Los documentos inéditos que hablan de lo que ocurrió en el único campo de concentración nazi en suelo británico

Documentos inéditos y la orden dada por Heinrich Himmler añaden nueva información a un caso que está bajo investigación

Los documentos inéditos que hablan de lo que ocurrió en el único campo de concentración nazi en suelo británico

Los documentos inéditos que hablan de lo que ocurrió en el único campo de concentración nazi en suelo británico ABC

El viento gélido del Atlántico que golpea la isla ha cincelado los vestigios de un pasado reciente y hace ondear una bandera de rayas azules y blancas. Representan los colores del uniforme de los prisioneros cautivos por los nazis. Para un visitante que recién aterrice en este sitio de postal, poco o nada, le haría sospechar a primera vista que está pisando el único lugar de suelo británico que Adolf Hitler logró conquistar en la Segunda Guerra Mundial. El amplio público no suele estar familiarizado con este capítulo de la historia. No en vano, a la isla se la llamó ‘la isla Adolf’, donde los nazis construyeron una serie de campos de trabajo, y un campo de concentración en Lager Sylt, comandado por las SS. Los prisioneros rusos, polacos, españoles, así como cientos de judíos franceses, en cambio, prefirieron llamarla ‘la roca maldita’.

Esta isla de 8 kilómetros de extensión, que alberga a 2.000 personas conserva campos de tiro, baterías, fortificaciones de cemento y una gran red de túneles en la que uno aún puede leer los mensajes grabados por los prisioneros: «1943, Stalingrado, calle Araksaya 11, VV Konstin, nacido en 1913. Yo estuve aquí. Yo existí. Tenía una vida antes de esto». Ahora nuevos documentos, salidos a la luz, muestran la envergadura de lo que pasó allí y las órdenes dadas por uno de los hombres clave del Holocausto.

Sin embargo, muchos de los habitantes de las otras islas y de la propia Alderney ni siquiera sabían, a ciencia cierta, lo que había pasado, de niños cuando volvieron después de la guerra, solo se escucharon rumores de cuerpos lanzados por los acantilados. Sus padres, al volver, se encontraron con púas y búnkeres de hormigón que convirtieron la isla en el lugar más fortificado de las Islas del Canal. Al fin y al cabo era una posesión estratégica extremadamente preciada debido a su localización en el Canal de la Mancha y su proximidad con Francia. Pero, también estaba claro que algo había pasado, porque los locales se encontraron con huesos en la playa.

Documentos inéditos

John Dalmau, un prisionero español trasladado a la isla por los nazis, llegó a relatar en años posteriores que lo enviaron a desenredar una red antisubmarina. «Entre las rocas y las algas había esqueletos por todas partes», afirmaba. Y ahora documentos inéditos, cedidos a ‘The Observer’, revelan que el jefe de las SS, Heinrich Himmler, en una carta daba la orden de aniquilar a todos los prisioneros de los campos.

Fechada el 19 de agosto de 1943 y clasificada como de alto secreto, la carta dice: «Si hubiera – en caso de un ataque – incluso ante el más mínimo signo, por parte de los prisioneros de Alderney, de que tienen la intención de causar problemas, se debe actuar de inmediato. Y si el orden aún no se restablece, debéis fusilar a todos los prisioneros, sin demora«. La carta fue entregada con órdenes específicas para que bajo ninguna circunstancia se hiciera pública.

Asimismo, otra carta del 15 de septiembre de 1943, revela que un oficial de las SS, el Obergruppenführer Oswald Pohl, informó que todos los documentos relacionados con la orden de matar habían sido destruidos. Sin embargo el documento sobrevivió y fue adquirido por Ian Sayer, en una subasta en Nueva York, en 1983. Conocido por ser una autoridad en la verificación de documentos en tiempos de guerra y por haber atrapado al mayor criminal de guerra nazi, Wilhelm Mohnke. Y el profesor Robert Jan van Pelt, un destacado experto en Auschwitz, llegó a confirmar la autenticidad de los documentos.

Una parte de una historia más atroz

Durante la Segunda Guerra Mundial, la mayor parte de la gente de Alderney decidió evacuar sus hogares, después de la caída de Francia en junio de 1940. No regresarían hasta diciembre de 1945. La ausencia de testigos daba a los nazis carta blanca para actuar con impunidad. Hacían funcionar sus campos mediante el exterminio con trabajos forzados. Muchos murieron mientras construían parte del «Muro Atlántico», que era una cadena de fortificaciones a modo de sistema de defensa nazi, dispuesto a lo largo de la costa de Europa continental. También conocido por los prisioneros como el ‘muro de la muerte segura’.

