Centro Universitario de la Defensa (AGM-Unizar, Zaragoza)

07.06.2024

Caudillo | Conversacion sobre Historia

En 1949 -aunque con fecha 1947-, el régimen franquista inició la acuñación de la moneda de una peseta con la efigie del dictador Francisco Franco y la leyenda: “Francisco Franco Caudillo de España por la G[racia] de Dios”.[1] El proceso resultó similar al acontecido en otras dictaduras europeas de entreguerras en las que, como un elemento más en el desarrollo del culto al líder, la imagen del respectivo dictador se convirtió en motivo recurrente de monedas y sellos. No obstante, la introducción de la efigie del dictador y la leyenda “Caudillo por la Gracia de Dios” representó una novedad significativa. Sobre todo, si tenemos en cuenta que la primera moneda acuñada por el gobierno de Burgos en 1937 -de níquel y de veinticinco céntimos- incluyó el lema falangista de “España. Una, Grande y Libre”, dispuso en el anverso el yugo y las flechas de Falange e incorporó la nueva cronología política impuesta por la revolución nacional-sindicalista, ese “1937. II Año Triunfal” que, sin embargo, no llegó a consolidarse para decepción del falangismo más recalcitrante. De este modo, la introducción en 1949 del lema “Caudillo por la Gracia de Dios” supuso, en el contexto de posguerra y derrota del Eje, un sutil desplazamiento de los elementos externos procedentes del falangismo ante la reafirmación de los valores nacionalcatólicos y de la figura de Francisco Franco. Un dictador indiscutible convertido en el mínimo común denominador de la coalición reaccionaria que impulsó el golpe de estado.  De hecho, la efigie del dictador y el recurrente lema “Caudillo de España por la Gracia de Dios” acompañó no sólo a la moneda de una peseta de 1949, sino a la práctica totalidad de las acuñaciones monetarias posteriores.

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española cifra el origen del término “caudillo” en “capitellum”, del latín tardío, y ofrece dos definiciones: Jefe absoluto de un grupo armado (utilizado también en sentido figurado); y dictador político, generalmente militar.

De uso habitual desde la Edad Media -el Cid sería interpretado como arquetipo de caudillo-, el vocablo encontró amplia difusión durante el siglo XIX, particularmente durante la construcción de las nuevas repúblicas americanas para caracterizar a los artífices de las independencia –aquél Simón Bolívar, Libertador y Caudillo de la independencia, por ejemplo-, pero también en la vida política española para denominar a determinados líderes de partidos y facciones.[2] Fue Max Weber el que en su reflexión sobre los tipos de dominación política aplicó el término “caudillo” a aquéllos líderes de cualidades personales excepcionales que hacían descansar su autoridad en la proyección de su poder carismático, estableciendo el profeta, el héroe guerrero y el gran demagogo como sus “tipos más puros”.[3]

Con la aparición de las dictaduras modernas del siglo XX el término adquirió nuevas connotaciones. Porque si bien la expresión no resultaba ajena a la cultura política española, la concreción teórica del concepto “Caudillo” en la España de la guerra civil fue en gran medida deudora de las nociones Duce y Führer.[4]  Todas ellas se referían a esos liderazgos trascendentes y extraordinarios – mesiánicos incluso-, en donde los respectivos líderes asumían la tarea de guiar y encabezar la definitiva palingenesia nacional que para muchos representó el fascismo.[5] En este sentido, la difusión del apelativo de “Caudillo” constituyó un elemento más del culto hacia la personalidad que recibió Francisco Franco, evidenciando la progresiva acumulación de poderes en manos del dictador. [6] De hecho, el 1 de octubre de 1936 Francisco Franco fue proclamado en Burgos Jefe del Gobierno del  Estado y Generalísimo de los tres Ejércitos, dando inicio propiamente dicho al franquismo.[7] A partir de entonces, la fecha del 1 de octubre se insertó en el calendario político del régimen como el “Día del Caudillo” constituyendo, junto al 18 de julio, una de las fechas fundamentales de la dictadura.[8] Y, del mismo modo, la fórmula, “Una Patria, un Estado, un Caudillo” -traslación literal del “Ein Volk, ein Reich, ein Führer”- se convirtió en divisa habitual en celebraciones políticas y discursos.

