Laura Muñoz Encinar: “La arqueología es un escenario para discutir abiertamente temas conflictivos en la memoria colectiva”

“La arqueología es un escenario para discutir abiertamente temas conflictivos en la memoria colectiva”

Laura Muñoz Encinar, arqueóloga forense y antropóloga, es profesora en el Departamento de Historia y Arqueología de la Universidad de Barcelona, dentro del área de Historia Contemporánea y Mundo Actual. Además, dirige ‘Des-Alambrar’, un proyecto pionero que investiga los campos de concentración franquistas a través del estudio arqueológico y las huellas que quedan de su pasado.
María Serrano
28.05.2024
Según la propia definición de Laura Muñoz Encinar, ‘Des-Alambrar. Mas allá de las alambradas: Una arqueología comparada de los campos de concentración franquistas’ se trata de un proyecto inédito debido a que una disciplina como la “espacialidad de la diversidad de campos es, en gran medida, aún poco conocida y su estudio comparado presenta un gran potencial como fuente de conocimiento histórico”. Así, la investigadora dirige por primera vez en la historia de España una radiografía única de los campos de trabajo esclavo en los que estuvieron hacinados miles de presos del franquismo.

Este estudio cuenta con la colaboración del del Instituto de Ciencias del Patrimonio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (INCIPIT-CSIC), el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y la Agencia Estatal de Investigación.

Des-Alambrar buscar sacar a la luz la radiografía casi ya invisible de los campos de concentración del régimen de Franco…
Así es. La arqueología permite revelar otras historias que no han sido contadas, que están ocultas o fuera de los relatos hegemónicos sobre el pasado. Además, el proyecto, financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y la Agencia Estatal de Investigación, pretende conectar los campos de concentración con el exterior, romper esa barrera entre dentro y fuera, mostrando la magnitud y complejidad de la represión.

En la práctica, ¿se han logrado encontrar ruinas de estos espacios?
La idea es excavar, literalmente, los vestigios del conflicto: fosas comunes, campos de concentración… con el fin de generar nuevas narrativas basadas en la materialidad que sean complementarias al relato dominante o las narrativas históricas basadas en fuentes documentales y testimonios.

La construcción de relatos arqueológicos de la violencia política tiene también una misión pública

El planteamiento no es desplazar tales narrativas, sino enriquecerlas. Además, la construcción de relatos arqueológicos de la violencia política tiene también una misión pública: debido a su visibilidad, la arqueología es un escenario para discutir abiertamente temas conflictivos en la memoria colectiva de las naciones.

¿Cómo se ha vinculado el CSIC a este proyecto?
El propósito surge de una línea de investigación que llevamos desarrollando durante los últimos años desde Instituto de Ciencias del Patrimonio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (INCIPIT CSIC) y ahora también desde la Universidad de Barcelona, centrada en el estudio del patrimonio de los conflictos de los siglos XX y XXI.

El hecho de que esté liderado por el CSIC es también porque los dos investigadores principales que somos Alfredo González-Ruibal y yo somos investigadores de este centro, a lo que se añade ahora también la Universidad de Barcelona, ya que recientemente me he incorporado como profesora al departamento de Historia y Arqueología de la UB, dentro del área de Historia Contemporánea y Mundo Actual.

¿Qué huellas se pueden documentar cuando se inicia un trabajo arqueológico en los campos de concentración franquistas?
La arqueología como disciplina tiene la capacidad de poder documentar las huellas y los rastros del pasado, tanto macroscópicos como aquellos imperceptibles al ojo humano, como puede ser el genoma o los isótopos que albergan los huesos, entre otros. Además, como ha señalado mi colega Alfredo González-Ruibal, la arqueología permite frustrar la fantasía de los perpetradores y mostrar que el borrado de huellas, la desaparición de la desaparición, es imposible.

¿Cuántos campos hubo, a grandes rasgos, en todo el territorio nacional?
En España existieron cerca de doscientos campos de concentración. Por ellos pasaron entre 367.000 y 500.000 prisioneros. El final retórico de la guerra traería consigo la detención de decenas de miles de prisioneros. A partir de ese momento, miles de personas comenzarán un largo camino que, en el mejor de los casos, los llevaría a campos de concentración, cárceles, prisiones, o Batallones de Trabajadores y Disciplinarios. Sobre el conocimiento de los campos, batallones de trabajadores y destacamentos penales contamos con las investigaciones realizadas por Javier Rodrigo, Fernando Mendiola, Juan Carlos García Funes o Gutmaro Gómez Bravo, entre otros autores. Estos trabajos abordan su estudio desde la Historia como disciplina mediante el uso de fuentes documentales y orales principalmente.

¿Cómo fundamentaba el régimen esta maquinaria represiva de redención de penas?
En 1939 la Dirección General de Prisiones asumió las responsabilidades en la gestión del sistema penitenciario y desarrolló nuevas formas de explotación de la mano de obra reclusa a través de trabajos forzados. En este momento se crearon las Colonias Penitenciarias y los Destacamentos Penales, pasando a ser beneficiarias empresas constructoras privadas y el propio Estado.

