Málaga. «Hay una comisión sobre la memoria histórica que no hace nada»

JOSÉ SÁNCHEZ. PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN POR LA RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA

El representante de la organización en Málaga destaca que la exhumación del cementerio de San Rafael se realizó sin ninguna presión política

MALAGAHOY,.ES | BORJA DÍEZ | MÁLAGA | 1-8-2016

Han sido unos días un tanto difíciles en los alrededores de San Rafael. José Sánchez reconoce que no ha sido su intención armar “este jaleo” después de que saliera a la luz que el Ayuntamiento había instalado un parque canino sobre una de las fosas de San Rafael. Señala a la pirámide, se enorgullece de haber trabajado tanto tiempo para devolver la dignidad que se merecen a los derrotados. 

-¿Cree que toda la polémica generada ha sido un juego político? 

-Desde hace mucho tiempo, hay una preocupación por el tema. Estamos hablando de la segunda fosa más grande de Europa. Casi todas las personas que hemos sacado, no digo que fueran todos comunistas, ni socialistas, pero era propio que fueran trabajadores con motivaciones sindicales bastante grandes. Personas realmente significadas. Todo lo que pueda sonar a PSOE o IU tiene una relación con todo lo que hay dentro. Todos los partidos utilizan lo que está sucediendo, pero me consta que IU no ha salido a reventar el programa, ni PSOE… Tú sales a reventar un programa cuando no tienes la verdad por delante. Una utilización política a un porcentaje muy alto, diría que no. Ha sido comprobar que se hacía una barbaridad. Imagínate que en las proximidades de la plaza de San Pedro, o en el Valle de los Caídos se pusiera un pipican… Casi todo el mundo protestaría porque al lado de un monumento importante se pusiera un pipican. ¿El que protesta utiliza la política para protestar? ¿Tiene una razón para hacerlo? Yo creo que no se puede deslindar. Es una cosa sensible. 

-¿Acepta las disculpas del alcalde y del concejal de Urbanismo? 

-Nosotros hemos aceptado por completo el reconocer que no hay culpable con nombre y apellidos, eso fue el primer comunicado que redactó el equipo de urbanismo. Ha habido errores técnicos, pero no hemos escarbados más. Hemos podido hacer daño, pero no lo hemos hecho. Lo hemos dejado ahí. No queremos salir en los periódicos internacionales mostrando barbaridades. Intenté mandar a todos los medios, para que nadie mandara por encima de nadie, una carta redactada por mí explicando la situación. 

-Dejemos de lado la polémica creada, conoce a su padre con 11 años tras viajar a Burgos, a la cárcel donde se aloja. Encima en una época tan convulsa como la posguerra. ¿Cómo se cría sin padre? 

-Es una época difícil. No es solamente no tener al padre en casa. En cualquier sitio donde te muevas estás marcado. No tener a tu padre significa que tu madre tiene que sufrir. La jornada laboral que sufre tu madre es casi desde primera hora de la mañana a última de la tarde. Era costurera. Nos mudamos a Málaga, porque en Loja no podíamos estar por falta de medios y necesidad. Empieza cosiendo pantalones americanos, todo el día, sin parar. Con eso vas tirando. Pero medio tirando. Cuando mi madre decía: vamos a dormir, aunque no cenaras, tú no preguntabas, sabías que era acostarse sin comer nada. Tenía una hermana de 12 años mayor y otra de 3. La pequeña y yo estábamos en el colegio. Pasábamos mucho tiempo en el hospital: el no comer apenas, la tuberculosis… En el colegio, jugar en la calle todo lo que pudieras cuidando al máximo la ropa, porque no había otra. No había más. Unos familiares me ayudaron a entrar en un colegio de pago, pero duré muy poco porque se calentaba a los alumnos, y yo no admitía mucho que me pegaran. Es una vida distinta: sin padre por un lado, pero también casi sin madre, por otro. 

-Uno de sus tíos es uno de los fundadores del Partido Comunista de Málaga. ¿Era difícil vivir marcado? 

-Después de la guerra, mi padre fue a la cárcel. Eso significa que la gente del pueblo: unos tienen amistad contigo pero tienen miedo de acercarse a ti, otros no tienen sentimiento de acercamiento, y por tanto son felices viéndote fastidiado. Esa es la vida que teníamos en Loja y era insoportable. Se hacía imposible sobre todo en los pueblos, no tanto en las ciudades, porque estabas más alejado del problema. 

