personas que hacen cosas ilegales; alguien importante dentro de la organización que aprovechaba su fama personal para acercar la gente al anarquismo granadino”, pero la gente que le rodeaba, “destacaba la generosidad de Carmela, que tenía un trato maternal, como si fuera la madre de todos; y como tenía algunos recursos, no dudaba en dar de comer a todas las personas que lo necesitaran, a refugiarlas, y en caso de conflicto con la policía, a esconderlas”.

Carmela sigue desaparecida como muchas otras personas en Granada

Silvia González, es familiar de víctimas del franquismo. Buscando a los suyos, desarrolló y afiló sus habilidades investigadoras y documentalistas. Reconoce haber atendido a familiares y casos de 300 personas y además de declarar “el rigor documental” como base de sus investigaciones, también entiende que “hay que ser extremadamente respetuosos con las familias y decirles siempre la verdad. Nosotros iniciamos un proceso que sabemos cómo empieza pero no cómo termina”.

En su investigación sobre las mujeres asesinadas en Víznar se encuentra con Carmela, que figura en algunos escritos en un grupo con Agustina González, la Zapatera, “yo había descubierto que era una mujer politizada con una vinculación clarísima con el sindicalismo y una de las pocas mujeres interventoras del Frente Popular en Granada. Este dato es muy importante porque varias mujeres interventoras del Frente Popular fueron fusiladas. Su taberna era uno de los frentes del Frente Popular en el barrio antes de que estallara todo”. Silvia reconoce que cuando conoció a Ángel, el nieto, empezó a vislumbrar cuestiones más personales de Carmela, un aspecto que le  interesaba. “Me gusta saber de la vida pública y privada de esas mujeres. En el caso de las mujeres represaliadas tenemos un problema que no tuvimos con Carmela y es que no encontramos referencias de ellas en la esfera pública, sobre los hombres es más fácil encontrar documentación pero a las mujeres represaliadas es más difícil seguirles la pista”.

“Carmela era una mujer politizada vinculada con el sindicalismo y una de las pocas mujeres interventoras del Frente Popular en Granada. Este dato es muy importante porque varias fueron fusiladas”, Silvia González, memorialista.

Sobre el asesinato de Carmela hay distintos datos pero sin la certeza de poder cotejarlos con sus restos, que todavía no se han encontrado. El último Secretario General de la CNT de Granada antes de la guerra, Antonio Morales Guzmán, escribe en un diario sobre su muerte: “¡Granadinos, españoles!, ¡Nuestra madre Carmela, su cuerpo apuñalado, exige justicia ejemplar!”; el libro de Molina Fajardo describe a un grupo de cuatro mujeres, Agustina González, Carmela la de los pajaritos y dos chicas jóvenes, en una expedición a Víznar. Silvia González encontró un expediente fuera de plazo en el que la familia de ‘Agustina la Zapatera’ recoge su fallecimiento el 15 de agosto, “a la sobrina de Agustina fueron a avisarle de que habían fusilado a su tía. Esa fecha es la que tenemos de referencia en los documentos y si, como consta en el libro de Molina Fajardo, ambas estaban en el mismo grupo, es posible que murieran en la misma fecha”.

Ángel, el nieto de Carmela, visitó en mayo el laboratorio del equipo multidisciplinar de la UGR que trabaja en las exhumaciones del Barranco de Víznar donde le tomaron muestras de ADN, “pero hasta el momento nadie nos ha comunicado que los restos de Carmela hayan sido identificados o encontrados. Se sabe por la documentación que se ha recogido que fue asesinada junto a Agustina, es un gran misterio que dejamos en manos de los profesionales que están haciendo su trabajo. Si algún día los encuentran, no nos la llevaríamos de aquí a pesar de que todos sus descendientes vivimos en otro lugar, los restos de Carmela pertenecen a Granada, fue nacida en Granada y fusilada en Granada. Estas personas hicieron su labor en la historia y la nuestra es la de darla a conocer. Esta es nuestra historia, de todo el mundo, para todos”.

