Los otros 300 campos de concentración que no investiga la Fiscalía y que recluyeron a los españoles durante la Guerra Civil y los primeros años de la dictadura
El Ministerio público abrirá diligencias de investigación para esclarecer “la existencia de una posible estrategia” entre el franquismo y el régimen nazi para deportar a miles de españoles a los campos de exterminio, mientras quedan en el cajón los campos ubicados en suelo español
El pasado lunes, la Fiscalía de Derechos Humanos y Memoria Democrática anunciaba la apertura por primera vez de diligencias de investigación para esclarecer “las responsabilidades pertinentes y la existencia de una posible estrategia” entre la dictadura de Francisco Franco y el régimen nazi. El objetivo es esclarecer el papel de ambas dictaduras en el traslado de miles de españoles, que permanecían en el exilio en Francia tras la Guerra Civil, a diferentes campos de exterminio.
300 campos de concentración olvidados
Para Hernández, uno de los casos más paradigmáticos es el del campo del Rayo Vallecano en Madrid: se levanta en el mismo lugar donde existía un campo de concentración que se instaló en el estadio del Puente de Vallecas. Allí hay una placa, pero no la pusieron el Ayuntamiento ni el club. “La colocó un grupo de aficionados del Rayo por iniciativa propia, sin autorización ni siquiera del club”, cuenta.
Esta situación, asegura, se extiende a todo el país: “Tenemos colegios donde estudian nuestros hijos, estadios donde asistimos a conciertos, a partidos de fútbol, plazas de toros, donde hay todo tipo de eventos, monasterios, monumentos, conventos que visitamos, incluso hoteles de lujo como el Parador de San Marcos en León o el Parador de Lerma, en la provincia de Burgos, que fueron campos de concentración. Allí llevamos a nuestros hijos, nos alojamos y divertimos sin saber lo que ocurrió”.
Para el periodista, que ha basado buena parte de su carrera en dar a conocer la historia de los españoles deportados a los campos nazis y que hace diez años publicó Los últimos españoles de Mauthausen, la apertura de una investigación por parte de la Fiscalía es una muy buena noticia que “llega tarde, pero mejor tarde que nunca”.
Su investigación no es un hilo del que tirar, es una pieza ya hilvanada. En más de 500 páginas recopila pruebas de la implicación “directa e indirecta” de Franco en la deportación y muerte los españoles en los campos de concentración nazi. “Contamos con numerosa documentación que demuestra que Franco tuvo no sólo conocimiento de que Hitler iba a deportar a esos españoles a los campos nazis, sino que los deportó precisamente porque él se lo pidió”, explica.
“La mayoría de los prisioneros que acabaron en los campos nazis estaban en campos para prisioneros de guerra, porque habían sido capturados junto al ejército francés cuando las tropas de Hitler invadieron Francia en mayo y junio de 1940. Allí, dentro de un orden, no estaban maltratados. Fue a raíz de las conversaciones entre el régimen franquista y la cúpula del Tercer Reich, especialmente en una visita de Ramón Serrano Suñer, mano derecha de Franco, ministro de la Gobernación y de Asuntos Exteriores, a Berlín en septiembre de 1940, cuando el Reich ordena a la Gestapo identificar a los prisioneros españoles, para subirlos a trenes de ganado y enviarlos a Mauthausen para ser eliminados”, detalla. Y matiza que “es una de las pruebas más evidentes, pero no la única”. Solo queda seguir tejiendo.