Investigaciones de la memoria histórica sirven de base para beatificar a 21 mártires sevillanos

andalucesdiario.es | Ana Isabel Cerro | 4-10-2014

El solemne acto fue este viernes por la tarde. El lugar, la Capilla Real de la Catedral de Sevilla. El motivo, la apertura del proceso diocesano de beatificación y canonización de 21 mártires de la Guerra Civil de la Archidiócesis sevillana. El arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, ha dado a conocer los datos de los 21 mártires, diez sacerdotes, un seminarista y diez seglares.

Según ha informado la Archidiócesis y recoge Europa Press, en el acto han jurado sus cargos las personas que intervendrán en esta fase diocesana preliminar. El postulador diocesano de la causa es Teodoro León, vicario general de la Archidiócesis; y el postulador en la fase romana, Alfonso Ramírez, de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos (OFMCap).

LAS FUENTES DE LA MEMORIA (HISTÓRICA)

La documentación empleada ha procedido del Centro Documental de la Memoria Histórica, Archivo Diocesano de Huelva, Archivo General del Arzobispado, Archivo General del Seminario de Sevilla, Archivo de la Universidad de Sevilla, archivos municipales, archivos parroquiales, Archivo de Diputación Provincial, registros civiles y Archivo Togado Militar nº2 (Sevilla y Málaga).

Los trabajos históricos del ‘enemigo’ también son válidos para la causa de la beatificación. Para documentar el proceso se han usado más de un centenar y medio de obras recientes, sobre todo de los pueblos, la mayoría publicados como fruto de las investigaciones amparadas bajo la denominación de ‘Memoria Histórica’, que contienen listados con los asesinados en aquellos momentos analizados.

Desde luego, pocos de esos pacientes investigadores pudieron imaginar cuando consultaban los polvorientos archivos que su trabajo iba a servir de base para un propósito tan ajeno a sus intenciones, pero esa paradójica utilización es buena prueba del rigor y la ausencia de sectarismo de tantos trabajos históricos: si fuera tan cierta la parcialidad interesada de la que los acusan sus detractores, difícilmente esos historiadores se habrían tomado la molestia de documentar con tanto detalle los asesinatos perpetrados desde el bando republicano.

Igualmente, para el proceso eclesiástico se ha hecho uso de memorias escritas y de hemerográfica, esto es, todas las publicaciones periódicas recogidas en la Biblioteca de la Casa de la Provincia de Sevilla, correspondientes a los pueblos en los que hubo asesinados, y El Correo de Andalucía, como diario católico. Por último, las fuentes orales también han sido emisoras de información, en concreto, a través de declaraciones de testigos.

PERDER LA VIDA POR JESUCRISTO

En su intervención, el arzobispo ha afirmado que “es un acto de justicia exhumar su memoria y poner sobre el candelero de la Iglesia la fidelidad heroica de estos cristianos, que prefirieron renunciar a la vida antes que traicionar a Jesucristo”.

“La empresa realizada hasta ahora y la que hoy inauguramos no tiene otro norte que la gloria de Dios y el bien de la Iglesia y muy especialmente de los fieles de nuestra Archidiócesis. Hoy más que nunca, en una época como la nuestra de fidelidades cortas y de compromisos tenues, necesitamos del testimonio de aquellos cristianos que han vivido su fe y han encarnado el Evangelio de forma heroica y radical en un tiempo y un ambiente de laicismo extremo”, ha subrayado el prelado.

Aun así, más adelante el arzobispo ha hecho hincapié en que “de ninguna manera pretendemos echar sal sobre viejas heridas que aún parecen abiertas en algunos lugares a pesar del tiempo transcurrido”. En esta línea, ha señalado que “tampoco pretendemos saldar las cuentas pendientes de quienes las dejaron canceladas perdonando a sus verdugos en un acto de generosa y extrema caridad”.

