Madrid. Las víctimas de tortura en la Puerta del Sol durante el franquismo alertan del revisionismo histórico de Díaz Ayuso

Nati Camacho y Luis Suárez apoyan la decisión del TC que suspende la reforma con la que Ayuso impedía declarar lugar de memoria al edificio de la Puerta del Sol

“La Memoria Democrática en Madrid es un pozo negro”

“A mí me detienen en 1965 por primera vez, después en 1967 y dos veces en el 1968; en 1970 no me encuentran y me ponen en busca y captura, pero en 1973 lo tengo más difícil porque me detienen y estoy embarazada”, cuenta Natividad, más conocida como Nati. Ella militaba en las Comisiones Obreras de Madrid y era aprendiz en una fábrica textil de Madrid. “Me decían que me iban a hacer escupir al niño por la boca y yo pasé una crisis muy fuerte en esos interrogatorios”, recuerda.

“Me decían que me iban a hacer escupir al niño por la boca”

Luis pasó por los sótanos de la Dirección General de Seguridad en dos ocasiones. “La primera vez que me cogen es en el año setenta en la calle, porque llevaba unos documentos de organizaciones ilegales antifranquistas”, explica. “Esa vez solo me golpearon porque no tenían mucha información sobre mí, podríamos decir que fueron benignos…, la segunda detención fue en 1973, y por entonces, ya sabían que yo militaba en la Liga Comunista Radical”, confiesa.

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“Los tres días de interrogatorio de rigor fueron de tortura, me ponían una casaca para que sudara, no me daban agua y me golpeaban continuamente en la planta de los pies”, dice Suárez. “Te destrozaban los pies y después no podías andar porque es una zona muy sensible, pero además no deja marcas y ellos quedaban mucho mejor, aunque los jueces no creo que prestaran mucha atención a esas torturas”, asegura.

Entre los tres miembros de la Brigada Político Social del franquismo que llevaron a cabo su interrogatorio -y sus torturas- se encontraba Juan Antonio González Pacheco, más conocido como Billy el Niño.

Ambos supervivientes han apoyado la decisión del Tribunal Constitucional que a principios de abril suspendía el blindaje legal con el que la presidenta madrileña evitaba que este edificio fuera declarado ‘lugar de memoria’. No obstante, también han lamentado que los poderes públicos, en este caso el Gobierno regional, pongan tantas trabas para un ejercicio de reparación tan simple.

“Estamos acostumbrados a tan poco, que cualquier reconocimiento nos parece tremendo”

“Esa declaración, como la propia Ley de Memoria Democrática indica, es un gesto simbólico, pero estamos acostumbrados a tan poco, que cualquier cosa nos parece tremenda”, explica Luis. La reforma legal de Ayuso impedía también que se colocara una placa en la fachada del edificio en la que se recordara que, en este lugar, se vulneraron los derechos humanos durante casi cuarenta años.

También impedía con esta reforma legal que se colocara una placa en la fachada del edificio, en la que se recordara que en este lugar se vulneraron los derechos humanos durante casi cuarenta años.

“Les molesta cualquier cosa que suene a antifranquismo”

“La ciudad de Madrid en particular, dentro de un país deficitario en este sentido, es un agujero en relación con la Memoria”, dice Luis. “No tendríamos que estar discutiendo si colocar una placa en la fachada del edificio, eso tendría que ser algo obvio”. Sobre que el Ejecutivo de Ayuso ponga tantas trabas a la colocación de esa placa, insiste Suárez, la interpretación es poca: “les molesta cualquier cosa que suene a antifranquismo”.

Para Natividad, la solución está clara. “Es fundamental que se reconozca como lugar de memoria y merecemos que se recuerde, sobre todo para que lo que pasó no se repita”, concluye. “A ese edificio no se le puede quitar el honor de haber tenido una triste desgracia, la de haber cobijado a tanta gente que luchó por la democracia”.

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