La caída de Grazalema en manos sublevadas.
La presión del ejército sublevado era cada vez más importante en este sector de la Sierra. El 3 de Septiembre los mandos militares comenzaron la conquista de la Serranía de Ronda cuyo objetivo principal era la toma de la ciudad de Ronda. El 12 de Septiembre se concentraron fuerzas sublevadas en la zona de Villamartín-Algodonales. Se trataba de la «Columna Cádiz» que mandaba el comandante Salvador Arizón Mejías. Los planes previstos por el Estado Mayor del Ejercito de Operaciones del Sur pretendían ocupar en días sucesivos varios pueblos de la Sierra Norte gaditana -El Gastor, Alcalá del Valle y Setenil- y avanzar hacia Ronda, que debía ser ocupada el 16 de Septiembre. Dichos planes fueron retrasados y en su lugar se lanzó, el día 13 de Septiembre, una ofensiva sobre Grazalema. Previamente el día 12 habían estado sobrevolando la población algunos aviones sublevados que arrojaron varias bombas. Como hemos dicho Grazalema fue atacada el día 13.
La «Columna Cádiz», dirigida por Arizón, entró por el Puerto del Boyar procedente de El Bosque. Grazalema estaba fuertemente defendida ya que en ella se encontraba no sólo las milicias locales sino también un fuerte contingente de refugiados de otros pueblos de la zona, como El Bosque, Zahara o Prado del Rey, así como voluntarios de Montejaque y otros pueblos bajo poder gubernamental de la serranía rondeña. A últimas horas del día 13 las fuerzas sublevadas lograron entrar en Grazalema. Una vanguardia de los sublevados mandada por el capitán de Infantería Ignacio Caballero Muñoz -de Regulares de Larache- consiguió tomar una parte del núcleo urbano. Las fuerzas gubernamentales parapetadas en las sierras circundantes a Grazalema emprendieron un fuerte contraataque sobre los flancos de la columna, logrando cortarla.
Durante la noche del 13 al 14 de Septiembre las fuerzas sublevadas realizaron varios ataques para ocupar la población pero fueron rechazados por las fuerzas leales a la República apostada en los riscos montañosos que rodean la localidad. Las fuerzas sublevadas habían quedado sitiadas. A últimas horas del 14 de septiembre fuerzas de la 1ª Bandera de Falange de Cádiz al mando del alférez Fernando Zamacola Abrisqueta lograron romper el cerco y acceder a la población, tomando contacto con la vanguardia que había quedado copada el día 13, la cual se encontraba sin apenas municiones.
Las fuerzas gubernamentales fueron cediendo posiciones. El día 15 fuerzas de infantería y los temidos regulares de la Columna de Arcos iniciaron una maniobra envolvente atacando a las fuerzas gubernamentales por la espalda. Estos viendo que podían quedar copados tuvieron que huir. Se había consumado la toma de Grazalema. Muchas familias huyeron de la localidad camino de Ronda, que caería al día siguiente, y de otros pueblos de la serranía rondeña.
Tras la caída de Grazalema en manos de los sublevados se desencadenó, de manera inmediata, una brutal represión. Un informe estadístico del Ayuntamiento de Grazalema, fechado en 1940, otorgaba una cifra de 209 víctimas durante la Guerra Civil, de las cuales 150 personas fueron asesinadas bajo el amparo de lo que los sublevados denominaron eufemísticamente «Aplicación del Bando de Guerra», es decir fueron asesinadas sin formación de causa, y otras 59 personas tras someterlas a Consejos de Guerra y sentenciarlas a la máxima pena. Las personas asesinadas por «Aplicación del Bando de Guerra» fueron a parar a diferentes fosas comunes repartida por la geografía serrana. Así se tiene constancia de varias fosas con grazalemeños/as repartidas por el término municipal: cementerios de Grazalema y Benamahoma, Fuente de la Ladera -en las cercanías al Puerto del Boyar-, en las inmediaciones del Puerto de los Alamillos, en Monte Abajo y en la finca denominada El Retamalejo. Igualmente se tiene constancia de Grazalemeños/as enterrados en Benaocaz o en el cementerio de El Bosque. Los grazalemeños que fueron condenadas a la pena capital, tras ser sometidos a una farsa judicial a través de la Justicia Militar, fueron enterrados en diferentes localidades: Málaga, Sevilla, Cádiz, San Fernando, El Puerto de Santa María, Jerez de la Frontera o la propia Grazalema.
Los que lograron huir a tiempo sufrieron muchas penalidades. Una gran parte de la población grazalemeña que había huido regresó tras la toma de Málaga, produciéndose un aumento de los asesinatos, otros muchos fueron sometidos a la Justicia Militar, implacable en estos primeros tiempos de la “nueva España”. Otra deambuló por diferentes zonas de la España republicana hasta el final de la Guerra Civil regresando a Grazalema donde serían sometidos a la Justicia Militar. Otros muchos terminaron exiliados y a algunos de ellos tuvieron un terrorífico final en los campos de exterminio nazi.
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