La fundamentación teórica del nuevo régimen penitenciario se basaba en los conceptos católicos de pecado, expiación de culpa y perdón […] Su fundamentación material fue el trabajo a cambio de la reducción de condena

La fundamentación teórica del nuevo régimen penitenciario se basaba en los conceptos católicos de pecado, expiación de culpa y perdón, que se aplicaban al derecho y al régimen penitenciario y sustituían a los conceptos de delito, pena y amnistía. Su fundamentación material fue el trabajo a cambio de la reducción de condena, como gracia concedida al preso para su rescate físico y moral a través de su contribución a la reconstrucción de un país arrasado por la guerra.

Y pesar de esta cifra tan amplia de presos que estuvieron en este sistema ¿por qué son tan poco conocidos para la sociedad?
La espacialidad de la diversidad de campos es, en gran medida, aún poco conocida y su estudio comparado presenta un gran potencial como fuente de conocimiento histórico.

La apertura de fosas comunes ha posicionado el caso de la Guerra Civil española dentro del ámbito internacional de las violaciones de derechos humanos

A diferencia de la Europa ocupada por los nazis, donde la conmemoración de las víctimas del fascismo y del Holocausto se ha centrado durante mucho tiempo en el papel represivo de los campos, la memoria de la guerra civil española y de la dictadura de Franco se ha centralizado principalmente en fosas comunes. La apertura de fosas comunes ha posicionado el caso de la Guerra Civil española dentro del ámbito internacional de las violaciones de derechos humanos, y también ha abierto una nueva ventana de oportunidad para el análisis e investigación de los campos de concentración franquistas.

¿Qué evidencias ha podido demostrar de la violencia a esos presos?
Estamos investigando varios casos de estudio que nos permiten analizar la violencia de forma diacrónica desde el inicio de la guerra hasta la dictadura.

Estamos documentando las estructuras que quedan preservadas (barracones, talleres, estructuras de control y vigilancia, letrinas, etc.), los espacios de trabajo de los prisioneros (canteras, canales, túneles, etc.) las áreas que fueron utilizadas por los familiares (chabolas y barrios donde vivían las mujeres e hijosde los presos temporal o permanentemente) y algunos casos las fosas comunes donde fueron enterradas las víctimas. Tanto presos ejecutados en los campos como aquellos que murieron a consecuencia de las enfermedades y las extremas condiciones de vida.

Sabemos que hubo campos de concentración como Los Merinales en Andalucía, que cerraron sus puertas a finales de los años sesenta. ¿Cómo pudo durar tantas décadas esta máquina de represión silenciada por el régimen?
El canal del Bajo Guadalquivir, conocido como canal de los Presos, fue construido durante el primer franquismo por miles de presos políticos encuadrados en el Servicio de Colonias Penitenciarias Militarizadas.

En el área metropolitana de Sevilla existieron ocho campos de diferentes características. A ello habría que añadir varios “depósitos” dependientes de alguno de los campos. En Los Merinales, Dos Hermanas (Sevilla), entre 1941 y 1962 se instaló el más importante y duradero del Servicio de Colonias Penitenciarias Militarizadas, con el que se sanearon terrenos salobres y se pusieron en riego 80.000 hectáreas en la construcción de una de las obras hidráulicas más importantes del franquismo.

¿El Canal del Bajo Guadalquivir y sus campos lo abordáis dentro del proyecto de Des-Alambrar?
Para la investigación del sistema de campos de concentración del Canal del Bajo Guadalquivir desarrollamos un proyecto concreto, pero en este caso financiado por el Ministerio de la Presidencia.

En Los Merinales (Sevilla) hemos realizado una prospección intensiva y documentado el perímetro del campo y las estructuras que se conservan a día de hoy. En este campo tan especial las familias de los presos se asentaron en los barrios y pueblos del entorno (Bellavista, Dos Hermanas, Fuente del Rey, Torreblanca, etc.). Por lo tanto, estamos también estudiado la configuración de estos barrios y la identidad que se establece en relación con estos espacios represivos.

¿Le han permitido testimonios directos o de descendientes acercarse más a esta realidad?
Desgraciadamente ya son muy escasos. Los presos que sobrevivieron a la vida en los campos ya han fallecido y solamente contamos con el testimonio de sus hijos, nietos, sobrinos u otros descendientes. No obstante, afortunadamente, existen entidades como el Grupo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía de CGT Andalucía quien lleva investigando el Canal de los Presos y los campos del Bajo Guadalquivir desde hace más de 20 años y ha aportado mucha documentación.

¿Han podido trabajar con otras fuentes?
Estamos trabajando con las fuentes orales publicadas y también recopilando nuevos testimonios de la última fase de ocupación de campos como los Merinales, es decir, las familias que fueron realojadas en el recinto a partir de los años 60 y que estuvieron en esos barracones. También nos interesan especialmente los testimonios de los familiares que se asentaron en los barrios y pueblos del entorno de los campos y en esta área hemos hecho grandes avance.

Memoria histórica | “La arqueología es un escenario para discutir abiertamente temas conflictivos en la memoria colectiva” – El Salto – Andalucía (elsaltodiario.com)