Las pruebas obtenidas por Sayer muestran que en un pasaje se aplaude la ética de trabajo de los trabajadores esclavizados, diciendo que «la productividad de los prisioneros igualaba a la de los trabajadores alemanes». Wilhelm Wernegau, uno de los supervivientes del campo de concentración declaró en un informe previo: «En cada barraca, de unos 14 metros de largo, había alrededor de ciento cincuenta hombres, o tal vez más». En semejantes condiciones algunos historiadores han afirmado que la cifra real de muertos podría ascender a miles o incluso decenas de miles.

Lo que también indican los documentos inéditos del cuartel general de las SS de 1943, ahora desvelados, es que al parecer murieron muchos más prisioneros que los que establecía la cifra oficial, que hablaba de unos 397. Marcus Roberts, historiador de la herencia anglo-judía, calculó que podía decir con un alto grado de certeza que al menos 15.000 murieron allí. Teniendo en cuenta la envergadura de las construcciones levantadas y el número de trabajadores que necesitaría. «No me sorprendería que ese número pudiera llegar a 30.000», comentó a los medios británicos.

Y dos militares, el coronel Richard Kemp y John Weigold, dijeron al Daily Mail, en 2017, que el mínimo de víctimas podría ascender a 40.000 y «quizás hasta 70.000». Y añadieron que Alderney se había convertido en «una base secreta para lanzar misiles V1 con ojivas químicas en la costa sur». En cambio, Trevor Davenport, director del museo de Alderney, considera falsas esa cifras. Mientras, se han alzado voces que no han dejado de preguntar por qué no se ha investigado, hasta ahora, con mayor detenimiento lo ocurrido en Alderney.

Un informe desaparecido y una pregunta

Según cuenta Caroline Sturdy Colls, arqueóloga forense de la Universidad de Staffordshire, que ha estudiado durante años la isla, prisioneros de veintisiete nacionalidades diferentes fueron llevados a Alderney. Y después de la guerra, explica que el Ministerio de Asuntos Exteriores británico se dio cuenta de la escala de las atrocidades ocurridas y que éstas podrían suponer iniciar juicios por crímenes de guerra. Por eso declaró que, a efectos prácticos, se podían considerar que los rusos fueron los únicos ocupantes de estos campos Y dejaron cualquier investigación en manos de los soviéticos. En palabras de la arqueóloga, a los medios británicos, decidieron lavarse las manos sobre este hecho.

Y todo eso a pesar de que en mayo de 1945, tras la recuperación de la isla por los aliados, el capitán Theodore Pantcheff fue enviado por la inteligencia británica a Alderney para realizar una investigación. Llegó a recoger unos 3.000 testimonios y elaboró un informe detallado que nunca se hizo público. Permaneció en los archivos del Museo de Alderney hasta principios del 2000, cuando el MI6, la agencia de inteligencia británica, solicitó su devolución con la promesa de que les enviarían una copia, cosa que nunca ocurrió.

No obstante como dejó saber la televisión inglesa, ITV, se envió una copia a los soviéticos que quedó al descubierto en 2021. El informe de Pantcheff llega a la conclusión de que los crímenes en Alderney fueron «sistemáticamente brutales e insensibles» y que hubo una «política de larga data de mantener condiciones inhumanas, desnutrición, malos tratos y exceso de trabajo». El historiador, Marcus Robert, declaraba a ITV que es una prueba de que el Holocausto ocurrió no sólo en Europa, sino también en suelo británico.

Como inciso cabe mencionar que la que fuera ministra del Interior británica, Priti Patel, planteó que en un principio que los solicitantes de asilo que llegasen en embarcaciones al Reino Unido fueran enviados a Alderney. Antes de que finalmente se apuntara a Ruanda. En su informe sobre la isla se indicaba que «su ubicación y topografía la hacían idónea en muchos aspectos», pero también recuerda que la isla fue utilizada durante la Segunda Guerra Mundial por los nazis. Concluyendo que «el problema de las malas asociaciones- por su pasado- podría dificultar su aceptación como opción de destino.

Dada la magnitud que ha ido adquiriendo el tema sobre la ocupación nazi, el Reino Unido, decidió enviar a Lord Pickles y su equipo para examinar todos los archivos sobre Alderney. Una iniciativa que ha sido recibida por los locales de forma ambivalente. Un expolítico de Alderney llamado James Dent, dijo que la isla no debería convertirse en «un macabro parque temático para turistas del Holocausto».

https://www.abc.es/cultura/documentos-ineditos-campo-concentracion-nazi-segunda-guerra-mundial-lager-sylt-20231203175858-nt.html