Ángel señala el hecho que su abuelo, Antonio López Capel, que sobrevivió a la dictadura, y sus hijas, ocultaron una verdad, entiende que debido al miedo, “al ser unas personas represaliadas pensaban, dejemos ese lío ahí, sin explicar nada. Eso se asume desde joven y sigues viviendo en este proceso de no cambio. Hasta que llega un momento que eres adulto, empiezas a notar que esto no es así y quieres saber qué ha pasado”.

“Le comenté la historia de mi abuela a mis hijas y mi hija mayor me comentó, ‘papá, ahora sé de dónde vienen mis genes’, porque ella se está moviendo en el sindicato de la enseñanza. Mi hija pequeña sigue preguntando”, Ángel, nieto de Carmela.

Para él y parte de su familia fue un gran descubrimiento conocer a Carmela, “a nuestra abuela, la líder política que fue, el reconocimiento que se le ha dado, el artículo que recoge Fran del escrito de Federica Montseny alabando a Carmela, es una gran riqueza cultural y familiar nuestra que no puede caer en el olvido”. Para Ángel, la historia de su abuela les hace sentirse orgullosos de sí mismos, “se lo comenté a mis hijas y mi hija mayor me comentó, ‘papá, ahora sé de dónde vienen mis genes’, porque ella se está moviendo también en el sindicato de la enseñanza. Mi hija pequeña sigue preguntando”.

A las mujeres represaliadas es más difícil seguirles la pista

Silvia González es experta en mujeres represaliadas por el franquismo en Granada. Además de la trilogía ‘Mujeres fusiladas entre Víznar y Alfacar ¿Quiénes eran?’ publicado por El Independiente de Granada, un medio digital local con un estupendo trabajo de Memoria Histórica, ha investigado sobre mujeres represaliadas económicamente después del golpe militar de 1936 y la dictadura.

Silvia nos explica una destacada diferencia entre las mujeres represaliadas en Granada: mientras que en la investigación de las fosas de las mujeres asesinadas en Pinos Genil, Granada, correspondían a “mujeres represaliadas por ser madres, esposas de hombres del pueblo de Güéjar Sierra que tenían cargos políticos: la madre del alcalde, la madre de uno de los concejales, la hermana de otro concejal, la madre de uno de los defensores del pueblo”, los perfiles de las mujeres ejecutadas en el Barranco de Víznar eran de mujeres trabajadoras del servicio doméstico, el sector textil y el campo, “del ámbito textil no hablamos sólo de modistas sino que había varias fábricas, por ejemplo en la zona del Albaicín, y muchas mujeres hacían trabajo en su casa para esas fábricas, así que, aunque no aparecían como mujeres trabajadoras, lo eran”.

La investigadora apunta a este perfil de mujer muy diferente al de Pinos Genil, “en Víznar encontramos a la presidenta de la Agrupación Socialista Feminista de Santa Fe, a mujeres feministas políticamente muy avanzadas, como Agustina, como Carmela, mujeres muy relacionadas con todo el movimiento tanto de partidos políticos como de sindicatos”.

Fran Andújar también descubre en su investigación sobre el anarquismo en Granada, que éste se dificulta cuando quería estudiar a las mujeres. “Hoy en día es muy importante el tema de la mujer y la investigación deja muy claro que están invisibilizadas”. Fran encuentra en los mítines de los anarquistas más importantes del momento discursos que apelan a las mujeres a su afiliación a la CNT,  a ser parte del movimiento, y que no pueden ser relegadas a un segundo papel, pero en los sumarios o los periódicos, entre los cargos del movimiento, sólo encuentra hombres; también en los datos policiales, “Sin embargo, cuando la CNT da mítines, los periodistas comentan que el lugar está lleno de mujeres. Madre Carmela es alguien importante porque es uno de los pocos casos donde mencionan a una mujer, en algunos artículos escriben sólo sobre ella, pero en general, las mujeres aparecen poco”.

