Un expolio dentro de otro expolio: los primeros visitantes encuentran una Casa Cornide desmantelada por los Franco
El edificio del casco antiguo de A Coruña abrió este lunes sus puertas por primera vez después de su más que cuestionable adquisición por parte de la familia Franco en el año 1962.
En el corazón de la Ciudad Vieja de A Coruña se alza un valioso palacete barroco del siglo XVIII. La que fuera vivienda del historiador y naturalista coruñés José Cornide. Un edificio con un doble interés histórico. Primero porque es de los pocos ejemplos de la arquitectura de la Ilustración que se conservan en Galicia. Segundo porque, en agosto del año 1962, pasó a formar parte del patrimonio de la familia Franco. “De forma completamente fraudulenta“, valora Carlos Babío, presidente de la Comisión pola Memoria Histórica.
Un testaferro, una alcaldía corrupta y una subasta amañada son los tres ingredientes que explican su adquisición por parte de la familia del dictador. “El edificio pertenecía entonces al Ministerio de Educación, que tenía el propósito de organizar allí un conservatorio”, cuenta Francisco Jorquera, portavoz municipal del BNG. En su lugar, se cedió la titularidad al Ayuntamiento, que lo ofertó en una subasta pública. Allí lo adquirió el banquero Pedro Barrié de la Maza, un conocido adepto del dictador, por un total de 305.000 pesetas. Tres días después, el palacete volvía a cambiar de manos. Esta vez a las de Carmen Polo, esposa de Franco. Con una pequeña rebaja: 25.000 pesetas. 150 euros.
Desde entonces, nadie ajeno a la familia había traspasado sus puertas. Hasta ahora. “La apertura del inmueble no se ha hecho por voluntad de los Franco o por una cuestión de mera legalidad”, sostiene Babío. Más bien al contrario. Es el resultado de años de lucha de las asociaciones memorialistas, culturales y vecinales. Una lucha en la calle, en los tribunales y en las instituciones. “Después de años de connivencia de la Xunta con los sucesores del dictador, conseguimos una primera victoria: que se reclamara su catalogación como bien de interés cultural“, reivindica Babío. Una categoría que se aplicó formalmente al palacete a finales de 2023. Con todas sus consecuencias. Entre ellas, la obligación de abrirla al público de manera gratuita por lo menos cuatro días al mes, durante cuatro horas cada uno. “Un requisito que los Franco han incumplido de manera sistemática durante más de dos años”, recrimina Babío.
Hasta que llegó la multa. 3.000 euros por la vulneración de la Ley de Patrimonio Cultural de Galicia. Una cantidad simbólica, pero que consiguió poner en marcha el régimen de visitas. La primera de ellas este pasado lunes. Una pequeña comitiva de representantes institucionales y de la sociedad civil se adentraba en el edificio para descubrir qué se conservaba todavía de su interior. Nada. “Está completamente vacía”, confirma Rubem Centeno, representante de la Comisión pola Memoria Histórica en esta primera visita. Y hace tan solo unos años, no lo estaba. “Es la última burla de los Franco“.
“Han saqueado todo lo que han podido”
El edificio se puso a la venta en el año 2020 y las fotografías de los anuncios inmobiliarios revelaban entonces un interior muy distinto. “Estaba completamente amueblada”, señala Centeno. “Pero claro, han tenido dos años para llevarse todo lo que han querido y ahorrarse el litigio sobre esos bienes muebles. Porque tampoco tenemos un catálogo para reconstruir todo lo que había”, se lamenta.
“Han abierto el edificio al público de la manera más rácana posible: el peor día y a las peores horas”, denuncia Carlos Babío
De lo que sí quedan numerosas huellas es de las obras de remodelación realizadas por la familia del dictador tras su adquisición. Como un ascensor empotrado en el hueco de la escalera. “Una chapuza que Patrimonio Nacional nunca aprobaría”, valora Centeno. También la decoración de la zona de las habitaciones. “Es un espacio que se amplió después, a costa de un terreno que era del Ayuntamiento, y desentona mucho con el resto del edificio. Es como entrar de repente en un piso de los años 60“, describe. Con su papel pintado y sus estanterías tapizadas. “Una verdadera horterada”.
Lo que queda claro es que la casa ha permanecido inhabitada durante décadas. Enormes manchas de humedad cubren techos y paredes y algunos revestimientos de madera están ya completamente carcomidos. “Un edificio que es una joya histórica condenado al abandono, sin ningún tipo de mantenimiento”, condensa Centeno. No es el único motivo de queja de los visitantes. Los Franco han abierto al público el edificio, sí, pero “de la manera más rácana y cutre posible”. Solo los lunes, de 9 a 1 de la tarde. “El peor día y a las peores horas. Cuando todo el mundo trabaja”, critica Babío. Y en grupos de un máximo de cinco personas. ¿El resultado? La lista de espera llega ya hasta enero del año que viene. “Se cumple la ley por la mínima, pero en realidad se siguen vulnerando los derechos de la ciudadanía“, concluye el activista.
Las otras Casas Cornide
La estrategia desplegada por la familia Franco tampoco es nueva. “Están reproduciendo el mismo modelo que aplicaron con el Pazo de Meirás en 2009”, confirma Babío. Un pazo señorial del término municipal de Sada que los Franco adquirieron irregularmente durante la inmediata posguerra. “Los dos son casos de inmuebles expoliados por el franquismo y con los dos perseguimos el mismo objetivo: restituírselos a su legítimo dueño, el pueblo“, asegura el presidente de la Comisión pola Memoria Histórica.
En el caso de Meirás, ya lo han conseguido. Una sentencia histórica les dio la razón en el año 2020, como culmen de un procedimiento judicial que también empezó con la declaración como bien de interés cultural. “Es un buen antecedente”, apunta Babío. El futuro de la Casa Cornide depende ahora de la voluntad política. La pelota está en el tejado del Concello de A Coruña. “Es la administración legitimada para iniciar las acciones civiles pertinentes y reclamar la propiedad de la casa. Para recuperar un bien de la sociedad civil coruñesa”, exige el investigador.
“Se acabó la permisividad con los crímenes de la dictadura, no más impunidad”, sostiene el presidente de la Comisión pola Memoria Histórica
Una reclamación que ya está en camino. “Estamos en el primer paso, pero ni mucho menos el último”, adelanta Jorquera. “En septiembre de 2019 se aprobó en el pleno del Ayuntamiento una moción -a la que ha tenido acceso Público– que instaba a iniciar los pasos para interponer una demanda contra los Franco y recuperar definitivamente la casa para el patrimonio público”, refiere el portavoz del BNG. El procedimiento ha seguido avanzando. “De momento, se está revisando la operación que permitió a los Franco adquirir el inmueble, para confirmar que fue fraudulenta, de lo que tenemos bastantes pruebas documentales”, sigue el político. Un paso imprescindible e inmediatamente previo a la denuncia. A la recuperación del palacete. A la restitución de la memoria histórica. “Es una deuda pendiente con los coruñeses”.