Lourdes busca a su abuelo, periodista de una publicación de Sevilla llamada ‘Canela en Rama’

El asesinato de su abuelo supuso que su familia pasará de ser un hogar “normal” a la pobreza más absoluta. “Mi abuela terminó vestida con un saco de arpillera y pidiendo por la calle porque no tenía para comer”

Fotoperiodista /

Foto: Lourdes Farratel cuenta la historia de su abuelo. CANDELA NÚÑEZ

Mi nombre es Lourdes Farratel Castro y estoy buscando a mi abuelo, Joaquín Farratel González.

Mi abuelo desapareció el 29 de agosto de 1936. Se lo llevaron de casa, donde estaba con mi abuela y sus hijos, y no se supo más nada de él. Lo único que sabemos es que se lo llevan a San Juan de Aznalfarache, o al menos todo ocurre bajo ese marco, por que antes de que se lo llevaran, le dijo a mi abuela, que era de San Juan de Aznalfarache: Lourdes, ¿no los conoces?. A lo que mi abuela respondió dando una negativa. Son de San Juan, le dijo mi abuelo. También por eso yo creo que él sabía lo que le iba a ocurrir.

Creemos que se le aplicó el bando de guerra, ya que no hemos encontrado ningún escrito que indicará que hubiera estado encarcelado o en cautiverio.

En 2017, en un artículo de prensa leo que van a abrir en Sevilla una oficina de la memoria histórica y en ese mismo artículo cuenta que posiblemente blas infante se encuentre en la fosa de Pico Reja, lo cual me sorprende por que lo que yo sabía era que Blas infante fue asesinado en la carretera de Carmona, y me sorprendió mucho ese desplazamiento. Así que les escribí, para preguntar. Me responden al correo diciéndome que efectivamente van a abrir la oficina de la memoria y  pidiéndome más datos de mi abuelo para ver si sus historiadores tenían información de él y les dí los que yo sabía, su nombre, cuántos hijos tenía… ya que yo no sabía ni siquiera el día que desapareció. Cuál fue mi sorpresa que al día siguiente recibí un correo de Jose María García Márquez, un historiador bastante conocido a nivel de memoria histórica, hablándome de mi abuelo.

Al parecer tenía un periódico de mi abuelo, Canela en rama; expedientes de mi padre que los intentó buscar, son de alrededor de los años 40; expedientes de mi tío mayor, que dos años después estuvo encarcelado… Aquello me abrió un mundo impresionante sobre mi familia y claro, fue un impacto para mí; lloré muchísimo, porque fue entonces cuando me di cuenta de que me habían robado una parte de la historia de mi familia y que había que hacer justicia.

Tras ese correo decidí coger las riendas que mi padre tenía en silencio, aunque venía a las asambleas de la plaza Gavidia, sin contarnos nada. Yo le preguntaba a mi padre sobre mi abuelo de vez en cuando, pero tenía tanto sufrimiento dentro, que hablaba más bien poco de él. Hay que tener en cuenta que para él fue un trauma, ya que con 8 años pasó de tener una familia normal a vivir en un basurero durante dos años, puesto que le expropiaron la casa y al poco la tiraron abajo.

Por suerte yo le di a mi padre un cassette y grabó sus testimonios, que pude escuchar, en 2017, cinco años después de la muerte de mi padre, porque hasta entonces nunca fuí capaz de escuchar esas grabaciones. Y ahí, pues se puede imaginar toda la información que recupero, de cómo él tenía que ir a misa a la capilla de O, allí le sellaban un papel para poder comer, tenía que cantar el cara al sol, como robaba comida a los soldados, como lo metieron preso una noche siendo un niños… verdaderas barbaridades. Entonces ahí empiezo a recomponer la historia de mi familia, y creo que es de justicia que se sepa.

Me da igual que esto se publique o no, solo quiero mencionar el nombre de mi abuelo, darle su lugar, pues ya es suficiente para mi. Me enorgullece ser nieta de quien soy, hija de quien soy y no es porque hayan sido gente mejor ni peor, pero sufrieron, sufren. Mi abuelo, la desaparición de su padre, y mi abuela, pues una depresión que la llevó a morir muy joven. Como decía mi padre, se murió de pena, murió de un cáncer, pero murió de pena.

Creo que está en Pico Reja por la fecha, por que en San Juan de Aznalfarache no hay fosa, y tras investigar, creemos que de San Juan lo trajeron a Pico Reja, por que muchas veces de los pueblos pues los trasladaban, además de que los primeros meses no querían dejar rastro, aunque se sintieran muy impones, no sabían si iban a ganar, si no que dieron un golpe y fueron a por los que fueron y mi abuelo fue uno de ellos.

Si yo tuviera que resumir todo esto en unas palabras serían las del lema de la memoria, VERDAD, JUSTICIA Y REPARACIÓN.

Verdad, porque necesito que se sepa la verdad, pero no solo de mi abuelo, la verdad de todo lo que pasó. Justicia, porque los responsables siguen estando tranquilos; y reparación, porque a mi padre no se le reparó. Mi abuelo era un hombre culto, de cierta posición, un intelectual que se movía en ambientes anarquistas y republicanos, y muy comprometido con la clase obrera. Pasaron de ser una familia normal a vivir en la pobreza más absoluta. Mi padre fue un niño vagabundo. ¿Cómo se repara eso? Mi abuela, que sabía leer y escribir, terminó vestida con un saco de arpillera y pidiendo por la calle porque no tenía para comer.

Todo eso es lo que hay que contar. Se tiene que saber que esto no solo fue un golpe militar, si no que hubo un exterminio de personas diferentes, personas que no eran católicas, personas que defendían los derechos de los trabajadores, que creían en la democracia. Y se tiene que saber que Franco y todos sus secuaces vinieron a acabar con todas esas personas. Mi abuelo no mató, ni robó, pero fijate que castigo, para ellos y para sus futuras generaciones, incluida yo.

Por esto estoy en todo lo que puedo para luchar porque se sepa la verdad, estoy metida en la querella argentina, representó a la plataforma Gambogaz que es la que lleva todo el tema de Queipo de Llano para el cortijo, para que su cuerpo salga de la Macarena y lo guarde su familia donde quiera, y tambien estoy en el encuentro estatal de memoria a nivel nacional; ahí estoy también en el grupo de trabajo, pertenecí a la asamblea memorialista Andaluza, aunque ya me salí, pero bueno, estoy en todo lo que puedo, en todo lo que creo que me puede dar voz.

Yo voy mucho a Pico Reja, voy a ver qué hay nuevo, pregunto… No hay un día que yo no vaya, vea un cuerpo y piense: ¿y si ese es mi abuelo? Si yo encontrara a mi abuelo, aunque fuera encontrar una falange de un dedo, me bastaría para poder cerrar un círculo. Sobre todo, para poder creer que todo lo que yo creo es real, por que yo todo esto, aunque tenga testimonios y documentos, no es una certeza que esté ahí. Pero, aunque no lo encuentre, sacar a esas personas de ahí me parece un acto de justicia. El otro día le decía a los compañeros que cuanta gente hay ahí joven que sus familiares nunca van a buscarles, pues esas personas también son mi familia, y quiero que se les de un lugar, uno de honor, y encontrar a mi abuelo pues sería lo más, pero también encontrar a otras personas.

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