Las ruinas de Bolonia que no son romanas.

Unos 30.000 prisioneros construyeron fortificaciones en el Campo de Gibraltar entre 1939 y 1940.

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Restos de un búnker en la playa de Bolonia (Cádiz). OLIVIA CARBALLAR

Estado de conservación:

Hay restos de búnkeres y un camino reparado y ampliado ya asfaltado. Esta ruta fue realizada en mayo de 2018.

Las ondas de la radio afinan y desafinan en el interior del coche. Sevilla-Cádiz. AP-4. “Han rescatado una patera en Barbate”, informa un boletín nacional. En a Vivir que son dos días, de la Cadena SER, cuentan la historia de la tumba del hombre que nunca existió, en Huelva. Dicen que data de la II Guerra Mundial y que la han leído en el Diario de Cádiz. Una moto Ducatti roja se deja ver al otro lado de la ventanilla. Le siguen algunas más. Este fin de semana se celebra el circuito de Jerez. “Son 7,34 euros”, reclama la trabajadora que cobra el peaje. Los árboles están quietos. Parece que este sábado no habrá viento de levante. El dial chasquea hacia arriba y hacia abajo. “Nueva gi… de Da… de María”. “Eeh, túu”, canta Alejandro Sanz al paso de la señal de entrada a Puerto Real. Allí han sido recuperados más de 180 cuerpos de personas represaliadas del franquismo en una exhumación simbólica de la barbarie de la dictadura. 

Luego viene Chiclana, donde dice el historiador José Luis Gutiérrez Molina que la posguerra empezó el mismo julio del 36. Playa de la Barrosa. Un viejo toro de Osborne vigila Conil desde lo alto, inicio de las fortificaciones que Franco ordenó construir entre 1939 y 1943 a lo largo de 120 kilómetros en el Campo de Gibraltar, en la costa y el interior, hasta el río Guadiaro. El trabajo más duro lo hicieron unos 30.000 presos republicanos en condiciones de semiesclavitud. La radio sintoniza ahora un programa de música clásica. Y un nocturno de Chopin abre un nuevo paisaje. Se ven los primeros molinos eólicos, que bailan pausados al son de la sinfonía. Unos kilómetros más allá, después de El Palmar, después de Los Caños, de Vejer, de Barbate y de Zahara de los Atunes, llega el cruce de nuestro destino, un lugar paradisíaco unos 20 kilómetros antes de llegar a Tarifa, una de las mejores playas de España. Para muchos y muchas, Bolonia, la mejor playa del mundo.

“Lo más significativo fueron los caminos. Los prisioneros repararon caminos y los ampliaron. Por ejemplo, esto era un caminito que llegaba a las cuatro casas que había en la aldea de Bolonia. Pero los prisioneros lo hicieron más ancho para que pudiera pasar material militar. Cuanto más ancho el sendero, más material pesado militar iba a pasar”, cuenta José Manuel Algarbani, un historiador campogibraltareño experto en el tema, mientras conduce su coche por esa misma carretera, asfaltada, que adentra hasta la playa. Según sus investigaciones, aproximadamente el 99% de los senderos que hay en el Parque Litoral del Estrecho y un buen número del Parque de los Alcornocales fueron hechos por los prisioneros: o nuevos o reparados…

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