Jaén 2003-2014: una historia de la memoria histórica

andalucesdiario.es | Antonia Merino | 23-12-2014

¿Dónde está mi abuelo, mi padre, mi hermano…? ¿Qué les pasó? Son las preguntas más comunes que familiares de víctimas de distintas generaciones o represaliados de la dictadura franquista se plantearon en el más absoluto silencio tras el final de la guerra civil española. 65 años más tarde, irrumpía en España un movimiento social para la Recuperación de la Memoria Histórica. Fue en el año 2000. Tres años más tarde, Jaén se suma a un proyecto que defiende el derecho a disponer de toda la información desconocida del periodo histórico de la posguerra y el derecho de miles de familiares a saber dónde están los restos de sus parientes fusilados o muertos en campos de concentración y enterrados en fosas comunes.

En el último trimestre de 2003, una veintena de jiennenses se suman a la iniciativa. Entre los principales impulsores está el periodista Juan Armenteros, primer presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, al que se unieron Vicente Laguna, Santiago Milla o Francisco Navea. Evocar el origen de este movimiento memorialista y el porqué del mismo ha sido el eje de una conferencia en la Biblioteca Pública Provincial Santo Reino, pronunciada por Armenteros, con motivo del décimo aniversario de la consolidación de esta Asociación.

DIGNIDAD Y JUSTICIA

Armenteros ha recordado, junto a Santiago Milla, los avances logrados, como la aceptación de un movimiento que pretendía rescatar la histórica traumática y desconocida de los perdedores de la guerra. “Un movimiento que surge para pedir justicia y dignidad y recuperación para quienes defendieron el Gobierno legítimo de la II República y sufrieron por ello la represiónhasta los últimos días de la dictadura de Franco”, repasa el periodista jiennense, tras explicar que cada reivindicación lleva en su sello el dolor y el miedo que subsisten entre las personas que vivieron aquella época.

A final de 2003, Jaén celebró las I Jornadas para la Recuperación de la Memoria Histórica. Organizadas por el sindicato CGT, con la colaboración de la Junta de Andalucía y la Universidad. 2004 fue un año decisivo para este movimiento memorialistas. Armenteros, junto a un grupo de familiares represaliados y voluntarios anónimos, pone en marcha un movimiento que surge desde abajo con “fines dignos de ser defendidos”. Hasta el 2006, Juan Armenteros estuvo al frente de la asociación. Vivió en primera línea todo el proceso de gestación, sus primeros pasos: fue, tal y como recuerda, “un testigo privilegiado” de un proceso largo que concluyó con la creación de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Jaén.

LA HORA DE LOS JUECES

A partir de 2006, toman protagonismo los poderes públicos, se produce una atenuación de la proyección pública del movimiento memorialista y más protagonismo al papel institucional. El foco de atención se traslada a los jueces, primero al magistrado jiennense Baltasar Garzón y luego a la argentina María Servini. Noticias puntuales centradas en la justicia y en la exhumación de fosas comunes y cómo no, la crítica procedente de sectores de la sociedad “que siguen pidiendo silencio y olvido sobre un periodo histórico que tanto ha condicionado la vida de quienes vivimos en esta sociedad”, explica Armenteros utilizando palabras de una carta en respuesta a un artículo de opinión de un conocido abogado de Jaén.

En sus primeros tres años de vida, la actividad fue incesante. El 1 de abril de 2004, se celebra en la plaza de San Ildefonso de Jaén capital un homenaje y ofrenda floral por las víctimas del bombardeo de la aviación del ejército sublevado el 1 de abril del 37 que causó la muerte de 155 civiles. Otra de las tareas de la asociación fue facilitar información a los familiares de las víctimas. De este primer periodo destaca el listado de la fosa del cementerio viejo de Jaén capital o la relación de víctimas de la provincia. Surgen iniciativas como la de www.todoslosnombres.org o publicaciones con listados de fusilados. En 2005 se edita un libro sobre la asociación. Se culmina otro gran proyecto, “Historias de vidas”, “durante 18 meses se realizaron entrevistas a 42 personas mayores que sufrieron prácticas represivas. “60 horas de grabación en 60 cintas mini dvc”, narra Juan Armenteros, además de la instalación de monumentos por las víctimas en varios cementerios de Jaén.

POCA AYUDA Y MUCHA OBSTRUCCIÓN

En cuanto al compromiso de las instituciones, Armenteros lamentó el exiguo interés inicial por este colectivo, aunque no quería quedarse al margen, el grado de colaboración fue escaso e incluso obstruccionista. Sin embargo, fue tal la presencia de este movimiento en la sociedad adquiriendo notoriedad que “los gobiernos no tuvieron más remedio que implicarse con el reconocimiento de la nacionalidad para los descendientes del exilio, el reconocimiento e indeminizaciones a colectivos de víctimas o concesiones puntuales de subvenciones”.

Con respecto a los partidos políticos, “nos encontramos con actitudes dispares. El PP seguía si sacudirse del todo la caspa permisiva con la dictadura y mantenía con la memoria histórica el discurso guerracivilista”. Otro de los problemas a los que tuvieron que hacer frente fue “el afán acaparador” de ciertas asociaciones y foros. “Esto es lo que tiene confundir el interés partidista con el de un movimiento ciudadano”.

UNA LEY INSUFICIENTE

Durante su intervención, también se refirió a la llegada al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE), creándose ciertas expectativas que no fueron cubiertas. El movimiento ciudadano se consolida, toma la iniciativa y denuncia ante el juez Garzón las desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales y la apropiación de niños en la primera etapa del franquismo”. En diciembre 2007, el gobierno socialista aprueba la Ley de Memoria Histórica (retirada de símbolos franquistas).

Armenteros explica que la normativa fue considerada insuficiente, “si bien se daba cierto margen para apoyar a colectivos y familiares de las víctimas en la recuperación e identificación de los restos enterrados en fosas comunes”. Un año más tarde, se entrega al juez un listado con los nombres de más de 140.000 víctimas de la dictadura. “No hace falta, recordar, agrega Armenteros, cómo terminó la carrera de Garzón”.

POLÍTICAS RENOVADAS

En Andalucía, estos colectivos se suman a la vía Argentina, uniéndose a la Plataforma por la Comisión de la Verdad. Por su parte, el Gobierno andaluz mantiene una Dirección General de la Memoria Democrática, dependiente de la Consejería del vicepresidente de la Junta, Diego Valderas. Iniciativa que pone de manifiesto “la voluntad de reforzar las políticas públicas de memoria, con la aprobación de la futura Ley de Memoria Democrática de Andalucía, cuya pretensión es la obligatoriedad de que la Junta este presente en las exhumaciones e identificación de las víctimas; la obligación de eliminar símbolos de la dictadura y la elaboración de un catálogo de lugares de memoria”.

El periodista Juan Armenteros concluyó su intervención destacando el esfuerzo de historiadores, investigadores y movimientos memorialistas que han posibilitado conocer mejor la verdad de lo ocurrido, de lo qué significó el golpe de estado, la guerra civil y la posterior represión.

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