𝐌𝐞𝐦𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐮𝐧 𝐟𝐨𝐭𝐨́𝐠𝐫𝐚𝐟𝐨
Joaquín Hernández Kiki
05-12-2025
Me he comido muchos marrones en mis cincuenta años como fotógrafo, y el que hoy recuerdo no lo olvidaré jamás. Tal día como hoy de 1982 fue abatido por disparos de tres policías, en Barcelona, el gaditano Juan Martín Luna, miembro del GRAPO.
A los pocos días se celebró el entierro en Cádiz. El féretro fue llevado a hombros por familiares y amigos desde el Cerro del Moro hasta el cementerio. Un trayecto largo y tenso que tuve que recorrer pegado a la comitiva, como único fotógrafo, haciendo mi trabajo.
Entonces, ejercer de fotógrafo de prensa no era sencillo. La profesión cargaba con una sospecha permanente: para muchos, quien hacía fotos en momentos delicados podía ser un confidente de la policía o alguien “al servicio del poder”. Las miradas lo decían todo. No había confianza, y cada disparo de la cámara podía interpretarse como una provocación.
Aun así, había que seguir adelante porque, como decía Federico Linares, los fotógrafos de prensa somos notarios de la actualidad. Éramos testigos incómodos, necesarios y, a veces, mal vistos. Pero nuestras imágenes eran —y siguen siendo— parte de la memoria colectiva.