En su carta pastoral de 22 de abril de 2012, monseñor Asenjo anunció el inicio del estudio exhaustivo que ha permitido determinar “las personas que en nuestra Iglesia particular murieron proclamando su amor a Cristo y perdonando a sus perseguidores en la persecución religiosa en Sevilla”.

CRÍTICAS DE LA ‘OTRA’ IGLESIA

Con ocasión de otras beatificaciones masivas, el teólogo progresistaJuan José Tamayo lamentaba “el cambio de actitud de la jerarquía católica y de Roma”, que en diferentes ocasiones, como en 1971 o en 1985, expresaron que “no eran partidarios de la beatificación de los mártires” de esa guerra.

Para Tamayo “es muy peligroso y muy delicado calificar de mártires a personas que tuvieron también implicaciones claramente políticas (…) En realidad se trata de unas beatificaciones selectivas y muy excluyentes, porque hasta ahora sólo se ha beatificado a personas que fueron víctimas del bando nacional, pero también en el bando republicano hubo muchos creyentes, algunos de los cuales fueron también ejecutados”.

El teólogo ha venido lamentando que los dos papas anteriores a Francisco hayan sido “tan pródigos en beatificaciones y canonizaciones, que han podido contribuir a devaluar la idea misma de santidad”.

La última gran beatificación masiva en España fue en octubre del año pasado en Tarragona: 522 religiosos asesinados en la Guerra Civil. Los grupos más de base de la Iglesia católica criticaron la beatificación porque creían que el acto reabría las heridas aún no curadas de la Guerra Civil, “ya que los cientos de miles de víctimas del franquismo aún no han visto reparada su memoria”. La Coordinadora por lo Laico y la Dignidad entregó al arzobispado de Tarragona más de 1.700 firmas en contra del acto.

La anterior gran beatificación coletiva de católicos españoles tuvo lugar en el Vaticano en octubre de 2007. Los santificados entonces fueron 498.

500 LLAMADOS, PERO SOLO 21 ELEGIDOS

La comisión promovida por la Archidiócesis hispalense creada ha analizado casos de las provincias de Sevilla y Huelva así como del territorio de la actual Diócesis de Asidonia-Jerez –antigua jurisdicción del Arzobispado de Sevilla–. Objeto del análisis han sido todos los casos documentados y aquellos otros objeto de rumor público en los que la razón de la persecución y muerte “fue a casusa de su fe o de su condición sacerdotal y murieron proclamando su amor al Redentor y perdonando a sus perseguidores, viviendo así en sus propias vidas la misma pasión de Cristo”.

Con ese único criterio, según la Archidiócesis, se han analizado todas las víctimas. Tras una investigación inicial sobre una base de medio millar de personas repartidas por una cincuentena de municipios, se ha concretado la causa en las 21 personas que conforman la lista: 10 sacerdotes, 1 seminarista y 10 seglares –9 hombres y una mujer– por ser los que reunían, según la Comisión, las condiciones para pedir los permisos necesarios y abrir la causa.

A juicio de la Comisión, fue la razón religiosa la que estuvo detrás de su martirio. En el caso de los restantes casos analizados, independientemente de que conste que son personas religiosas, no se puede acreditar a día de hoy lo anterior.

Los mártires sevillanos sufrieron la muerte o el martirio por persecución religiosa en Cazalla de la Sierra (1 sacerdote, 1 seminarista, 4 seglares), en Madrid (1 seglar de Cazalla de la Sierra), Sevilla (1 sacerdote y 1 seglar de Alcalá de Guadaíra), Lora del Río (2 sacerdotes),  Constantina (1 sacerdote y 1 seglar), El Saucejo (1 sacerdote y 1 seglar), Marchena (2 seglares), Huelva (sacerdote), Málaga (1 sacerdote, de Estepa), Guadalcanal (1 sacerdote) y Utrera (1 sacerdote). Todos ellos fallecen entre el 18 de julio de 1936 y el 19 de septiembre de 1941.

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