-¿Cómo sobrellevó que sus tíos estuvieran en San Rafael? 

-Hay un detalle. Cuando con 9 años entro en el colegio, el director me dice que había llegado la Guardia Civil para confesarle quién había entrado en ese momento. Alegaban que debían de echarme, porque era hijo de rojo, y encima le dicen que mi madre iba diciendo que mi padre se había ido a Francia. El director les cuenta que sabía que era hijo de rojo, que el padre está en Burgos y que la mujer no le había engañado. A mí me enseñaron desde el principio que cuando me preguntaran dónde estaba mi padre, yo respondiera la verdad, que estaba en la cárcel de Burgos, por política. El director tuvo a bien protegerme, no echarme y mantenerme. Empecé a estudiar allí, y me he venido de allí a los 64 años como profesor. 

-¿Se siente orgulloso de sus raíces comunistas? 

-Más que de las raíces, que obviamente son comunistas, del sentimiento de responsabilidad. Nunca he escuchado ninguna barbaridad de mi familia, políticamente. Donar sacos de dinero para pagar al batallón México, y acostarse sin cenar por no tener nada… Hay que tener tripas para hacer eso. Personalmente, todo lo que conozco de la historia de mis familiares, me demuestran que su vida ha sido de una honradez exquisita. Las hermanas del Císter mandaron cartas agradeciendo a mi familia (Manuel y Pepe) que pusieran escolta en el convento, frente a la aduana, para que no les pase nada. Les facilitaron camiones para desplazarse, y que jamás les pasara nada. Gente que venían a casa por información, eran mítines, empiezan como elementos sindicales, derivando hacia política… Cuando un hombre gana 3 ó 4 pesetas y un pan costaba entre 8 o 10 pesetas… Hace que te vayas uniendo. De ahí viene el movimiento obrero, intentábamos hacer que el patrón se diera cuenta de lo que pasara. Eran movimientos humanos. Hay que vivir e intentar formar grupos que permitan una lucha más colectiva. 

-Mucha gente cree que para reconciliar las dos Españas que se enfrentaron, es necesario olvidar. 

-Hay que conocer la verdad. Mientras más se conozca la verdad, los hechos, mientras más seas cosciente de lo que sucedió… Olvidar no olvidas. El que todo un bando fuera malo, horroroso, asesino; y los otros buenos, exquisitos, ángeles celestiales, eso no cabe en cabeza humana. Lo que pasa es que se ha intentado formar una sociedad desde después de la guerra en la que unos eran muy buenos y los otros habían sido verdaderos asesinos, criminales. La historia lo está demostrando, aunque hay verdaderas trabas. Aquí en Málaga nos han quitado el Archivo Militar y si quieres buscar algo de los procesos militares tienes que ir a Sevilla o Almería, a ver si lo encuentras. Los archivos por ley estatal dicen que si un archivo se quita de un sitio, se tiene que dejar un archivo digital. 

-En Málaga siguen existiendo barrios que exponen simbología franquista, ¿por qué? 

-Hay una ley de Memoria Histórica que, por un lado, no se cumple en absoluto, y otra que, existiendo, se deja una dotación de cero euros. Con motivo del jaleo que hemos tenido ahora, el dichoso pipican, Esperanza Aguirre ha declarado que se arrepiente que, teniendo el PP mayoría absoluta, no se cargaran la ley, no la anularan. Eso demuestra el talante histórico que tenemos en parte de la sociedad democrática. En Málaga, en octubre o septiembre del año pasado, los grupos políticos formaron una comisión sobre la aplicación de la Memoria Histórica, que ya llevaba varios años existiendo, y que no hace nada. No tiene reuniones. Nos reúnen en septiembre con una concejala y los distintos partidos, y además nos llaman a nosotros, a la universidad como técnicos, y a dos o tres sectores para decirnos que se va a activar este proceso. Nos dicen que va a haber como mínimo dos o tres reuniones al año. Hay una primera reunión: llevamos fotografías de todo Haza de Cuevas, que son militares, y de todo Gamarra, que son, sobre todo, falanguistas. Cada nombre de calle está fotografiado. Cada nombre de azulejos que forman la palabra del sindicato y la obra social y demás… Aporto toda esa documentación. No se toma ninguna medida. Se supone que nos deberíamos haber reunido algunas veces más y hasta ahora nadie llama, nadie dice nada y nadie actúa. Si yo creo un consejo, pero no lo hago efectivo… Se cumple la ley en la formación de dicho consejo, pero en cuanto a que es operativo, para nada. Hay nombres que no conoce la gente, pero si le pones delante el yugo y la flecha y el símbolo del sindicato, como pasa en 25 Años de Paz, y le pones teniente Alférez… Que ahora Pedro Aparicio lo pongan en una barriada en una salida a la autovía que no pasa nadie, no hay ninguna casa, cuando ese hombre ha sido alcalde durante mucho tiempo y ha hecho una labor encomiable. 

