Adiós a un cementerio recogido y digno

Desde que a mediados del siglo XIX se construyese el Cementerio Municipal de San Fernando de Sevilla el recinto se fue ampliando con otras necrópolis anexas, dedicados a inhumar cadáveres de personas pertenecientes a diferentes confesiones religiosas, a los que carecían de ellas, y a aquellos que murieron en unas condiciones que no les hacia acreedores de ser enterrados en tierra sagrada a juicio de la moral católica.

El primer cementerio en construirse fue el llamado Cementerio Civil o de Disidentes, diseñado por Juan Talavera de la Vega en 1874, a partir de dos proyectos irrealizables anteriores, y posteriormente, mejorado por José Sáez López en 1899; siendo emplazado en el costado izquierdo del católico con entrada independiente. El siguiente recinto fue el cementerio Judío o Israelí, cuya construcción fue aprobada en la sesión del Ayuntamiento hispalense celebrada el seis de abril de 1900, ubicándolo en el extremo norte del de Disidentes, sin separación alguna hasta el año 1950 cuando se levantó un muro con una puerta metálica de acceso. Por último, el cementerio Árabe o Musulmán fue edificado como consecuencia de la guerra civil a partir de una orden del general Franco, obedecida en la sesión celebrada el 24 de septiembre de 1936; construyéndose extramuro de la tapia de cierre con entrada independiente, en terrenos de la Huerta de las Pitas, y siendo anexionado por la ampliación del recinto de San Fernando posteriormente.
 

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