De manera paralela a la concreción y difusión del término “Caudillo” -siempre aplicado en exclusividad a la figura de Franco-, intelectuales y politólogos y juristas se sumaron fervorosamente a la construcción teórica del concepto “caudillaje”, entendido como particular modo de ejercicio del poder en la España de la dictadura.[9] A este respecto, la más exitosa propuesta resultó ser la de Francisco Javier Conde, catedrático de Derecho Político y discípulo de Carl Schmitt durante sus años de formación en la Alemania de la década de 1930. En su Contribución a la doctrina del caudillaje (1942), Francisco Javier Conde aplicó las categorías weberianas en lo que constituyó una adaptación ibérica del Führerprinzip, procurando en última instancia enfatizar las supuestas particularidades del “perfil singular del caudillaje español”.[10] Porque si bien Francisco Franco personificaba todos los valores heroicos y excepcionales de los otros caudillos, el caudillaje español se caracterizaba por varias singularidades. Primero, porque respecto a Italia y Alemania suponía una ruptura más radical con el pasado inmediato, sobreponiéndose a cualquier tipo de herencia liberal. Y, en segundo lugar, porque la nueva legitimidad del “Caudillo” no era mera emanación de lo que Conde consideraba el “pecado romántico de la metafísica del espíritu del pueblo”, sino que el caudillo español era un producto de la “identidad de destino”: “No es el Caudillo punto de irrupción del ‘espíritu del pueblo’, sino destino personal concreto que se ha identificado con el destino histórico objetivo de España”.[11] En este sentido, el “Caudillo” debía ser “intérprete de la tradición” y ejercer como “custodio supremo, soberano actualizador de la comunidad de valores que integran la tradición española”.[12] El caudillo es el “Héroe hecho Padre”, dirá Conde con palabras prestadas de José Antonio Primo de Rivera.[13] Al margen de sus dudosas cabriolas conceptuales, la operación teórica de Conde supuso una parcial desfascistización del concepto frente a elaboraciones más apegadas a la mística fascista, relegando los elementos populistas en favor de un anclaje en la tradición española.[14] Un proceso que Conde profundizó tras la II Guerra Mundial.[15]

Es en este contexto de búsqueda de la especificidad española en el que debe entenderse la fortuna de la fórmula “Caudillo de España por la Gracia de Dios”, evidenciando el desplazamiento de las connotaciones fascistas del término. La fórmula, rápidamente consolidada como expresión canónica, satisfizo a los sectores nacionalcatólicos y a la propia Iglesia, que honraba así a Franco como líder de la última Cruzada (tal y como la jerarquía eclesiástica había caracterizado la guerra civil), rememorando también la legitimidad divina que, previa sanción eclesiástica, tradicionalmente se asociaba a la monarquía española.[16] En último término, y al margen de discrepancias teóricas más o menos fútiles, la figura de Francisco Franco, “el Caudillo”, iba a convertirse en el principal elemento de confluencia de las distintas culturas políticas que integraron la sublevación militar y el propio régimen.[17] Y, del mismo modo, el concepto “Caudillo” añadió una dimensión trascendental que permitió a Francisco Franco ingresar en los dominios de lo mítico, vinculándose a los grandes héroes y personajes de la historia nacional, desde Santiago “Matamoros” -a la postre patrón de España- hasta Fernando el Católico, pasando por Fernán González, el mítico fundador de Castilla. Porque en las fantasías históricas del franquismo, Francisco Franco representó el último y definitivo Caudillo, el indiscutible protagonista de la consumación de “los ciclos circulares de regeneración y caída que habían jalonado la historia de la nación española, pero que, tras 1939, habían alcanzado su culminación”.[18]

