Guadalajara. La memoria recuperada de la familia de Julián Martínez, desaparecido en el franquismo: “Ya puedo morir tranquilo”

La memoria recuperada de la familia de Julián Martínez, desaparecido en el franquismo: “Ya puedo morir tranquilo”

Miguel Martínez apenas tenía nueve años cuando dos hombres armados se llevaron a su padre, Julián. No volvió a saber nada de él hasta más de 80 años después, cuando su nieto Álex emprendió un camino para encontrarle.

Chema Molina
25.02.2023
La historia de Álex Martínez es la historia de su abuelo Miguel Martínez y de su bisabuelo Julián Martínez. Es la historia de un nieto que, movido por un dolor instalado en su familia durante más de 80 años, ha conseguido localizar al padre de su abuelo y poder cerrar una herida que se abrió, como se verá más adelante, con la llegada de dos hombres, cada uno armado con un fusil.
Todo empieza cuando Álex se encuentra ojeando artículos sobre la ley de memoria democrática impulsada por el Gobierno. Las imágenes de familiares que habían conseguido encontrar a sus ascendientes remueven los sentimientos del joven de 29 años, que emprende una búsqueda a espaldas de su familia. El nieto explica a Público que la razón por la que inició este recorrido en solitario fue no hurgar en una herida sin saber cómo iba a concluir el camino.

Como su bisabuelo era de Guadalajara, concretamente de la localidad de Auñón, decidió comunicarse con el Foro por la Memoria de Guadalajara, una asociación que nació en 2007 con la intención de “recuperar la memoria histórica democrática” en la provincia. En una primera toma de contacto, el joven trasladó la información a la entidad sobre su bisabuelo. Un día recibió una de las llamadas más importantes de su vida. “Me informaron de que lo habían localizado”, manifiesta con ilusión a este diario. A partir de ahí, pudo profundizar en las vidas de sus antecesores.

Unas vidas marcadas por la guerra, la represión y el olvido.

La historia del bisabuelo Julián y el abuelo Miguel

La guerra ya había empezado. Miguel Martínez, abuelo de Álex, tenía unos nueve años cuando dos individuos aporrearon la puerta de su casa. La madre de Miguel y bisabuela de Álex, Dolores Fernández, fue la que abrió la puerta y examinó con la mirada a los dos hombres que se mantuvieron quietos en la entrada de la vivienda. Preguntaron por su marido. Ella, asustada, dijo la verdad: su marido, Julián, estaba trabajando, así que los dos se retiraron, pero solo unas horas después regresaron.

La UGT sirvió de respaldo a su familia, que vivía de alquiler en Auñón

En medio de un clima de llantos y desesperación, los dos tipos armados se llevaron al bisabuelo, que ya se encontraba en la casa, y también a la bisabuela de Álex. El delito del bisabuelo: pertenecer a la UGT junto a sus dos hermanos, Francisco y Gregorio. El delito de la bisabuela: defender a su marido. Tal y como detalla años después Álex, el sindicato sirvió de respaldo a su familia, que vivía de alquiler en el pueblo caracense, para poder hacer frente a la dura situación económica. Al estallar la guerra, su abuelo Miguel ya sabía lo que era amarrarse a la espalda de su madre y acudir a los refugios para resguardarse de las bombas.

En 1939 fueron encarcelados, aunque Dolores fue liberada al poco tiempo. Julián fue acusado de auxilio a la rebelión y condenado a pena de muerte, pero finalmente le fue conmutada por 30 años de prisión. “Toda una vida”, recalca el bisnieto. En 1943, la muerte fue lo único que pudo liberar a Julián de la prisión. Tenía 49 años. No se saben las causas, pero sí se recuerdan las condiciones infrahumanas de las cárceles en los años de la posguerra, las enfermedades y el maltrato. Fue enterrado en el patio 4º, fosa 20, de la Prisión Central de Guadalajara.

El caso de Auñón

Xulio García, miembro del Foro por la Memoria de Guadalajara, fue el que trasladó por teléfono a Álex gran parte de la historia de su bisabuelo, que había estado oculta durante décadas. “Llegué a mi casa emocionado. Le dije a mi madre: ¿Tú quieres saber algo de tu abuelo? Le hizo una ilusión… Después, vino la emoción que tenía mi abuelo al saber dónde estaba su padre”, cuenta el bisnieto sin disimular su felicidad. “Yo ya me puedo morir tranquilo”, dijo su abuelo Miguel.

El caso de Auñón fue prácticamente el único lugar de la provincia donde hubo episodios de enfrentamiento previos a la guerra

García explica que el caso de Julián forma parte de la larga lista de más de 8.100 represaliados que hubo en Guadalajara. El caso de Auñón fue particular porque fue prácticamente el único lugar de la provincia donde hubo episodios de enfrentamiento previos. En las elecciones de 1933, explica García, “el presidente de la mesa electoral retiró varios votos de izquierdas”. “Ante la protesta de los interventores del Frente Popular, intervino la Guardia Civil, que disolvió a los manifestantes a disparos”, indica. En 1936, la localidad vivió otro escenario marcado por la violencia. “Un grupo de mozos del pueblo quería hacer ronda por las calles con guitarras, ante la prohibición del Ayuntamiento. Un concejal de derechas salió a responderles y fue apuñalado, muriendo días después”.

El monumento y la ley

En noviembre de 2021 se inauguró el monumento memorial dedicado a las víctimas de la dictadura franquista. La construcción recoge los nombres de 822 personas fusiladas y 155 presos muertos en la cárcel. En total, se ha conseguido recuperar el recuerdo de 977 represaliados, pero la lucha no ha sido fácil, lamenta García. “En 2009 nosotros y un colectivo de familiares pedimos que se levantara el memorial; de hecho, conseguimos una subvención para hacerlo, pero el Ayuntamiento –gobernado por el PP en ese momento– se negó a dar la autorización y los familiares tuvieron que devolver la subvención”, relata. “Hubo que esperar un cambio del Gobierno municipal para que finalmente se construyera. Muchos familiares asistieron y fue un gran día para todos los demócratas”, rememora.

Preguntado por la Ley de Memoria Democrática aprobada por el Gobierno, Xulio García apunta que la norma generó “muchas expectativas entre las asociaciones memorialistas y colectivos de familiares, sobre todo tras años de ‘sequía’ por parte de los Gobiernos del Partido Popular”. El experto sostiene que presenta “algunas mejoras”, pero para ellos “incurre en algunos de los fallos que ya tenía la ley de 2007, fundamentalmente sigue sin permitir el acceso de las víctimas a la Justicia”.

“Concede algunas cosas de reparación simbólica, que son algo bueno, pero sigue sin tratar a las víctimas como tales; es decir, como víctimas sin derechos, como cualquier otra víctima”, clama. “Hemos participado activamente, como otras asociaciones, en su elaboración, reuniéndonos con los partidos políticos del Congreso, y aportando muchas de sus enmiendas. Ahora, lo más importante es que la ley no se quede a medias y se apruebe cuanto antes un reglamento para su cumplimiento o, si no, nos quedaremos a medias, como ocurrió con la otra”, zanja.