La luz de Otto Engelhardt aún brilla en Sevilla

ANA MARÍA PASCUAL | 21-2-2017  

Hay una familia de Sevilla que lleva muchos años intentando que la figura de su bisabuelo aflore de las tinieblas del olvido al que fue condenado en el pelotón de fusilamiento. Por orden del temible general Queipo de Llano fue fusilado el alemán Otto Engelhardt (Brunswick, 1866-Sevilla,1936); había sido director de la Compañía Sevillana de Electricidad y de la Compañía de Tranvías de Sevilla y cónsul honorario. Tenía 70 años cuando lo asesinaron y hacía cuatro que había renunciado a la nacionalidad alemana por el triunfo del nazismo. Se nacionalizó “ciudadano fiel a la República española”. La historia del alemán que residió 35 años en Sevilla y que procuró el bienestar de los sevillanos a través del desarrollo de los medios de transporte urbano y de la iluminación de sus calles es absolutamente desconocida para los españoles.

Sus bisnietos quieren una calle en Sevilla para Otto Engelhardt y acaban de formalizar la petición al ayuntamiento. En 2011 recibieron el silencio por respuesta por parte del consistorio hispalense, gobernado entonces por el PP. Ahora, con una alcaldía socialista y con los apoyos de las principales asociaciones de memoria histórica, sindicatos y de la Junta de Andalucía, es probable que el callejero sevillano reciba pronto un nuevo y merecido huésped.

La familia Engelhardt propone el tramo de la Ronda de Triana que empieza en la plaza San Martín de Porres y acaba en la calle San Vicente de Paul. “No queremos quitarle el nombre a ninguna calle para poner el del bisabuelo –dice Ruth Engelhardt desde Sevilla–. Hemos pensado que Ronda de Triana es una travesía muy larga y que el tramo que va a parar a las antiguas cocheras del tranvía es el lugar idóneo para bautizarlo con el nombre de mi bisabuelo, porque él tuvo mucho que ver con el desarrollo del tranvía allí”.  Sevilla le debe  a Engelhardt su modernización a principios del siglo XX, y sobre todo, la implantación de la luz eléctrica en la ciudad.

El ingeniero alemán llegó desde Berlín a Sevilla enviado por su empresa AEG, que invirtió capital en la española Sociedad Sevillana de Electricidad, S. A., fundada en 1894. Durante su mandato como director, la empresa tuvo un desarrollo excepcional; por ejemplo, de 28 empleados en 1898 se pasó a 465 en 1910; el cableado aumentó de 48.000 metros a 180.000.

Don Otto, como le llamaban sus paisanos sevillanos, se encargó después de la compañía de Tranvías de Sevilla. Redujo la jornada laboral en invierno a los conductores y cobradores, que le dedicaron una emotiva placa en agradecimiento. Fue cónsul honorario de Alemania en Sevilla desde 1903 hasta 1919. Su bisnieta Ruth relata una anécdota sobre el peligro de que España perdiese su neutralidad durante la Primera Guerra Mundial y que tuvo como protagonista a Engelhardt: “Como cónsul logró impedir el sabotaje que un oficial de la armada alemana iba a realizar contra barcos españoles en el puerto de Sevilla. Él decía que un cónsul no debía mezclarse en empresas militares, solo ocuparse de cosas pacíficas al servicio de la nación. Fue un gran pacifista”.

Casado con la alemana Anna Holtz, la pareja tuvo dos hijos, Conrado y Otto. “Mi abuela escandalizaba a los sevillanos porque iba en bicicleta; alguna vez la llegaron a tirar piedras. Era muy moderna para la mentalidad de la época en España“, explica Ruth. Después se casó en segundas nupcias con la sevillana Mercedes Granados. La familia siempre ha permanecido en España.

El ascenso del nazismo lo asqueó; en 1932 renunció a la nacionalidad alemana y logró la española. Articulista habitual del periódico El Liberal de Sevilla, la posición contraria de Otto Engelhardt respecto al nacionalsocialismo, que ganaba adeptos en su Alemania natal, le costó más de un disgusto y le empujó a un final trágico e injusto. Tras el alzamiento de Hitler como canciller, en 1933, recibió las críticas y amenazas del nuevo gobierno alemán por sus artículos. Pese a reconocer que se sentía seguro en España, ese mismo año pedía a sus nuevos compatriotas ayuda y protección, tras descubrir que  figuraba en una lista de la Guardia Civil como un “hombre de cuidado”. “El cónsul alemán en aquella época era nazi y advirtió al director de El Liberal de Sevilla, José Laguillo, para que Otto no publicara más artículos”, cuenta Ruth.

Otto Engelhardt fue vigilado e investigado por el consulado alemán en Sevilla y la embajada alemana en Madrid, tal y como descubrió su familia en el archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán. “No hemos podido obtener aún las pruebas de que la orden para que lo fusilaran partió de Hitler”, dice Ruth. Ella describe a su bisabuelo como un hombre valiente, innovador, progresista, “que nunca tuvo miedo de hacer públicos sus ideales de democracia y progreso”. Don Otto fue además inventor y fundó el laboratorio Sanavida en la localidad de San Juan de Aznalfarache, que comercializó fármacos como el Ceregumil.

Acabo esta historia, emocionada por el hallazgo de este personaje, demócrata y fiel a la República, y dando mi apoyo firme a la iniciativa de la familia Engelhardt para que don Otto tenga una calle en Sevilla, y propongo además que el Ayuntamiento hispalense recupere la figura del insigne alemán que vivió 35 años en la capital andaluza y que llevó la luz a Sevilla. Ya es hora de que la memoria se imponga. Podéis leer aquí uno de los artículos de Engelhardt.

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