El movimiento memorialista de Granada reclama a la Junta la restauración del cortijo donde García Lorca y otros 2.000 detenidos pasaron sus últimas horas, en el verano del 36
María Serrano / 3 jul 2016
El hispanista Ian Gibson aún recuerda con detalle la primera foto que sacó al entonces desconocido cortijo de La Colonia o Las Colonias, el paraje donde Federico García Lorca pasó sus últimas horas antes de su fusilamiento en la madrugada del 19 de agosto de 1936. “Hace casi sesenta años que llegué a aquel lugar por primera vez y la gente tenía aún mucho miedo. No se atrevían a hablar de aquel espacio que había sido cárcel y zona de trabajos forzados”, cuenta Gibson a andalucesdiario.es. Ahora, la Asociación Granadina Verdad Justicia y Reparación ha pedido públicamente a la Junta de Andalucía, de la mano de su vicepresidente Paco Vigueras, la restauración y recuperación de las ruinas del cortijo de la Colonia, por donde se estima que pasaron más de 2.000 víctimas del franquismo durante el verano de 1936.
A día de hoy aquel emblemático cortijo de la Colonia está prácticamente desaparecido, derruido por el tiempo. Gibson recuerda que “solo queda un molino en pie que da constancia de que allí estuvo aquel lugar que desapareció por el abandono y la falta de interés”.
En medio de la carretera de la muerte, entre las localidades de Víznar y Alfacar, el cortijo de La Colonia sirvió de cuartel para la feroz represión iniciada con el alzamiento militar. Quien llegaba hasta aquel lugar conocía perfectamente cuál sería su destino en pocas horas. Se cree que en aquel mismo cortijo donde retuvieron a Federico la noche antes de su fusilamiento junto al maestro Dióscoro Galindo y los banderilleros Francisco Galadí y Juan Arcollas Cabezas, se realizaban también trabajos forzados. Incluso a algunos presos los trasladaban con el único fin de cavar zanjas que sirvieran para enterrar a sus compañeros. Tras usarlos como trabajadores esclavos, la escuadra negra de falangistas, que custodiaba el lugar, no dudaba en darles el último paseo.
Paco Vigueras recuerda que “Federico García Lorca pasó sus últimas horas de vida en La Colonia, un cortijo utilizado por la República como lugar de veraneo para los hijos de los obreros”. Y añade: “Sabemos por Agustín Penón e Ian Gibson que el poeta compartió aquellas horas de angustia con el maestros Galindo y los dos banderilleros, encontrándose preocupado y abatido”.
En su comunicado, recogido en el periódico Granada Hoy, Vigueras aclara que “en La Colonia, al mando del capitán Nestares, se producían sacas de presos todas las noches”. La hora prevista estaba fijada a las cinco de la mañana. “Las víctimas eran trasladadas en camión por la carretera de la muerte, que comunica Víznar con Alfacar, y fusiladas en alguna cuneta. Más tarde, enviaban a los enterradores para abrir fosas comunes y sepultar los cuerpos, amontonados y moribundos, aún calientes”. Con el paso de los días, los falangistas, encargados de las acciones de limpieza, se dieron cuenta de que arrojando los cuerpos a los pozos cercanos, sería más fácil deshacerse de las víctimas. Vigueras afirma que “bastaba con un tiro en la nuca y el cuerpo se desplomaba al fondo del barranco, donde yacía cubierto por cal viva”.
LA VISITA DE GIBSON EN 1965
Durante casi un año completo, el de 1965, Ian Gibson se dedicó a ahondar en las raíces de García Lorca para sacar pistas sobre su muerte. “Era muy difícil transitar por la zona de la Colonia. Estaba prohibido y la Guardia Civil patrullaba por aquel paraje muy a menudo”. Además el hispanista rememora que durante aquella incesante búsqueda pudo contactar con un joven que pudo ver a Federico en aquel lugar en sus últimos momentos. “Si nos remontamos a aquellos días, nadie puede negar que durante aquellas horas Federico y todos los que estaban con él conocían que iban a ser asesinados”. Gibson recuerda que aquellos primeros días las tropas militares obligaban a los periódicos que aún estaban abiertos a publicar la lista diaria de fusilados. “Querían crear un régimen de pánico y dar a entender el estado de venganza y la carnicería que estaban dispuestos a llevar a cabo”.
Vigueras, por su parte, recalca la importancia de conservar este espacio, ya que “actualmente no existe ninguna placa informativa que recuerde a los caminantes que transitan la zona a menudo lo que sucedió en la Colonia”. El grupo de Izquierda Unida de la ciudad de Granada, ha decidido presentar una moción con la solicitud en el Pleno del Ayuntamiento, gobernado por el Partido Popular. “Esperamos tener repercusión y dar a conocer aquel espacio lleno de simbología y de historia reciente al que también llegó en sus peores momento el poeta Federico”, apunta.
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