Javier Aroca. Vox está en su sitio

La extrema derecha lo asesinó, pero no pudo acabar con sus ideas. Por eso, incluso después de quitarle la vida, lo siguen odiando; no le perdonan su vida

Javier Aroca /07/07/2019 /eldiario.es

Vox no ha participado en la conmemoración que cada año se lleva a cabo en el Parlamento de Andalucía con motivo del aniversario del nacimiento de Blas Infante. Son coherentes, era de esperar. Aunque parece que sus socios, Ciudadanos, no se lo esperaban y han criticado por su desplante a la formación de extrema derecha con cuyos votos mantienen estable y duradero su Gobierno de coalición.

Blas Infante fue fusilado en la madrugada del 11 de agosto después de haber sido retenido ilegalmente desde el 2 de agosto, cuando fue arrancado de su domicilio en Coria Del Río delante de sus mujer e hijos. Sin juicio. Posteriormente hubo una sentencia, por llamarla de alguna manera, que aclaraba que fue ejecutado en aplicación de bando de guerra por haber fundando un partido andalucista. Infante fue ejecutado por un grupo de falangistas en el kilómetro 4 de la carretera de Carmona por orden del general Queipo de LlanoSus últimas palabras fueron: “Viva Andalucía Libre”.

No le perdonan la vida

La extrema derecha lo asesinó, pero no pudo acabar con sus ideas. Por eso, incluso después de quitarle la vida, lo siguen odiando; no le perdonan su vida. Tiene motivos: el autogobierno de Andalucía, su Estatuto de Autonomía, no se podría entender sin la lucha de don Blas y muchos andaluces desde su más temprana edad. Nuestros símbolos fueron defendidos con tesón por el notario de Casares.

Blas infante era andalucista, federalista, demócrata, de izquierdas y republicano. Cómo lo van a querer. En las primeras elecciones constituyentes, tras la proclamación de la República, se presentó con una candidatura federal, andaluza y revolucionaria. Su aspiración era que Andalucía formara parte, en igualdad con los demás pueblos de España, de una República federal. Cómo lo van a querer.

Formó parte de la comisión técnica para la Reforma Agraria de la que salió pronto por su desacuerdo con la lentitud y poca profundidad de los trabajos. Antes de ello, afirmó que “todo latifundio en origen es un robo”. Mientras, pedía a voces la separación Iglesia-Estado y acabar con la corrupción en la justicia. Blas Infante se partía la cara, siendo abogado y notario, por los jornaleros y marineros de Andalucía, sumidos en el hambre y la miseria. Cómo te van a querer.

Junto con su compadre Antonio Ariza, médico -murió también ejecutado junto a su compañera-  impulsó las sociedades protectoras de animales. Aún se ven por los  colegios de Sevilla azulejos pidiendo a los niños que no maltraten a los pájaros. Infante, cuando se encontraba con una jaula, la abría. Su mascota, el Zorro Dimas, lo acompañó después de que lo rescatara de unos cazadores. Pensaba que los toros estaban mejor en la dehesa, sueltos, sin estar sometidos a ningún tipo de crueldad. Cómo te van a querer, don Blas.

Para Infante, en Andalucía no había extranjeros. Todos los que aquí vinieran eran uno más de nosotros. Soñaba con un abrazo entre oriente y occidente, entre el norte y el sur. Tanto que pensaba que los ciudadanos de la otra orilla del Mediterráneo, bajo el Protectorado español, tenían derecho a un estado propio en la futura República federal española. 

Blas era abierto, respetuoso con todas las culturas, dialogante, con un afán sin freno porque su país, Andalucía, fuera una tierra de justicia e igualdad en que se pudiera convivir con todos los pueblos en paz y fraternidad. Vox tiene motivos para no asistir a su conmemoración. Son la antítesis.

Blas Infante versus Queipo de Llano

Blas Infante nunca hubiera pactado con la extrema derecha de entonces ni con la de ahora. Representa lo contrario; era un hombre de valores y de palabra. Sabía perfectamente quiénes eran los enemigos de Andalucía, de la libertad y de la democracia. 

Aquel día de agosto, cuando miles de sevillanos y andaluces caían bajo las balas fascistas, murió Blas Infante a manos de la extrema derecha liberticida, traidora al orden constitucional y golpista. La orden la dio el general Queipo de Llano. El virrey está enterrado en la basílica de La Macarena, a escasos cien metros del Parlamento de Andalucía, donde un busto nos recuerda la estatura moral y cívica de Infante. Sus restos yacenen la fosa común de Pico Reja, camino arriba en el cementerio de San Fernando de Sevilla.

Queipo de Llano sigue en La Macarena a pesar de las leyes de la Memoria Histórica, que hoy sus indignados socios (PP y Ciudadanos) ayudan a desmontar e incumplir. Los suyos lo protegen y veneran. Blas Infante está enterrado en una fosa común sin restitución legal ni perdón público por parte del Estado. Sólo en Pico Reja reposan los restos de otros más de mil sevillanos asesinados por la horda fascista. Blas Infante está con los que se mantuvieron firmes en defensa de la legalidad constitucional republicana y por eso dieron su vida. Don Blas está en su sitio, con los suyos: con quién mejor. Cómo  te van a querer.

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