Lo cierto es que, sin dejar de ser utilizado durante toda la dictadura, el apelativo “Caudillo” disfrutó de su mayor esplendor en las dos décadas siguientes al final de la guerra civil como perenne recordatorio de la guerra y la legitimidad justificada por la Victoria. Sin embargo, en la España de los sesenta y con la asunción de la teoría de la modernización y su praxis tecnocrática, el apelativo “Caudillo” fue cediendo ante el más funcional de “Jefe del Estado”, aludiendo no ya al guerrero invicto, al líder extraordinario, sino al gestor técnico y eficiente de los destinos de la nación, en un intento de humanizar la figura del dictador.[19] Paradigmático en este sentido fue “Franco, ese hombre”, el documental propagandístico producido en 1964 en el contexto de las celebraciones de los “XXV Años de Paz” en donde, tras un peculiar repaso a la historia de la España contemporánea, se accedía al ámbito íntimo del dictador, presentado como un pater patriae benévolo, a la vez que severo.[20]

En cualquier caso, en los estertores de la dictadura el uso del término “Caudillo” fluctuó entre el matiz sarcástico dispensado por sus oponentes y el tono afectuoso dado por sus fieles, convirtiéndose ya en expresión nostálgica tras la muerte del dictador. Sin embargo, el lema “Caudillo de España por la Gracia de Dios” sobrevivió incluso al propio Francisco Franco. Fue en enero de 1997 -veintidós años después de la muerte del dictador y diecinueve tras la aprobación de la Constitución Española de 1978-, cuando las monedas que recordaban al “Caudillo de España por la Gracia de Dios” dejaron de tener curso legal y fueron retiradas de su circulación.[21]

Notas

[1] Una versión previa de este texto apareció en italiano -con traducción de Matteo Tomasoni-, en la revista Diacronie. https://www.studistorici.com/2024/03/19/parole-in-storia-caudillo/. Agradezco al Comité de dirección de Diacronie las facilidades para su edición en Conversación sobre la historia.

[1] FERIA, Rafael, «1937-2002: principio y final de la peseta fiduciaria», en Juan Carlos Galende; Javier de Santiago; María del Mar Royo; Susana Cabezas, Manuel Joaquín Salamanca (coords.), VII Jornadas Científicas sobre Documentación Contemporánea (1868-2008), Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2008, pp. 73-120 (94-95).

[2] Una definición del concepto, particularmente desde una perspectiva latinoamericana en RAMA, Carlos M., «Caudillo (Caudillismo, Caudillaje)», en VV.AA., Términos latinoamericanos para el Diccionario de Ciencias Sociales, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos Aires, 1976, pp. 29-30. Una reflexión actual en, CASTRO, Pedro, «El caudillismo en América Latina, ayer y hoy», Política y cultura, 27, pp. 9-29. Sobre el caudillismo político en la América del siglo XIX, LYNCH, John, Caudillos en Hispanoamérica (1800-1850), Madrid, Mapfre, 1993.

[3] WEBER, Max, Economía y Sociedad, México, Fondo de Cultura Económica, 1964, p. 711.

[4] Un análisis sucinto y certero del concepto en SAZ, Ismael, «“Caudillo”», en Javier Fernández Sebastián; Juan Francisco Fuertes (dirs.), Diccionario poítico y social del siglo XX español, Madrid, Alianza Editorial, 2002, pp. 185-192 (186).

[5] GRIFFIN, Roger, Modernismo y fascismo. La sensación de comienzo bajo Mussolini y Hitler, Madrid, Akal, 2010.

[6] Entre la amplia bibliografía biográfica dedicada a Francisco Franco cabe destacar PRESTON, Paul, Franco. Caudillo de España, Barcelona, Grijalbo, 1994; REIG, Alberto, Franco «Caudillo»: mito y realidad, Madrid, Tecnos, 1996; BACHOUD, Andrée, Franco, Barcelona, Crítica, 2000; MORADIELLOS, Enrique, Francisco Franco. Crónica de un caudillo casi olvidado, Madrid, Biblioteca Nueva, 2002; REIG, Alberto, Franco: el césar superlativo, Madrid, Tecnos, 2005; SEVILLANO, Francisco, Franco. Caudillo por la Gracia de Dios, 1937-1947, Madrid, Alianza, 2010;: CAZORLA, Antonio, Franco: biografía del mito, Madrid, Alianza, 2014; VIÑAS, Ángel, La otra cara del caudillo: mitos y realidades en la biografía de Franco, Barcelona, Crítica, 2015.

