La memoria de la tierra

Hallan en una fosa de la localidad leonesa de Canseco los cuerpos de tres fallecidos en combate durante la guerra civil: se cree que dos son asturianos

EL COMERCIO | P. A. MARÍN ESTRADA | 21-6-2018

La Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha localizado en una fosa común del cementerio de Canseco (León) los cuerpos de tres personas. Los investigadores creen que pertenecen a otros tantos soldados republicanos enterrados allí en octubre de 1937. Sus pesquisas les llevan a pensar que dos de ellos son asturianos muertos en combate por esas mismas fechas en esa zona. La excavación está dirigida por la arqueóloga y colaboradora de este periódico Arantza Margolles y en ella participan una docena de voluntarios de la ARMH de Castilla-León y de Asturias.

Los trabajos se iniciaron el pasado lunes 19 en el interior del camposanto de esta localidad, perteneciente al municipio de Cármenes, y en un lugar donde testimonios orales de vecinos situaban la inhumación de tres combatientes republicanos abatidos durante la ofensiva final de las tropas nacionales en el frente de la montaña leonesa y que concluiría con la entrada de estas en Canseco el 20 de octubre de 1937. «En los datos recogidos se apunta a que tres soldados fueron llevados hasta el cementerio en mulos y enterrados allí», explica la responsable de la excavación. Respecto a sus identidades, las investigaciones llevadas a cabo por la asociación memorialista barajan que se puedan corresponder con las de alguna de las cuatro personas sobre las que existen datos y testimonios de su posible enterramiento en el lugar bajo similares circunstancias. Se trataría de los leoneses Antonio Flórez González, natural de Peredilla de Gordón; Pedro Antonio Gutiérrez Rodriguez, de Llombera de Gordón; y de los asturianos, Bienvenido Camporro Rodríguez, de Riaño (Langreo), y del también langreano Tomás Fernández Fernández, nacido en Santa Ana de Ciaño.

Fue el hijo de este último, Tomas Fernández, quien inició la búsqueda de los restos de su padre contactando con la ARMH en 2012 con el propósito de poder trasladarlos al nicho donde reposa su madre en el cementerio de Ciaño. La correspondencia que este ferroviario asturiano afiliado a la CNT mantuvo con su familia desde el frente leonés ha servido para identificar el batallón y la compañía en los que combatía, el número 249, y el lugar desde donde enviaba sus cartas, Villanueva del Pontedo, muy próxima a Canseco.

Las labores emprendidas en la fosa dieron sus frutos en la mañana del martes con la aparición de un esqueleto prácticamente entero y bajo él una bala de Mausser -la munición empleada por las fuerzas nacionales en esa ofensiva-, además de algunos botones y una mina de lápiz. Para localizar los otros dos cuerpos fue preciso ampliar la búsqueda hacia un nicho de época posterior y en la mañana de ayer se lograban hallar ambos, aunque en diferente posición de acceso para ser exhumados. En el primero se encontraron diversos fragmentos de tela, entre ellos lo que podría ser un galón que está siendo estudiado para tratar de identificar el rango y cotejarlo con el listado de las compañías republicanas que operaron en la zona. El otro cuerpo ofrece mayores dificultades de recuperación. El planetamiento es alcanzarlo hoy para dar por concluido el trabajo sobre el terreno. A partir de ahí, un laboratorio se encargará de cotejar el ADN de los restos hallados con el de sus familiares.

A falta de recuperar el tercer cuerpo, la arqueóloga Arantza Margolles se mostraba satisfecha con el desarrollo de la excavación y prudente ante la identificación de los restos: «Hasta las pruebas de ADN, solo tenemos conjeturas que ojalá se resuelvan positivamente», afirmaba desde Canseco.

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