-¿Qué peso ha tenido el alcalde actual en cuanto a la Memoria Histórica? 

-Es una persona que, desde el punto de la vista de la asociación, jamás se le ha negado la ayuda que le ha prestado a la exhumación en el cementerio de San Rafael. Se lo he agradecido, pero eso no le confiere ninguna patente de corso. Nosotros conseguimos una dotación presupuestaria del gobierno de Madrid, aprobado en tiempos de Zapatero, y que tuvo que ser entregado en tiempo de Rajoy. Conseguimos una dotación de la Junta, y que al plantearles al Ayuntamiento que teníamos un dinero de los dos entes, y que era un tema muy candente, porque sabíamos que este cementerio tenía muchísimos cuerpos dentro, él fue sensible a la situación y ha aportado una ayuda bastante grande. No hemos tenido dificultades de ningún tipo. Es más, ha habido momentos en los que el Ayuntamiento aportaba dinero cuando no llegaba de la Junta o de Madrid. Eso no hay quien se lo quite. Tiene sus ideas, su forma de pensar, pero le hemos agradecido enormemente toda la labor. Debe de reconocer que jamás la asociación y la exhumación de San Rafael se ha hecho bajo ninguna bandera. No ha habido ningún partido que se haya querido colocar la medalla de este trabajo. Ni ningún sindicato. Siempre hemos hablado con una sinceridad grande. Y no hemos utilizado ningún signo. Él nos ha ayudado, y nosotros hemos reconocido su ayuda. A mí me han llamado de La Coruña y de otros sitios preguntándome cómo es posible que Córdoba, en su momento, con Rosa Aguilar de alcaldesa (Izquierda Unida) no haga exhumaciones y Málaga, con el PP, sí. Aquí han coincidido dos posturas. La sensibilidad, primero, que este señor podía tener sobre Málaga. En ese momento se quería echar montones de camiones con tierra sobre el cementerio, sin sacar los cuerpos, y hacer un parque encima. Son los familiares los que se mueven para que el Consistorio pare eso. Córdoba tenía el problema de que el cementerio seguía siendo el cementerio, y que había bloques de nichos encima de las fosas. 

-¿Cuál es el gobierno que más ha contribuido por escribir un auténtico relato de la Guerra Civil? 

-Lo que está claro es que desde que entramos en democracia, ha habido un pacto tácito, que no firmado. Es un tema espinoso, porque desde los campos de concentración, que tenían trabajos forzados, y empresas que están en el IBEX 35, se abastecieron de manos de obras que no tenían que pagar, o sueldos míseros, lógicamente no pagar al trabajador y conseguir obras significaba que sus ganancias eran enormes. Ha habido ese pacto tácito de noquerer tocar mucho todo lo que es referente a la Guerra Civil. No toco esto, no tengo una parte que opina de una parte y otro, de otra, no me creo problemas, lo dejo pasar… En algunas comunidades sí que se intenta reconstruir una historia de la contienda en los libros de texto. Antes, pasábamos de los Reyes Católicos al Franquismo. Ahí en medio, parece, no pasaba nada. No ha habido reyes, ni revoluciones, ni movimientos. La gente se extraña. Se ha individualizado mucho el trato desde el punto de vista sindical. Hablo de a nivel de personas, no de asociaciones. 

-¿Se planteó el exilio? 

-Cuando se produce la desbandá mis padres me comentaban que tenían salidas con barcos. Ellos decidieron que si estaban luchando por lo que consideraban su libertad ideológica en España, ellos iban a seguir trabajando aquí, y siguieron. Sabiendo que les caería encima o la muerte o la cárcel. Tuve oportunidad de irme a estudiar al extranjero, pero la verdad es que decidimos que no.

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