[7] Sobre las celebraciones del 1 de octubre de 1936, DI FEBO, Giuliana, Ritos de guerra y de victoria en la España franquista, Desclée de Brouwer, 2002, pp. 109-118.

[8] ZENOBI, Laura, La construcción del mito de Franco, Madrid, Cátedra, 2011. BOX, Zira, España, año cero. La construcción simbólica del franquismo, Madrid, Alianza, 2010.

[9] Al respecto, SAZ, Ismael, «Franco, ¿Caudillo fascista? Sobre las sucesivas y contradictorias concepciones falangistas del caudillaje franquista», Historia y Política, 27, 2012, pp. 27-50; MORADIELLOS, Enrique, «La doctrina del caudillaje en España: legitimidad política y poder carismático durante el franquismo», Hispania, vol. LXXVI, núm. 254, 2016, pp. 789-817.

[10] CONDE, Francisco Javier, Contribución a la doctrina del caudillaje, Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1942, p. 37. Un análisis detallado en REIG, Alberto, «Aproximación a la Teoría del Caudillaje en Francisco Javier Conde», Revista de Estudios Políticos, 69, 1990, pp. 61-81. SOTO, David, «»Para con Dios y la Patria»: representación y autoridad en el caudillismo franquista», Confluenze: Rivista di Studi Iberoamericani, 4 (2), 2012, pp. 192-208.

[11] CONDE, Francisco Javier, op. cit., p. 47.

[12] Ibídem, p. 44-45.

[13] Ibídem, p. 35.

[14] Dentro de esta línea de sintonía con los postulados fascistas cabe destacar LEGAZ, Luis, Introducción a la teoría del Estado Nacionalsindicalista, Barcelona, Bosch, 1940. BENEYTO, Juan, El nuevo Estado Español. El régimen nacionalsindicalista ante la tradición y los sistemas totalitarios, Madrid, Biblioteca Nueva, 1939 y DEL VALLE, Luis, El Estado nacionalista totalitario autoritario, Zaragoza, Atheneaum, 1940.

[15] CONDE, Francisco Javier, Representación política y regímen español, Madrid, Subsecretaría de Educación Popular, 1945.

[16] MORADIELLOS, Enrique, op. cit., 2016, p. 798.

[17] Respecto a la conformación del régimen franquista y sus diferentes culturas políticas, y desde perspectivas diferentes, SAZ, Ismael, España contra España: los nacionalismos franquistas,  Madrid, Marcial Pons, 2003; SAZ, Ismael, Fascismo y franquismo, Valencia, Universidad de Valencia, 2004; GALLEGO, Ferrán, El evangelio fascista. La formación de la cultura política del franquismo (1930-1950), Barcelona, Crítica, 2014.

[18] ALARES, Gustavo, Políticas del pasado en la España franquista (1939-1964). Historia, nacionalismo y dictadura, Madrid, Marcial Pons, 2017, p. 79.

[19] Respecto a los intentos de humanizar la figura del dictador, SÁNCHEZ BIOSCA, Vicente, «¡Qué descansada vida! La imagen de Franco, entre el ocio y la intimidad», Archivos de la filmoteca: revista de estudios históricos sobre la imagen, 42-43, 1, 2002, pp. 140-161.

[20] BERTHIER, Nancy, «»Franco ese hombre», un siècle d’Espagne», Mélanges de la Casa de Velázquez, 27 (3), 1991, pp. 193-207; QUINTANA, Ángel, «Y el Caudillo quiso hacerse hombre. La retórica épica e iconográfica en “Franco, ese hombre”», Archivos de la filmoteca: revista de estudios históricos sobre la imagen, 42-43, 1, 2002, pp. 175-189.

[21]  FERIA, Rafael, op. cit., p. 114.

