La familia de Jesús Barriopedro, asesinado por el franquismo con 23 años, recupera sus restos en Guadalajara.

“Ahora sólo falta que puedan aparecer los restos de mi padre, al que también asesinaron después de mi hermano y nunca pudimos recuperarlos”, ha explicado María Barriopedro, de 95 años

elDiarioclm.es /15 de marzo de 2021 11:09h

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha entregado los restos identificados de Jesús Barriopedro, asesinado por el franquismo en 1940. Ha sido en un acto celebrado a la entrada del cementerio de la localidad de Cabanillas del Campo (Guadalajara), donde los esperaba su hermana María, de 95 años, que ha salido por primera vez desde el confinamiento para enterrar a su hermano.

 

El cuerpo de Jesús Barriopedro se encontraba en la fosa número 3 del cementerio de Guadalajara, exhumada por la ARMH el pasado mes de octubre. Junto a su cuerpo había aparecido una pequeña placa de plástico con sus iniciales, con la que en aquella época se identificaban los abrigos pero ha sido una prueba del ADN la que ha identificado científicamente sus restos.

Aunque los libros oficiales del registro del cementerio de Guadalajara aseguraban que los restos de Jesús Barriopedro habían sido enterrados en la Fosa número 2, las pruebas genéticas confirmaron que sus restos no estaban allí, algo parecido a lo que ocurrió con el caso de Timoteo Mendieta. Al final fue en la Fosa número 3 donde fueron junto a los de otros 20 hombres. 

Jesús Barriopedro consiguió salir de España al final de la guerra civil y cruzar los Pirineos para refugiarse en Francia. Pero los fascistas de su pueblo fueron a buscarle y al no encontrarlo encarcelaron a su madre para presionarle, según relata la ARMH en un comunicado. Cuando él conoció la noticia se entregó al ejército franquista que finalmente lo asesinó el 24 de febrero de 1940 y echó su cuerpo a una fosa común en el cementerio de Guadalajara. Tenía 23 años.

La familia ha recibido los restos identificados junto a una pequeña caja en la que se encontraban los objetos que aparecieron junto al cuerpo de Jesús: tres botones, una placa de plástico que identificaba su abrigo con sus iniciales y restos un cinturón con hebilla.

María: “Ahora solo falta que aparezcan los restos de mi padre”

Para María el domingo era un día muy importante, explicaba emocionada a las puertas del cementerio. “Si su hermano Luis con el que lo vamos a enterrar pudiera levantar la cabeza y ver que sus restos estaban juntos no soportaría la emoción”. Y añadía que “ahora sólo falta que puedan aparecer los restos de mi padre, al que también asesinaron después de mi hermano y nunca pudimos recuperarlos”.

Después de que asesinaran a su hermano Jesús, a María, con tan sólo catorce años, la detuvieron unas horas en las que simularon que también la iban a matar y tras raparle el pelo, y rociarle el cuerpo con aceite de ricino, la dejaron libre. Además su madre estuvo encarcelada por la dictadura durante doce años y después tuvo que pasar desterrada en Valencia otros tres años. 

Camino de los 96 años, que cumplirá en agosto, a María sus hijas le han regalado una grabadora para que vaya registrando en ella sus vivencias, la terrible represión que padeció su familia, el hambre y cómo con catorce años tuvo que sacar adelante a sus hermanos o los que les tejía ropa con trozos de mantas o telas que le daba alguna gente. “Su memoria es un prodigio de datos y detalles que deben conservarse para saber hasta qué punto quienes dieron un golpe de Estado para salvar a España se ensañaron con quienes trataron de impedir una dictadura de cuatro décadas”.