No son huesos, son nuestros abuelos y nuestras abuelas

Silvia destaca el comentario de Ángel sobre la identificación de su hija con la historia de su bisabuela Carmela, “esta parte en la que como nietas nos sentimos reconocidas en ellos y en ellas, es lo más bonito. En mi caso descubrí lo mucho que me parezco a mi abuelo, supe de dónde venía, por eso hay que unir historia y memoria, intentar documentarse muy bien porque vamos casando las vivencias personales con los datos históricos, muchas veces los familiares me cuentan —Ostras, Silvia, esto es lo que me contaba mi madre, fíjate es lo mismo que está escrito aquí—, y para ellos de repente se hace real”.

También reconoce la dificultad de la tarea, “a veces se puede hacer y a veces no. Nosotros podemos tener ideas, cosas que hemos escuchado en nuestra casa, que hemos escuchado por ahí, y cuando casamos historia y memoria nos damos cuenta que no eran exactamente así, pero no pasa nada, lo bueno es poder trabajar con las familias para que dispongan de esa documentación y vean esa historia reconstruida también a través de los papeles, cosas que a veces ni sabían”.

Ella defiende un tipo de investigación de memoria basado en la documentación y la historia familiar, “los familiares saben que soy muy preguntona, que voy buscando detalles que me ayuden a reconstruir esa parte más personal de las víctimas, porque creo que hay que buscar esas anécdotas tan bonitas, esas cosas que él o ella hacían, que logran que la gente se identifique con la persona que ha sido asesinada, que las humanizan, porque no son unos huesos, son nuestros abuelos, son nuestras abuelas. Mi hijo ha podido conocer a sus abuelos, yo no. Y eso es muy importante”.

Como memorialista, Silvia afirma que queda mucho por estudiar y también hay que aceptar que hay mucho que nunca se va a descubrir, “por una sencilla razón, porque ha pasado demasiado tiempo”. Las buenas noticias es que si se van a poder seguir hilando más casos, “siempre con mucha prudencia y basadas en los documentos, en la historia oral”. Para ella, cuando empieza a reconstruir estas historias y los datos comienzan a casar, es cuando encuentra el sentido a este proceso, “aunque luego no puedas recuperar el cuerpo, como decía una familiar, yo no he podido encontrar al mío, tú si has podido encontrar al tuyo, es nuestro abuelo”.

“Este proceso se convierte en algo colectivo hasta el punto que, como decía una familiar, ‘Yo no he podido encontrar al mío, tú si has podido encontrar al tuyo, es nuestro abuelo”, Silvia González, memorialista.

Acepta que se trata de un trabajo triste que pasa factura emocionalmente, el año pasado llamó a una familiar para notificarle la aparición de un grupo de cuatro mujeres, “ella sabía lo que eso significaba porque su tía estaba en un grupo de cuatro mujeres y nos pusimos las dos a llorar y me dijo, ahora sé, Silvia, lo mucho que tú sufres”.  Reconoce disfrutar mucho cuando tiene datos y documentos que proporcionar a los familiares, “cuando voy cerrando círculos disfruto, pero a nivel emocional es durísimo y pasa factura, tienes que parar”.

Movilizaciones en defensa de la Ley de Memoria Histórica y Democrática

Precisamente hoy, martes 18 de julio, comienzan en Granada una serie de actos en defensa de la Ley de Memoria Histórica y Democrática. Sindicatos y organizaciones ciudadanas y memorialistas han convocado una concentración este martes 18 en la antigua Prisión Provincial, Av. Juan Pablo II, a las  20 horas con la participación del cantaor Pepe Agudo. El próximo jueves 20 de julio la concentración se ha convocado a las 18 horas en Plaza Nueva para subir a pie a partir de las 19 horas hasta la tapia del Cementerio de San José, junto a Las Rejas de la Memoria. El acto en el cementerio contará con la participación del músico Antonio Arias.

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