Bibliografía Esencial

  • ALARES, Gustavo, Políticas del pasado en la España franquista (1939-1964). Historia, nacionalismo y dictadura, Madrid, Marcial Pons, 2017.
  • BACHOUD, Andrée, Franco, Barcelona, Crítica, 2000.
  • BERTHIER, Nancy, «»Franco ese hombre», un siècle d’Espagne», Mélanges de la Casa de Velázquez, 27 (3), 1991, pp. 193-207.

_ Le franquisme et son image: cinéma et propagande, Toulouse, Presses Universitaires de Mirail, 1998.

  • BOX, Zira, España, año cero. La construcción simbólica del franquismo, Madrid, Alianza, 2010.
  • CAZORLA, Antonio, Franco: biografía del mito, Madrid, Alianza, 2014.
  • DI FEBO, Giuliana, Ritos de guerra y de victoria en la España franquista, Desclée de Brouwer, 2002.
  • GALLEGO, Ferran, El evangelio fascista. La formación de la cultura política del franquismo (1930-1950), Barcelona, Crítica, 2014.
  • MORADIELLOS, Enrique, Francisco Franco. Crónica de un caudillo casi olvidado, Madrid, Biblioteca Nueva, 2002.

_ «La doctrina del caudillaje en España: legitimidad política y poder carismático durante el franquismo», Hispania, vol. LXXVI, núm. 254, 2016, pp. 789-817.

  • PRESTON, Paul, Caudillo de España, Barcelona, Grijalbo, 1994.
  • REIG, Alberto, «Aproximación a la Teoría del Caudillaje en Francisco Javier Conde», Revista de Estudios Políticos, 69, 1990, pp. 61-81.

_ Franco «Caudillo»: mito y realidad, Madrid, Tecnos, 1996.

_ Franco: el césar superlativo, Madrid, Tecnos, 2005.

  • SEVILLANO, Francisco, Caudillo por la Gracia de Dios, 1937-1947, Madrid, Alianza, 2010
  • SAZ, Ismael, «“Caudillo”», en Javier Fernández Sebastián; Juan Francisco Fuertes (dirs.), Diccionario poítico y social del siglo XX español, Madrid, Alianza Editorial, 2002, pp. 185-192.

 _ España contra España: los nacionalismos franquistas, Madrid, Marcial Pons, 2003.

_ Fascismo y franquismo, Valencia, Universidad de Valencia, 2004.

_ «Franco, ¿Caudillo fascista? Sobre las sucesivas y contradictorias concepciones falangistas del caudillaje franquista», Historia y Política, 27, 2012, pp. 27-50.

  • SOTO, David, «»Para con Dios y la Patria»: representación y autoridad en el caudillismo franquista», Confluenze: Rivista di Studi Iberoamericani, 4 (2), 2012, pp. 192-208.
  • VIÑAS, Ángel, La otra cara del caudillo: mitos y realidades en la biografía de Franco, Barcelona, Crítica, 2015.
  • ZENOBI, Laura, La construcción del mito de Franco, Madrid, Cátedra, 2011.
Filmografía

Raza (1942). Director: José Luis Sáenz de Heredia (sobre argumento de Francisco Franco). CEA. 105’

Franco, ese hombre. (1964). Director: José Luis Sáenz de Heredia. Chapalo Films. 97’

Caudillo (1974). Director: Basilio Martin Patino. RETASA. 105’.

Dragon Rapide (1986). Director: Jaime Camino. Tibidabo Films. 106’.

Espérame en el cielo (1988). Director: Antonio Mercero. 106’.

¡Buen viaje Excelencia! (2003). Director: Albert Boadella. Lola Films. 100’.

Fuente: la versión original de este artículo se publicó en la revista Diacronie. https://www.studistorici.com/2024/03/19/parole-in-storia-caudillo/.

Portada: Arturo Reque Meruvia «Kemer»: Alegoría de Franco y la Cruzada (1948 – 1949), boceto para murales en la basílica del Valle de los Caídos, conservado en el Archivo Militar de Ávila

Ilustraciones: Conversación sobre la historia

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