Pujol, Trias de Bes, Marujita Díaz… La lista de evasores de capitales del franquismo

En 1958, la detención del agente suizo Georges Laurent Rivara destapó una trama clandestina de capitales que comprometió a nombres influyentes, entre ellos el de Florenci Pujol, padre de Jordi Pujol. Un libro cuenta esta historia que sacudió al franquismo.

El agente suizo Georges Laurent Rivara
El agente suizo Georges Laurent RivaraCortesía familia Rivara

La Historia en mayúsculas de un país se entiende, en muchas ocasiones, a través de las peripecias vitales de personas que ni siquiera están en la primera línea de la política y la economía. Ahí se enmarcaría la historia de Georges Laurent Rivara, un agente de la banca suiza (Société de Banque Suisse) que fue detenido el 30 de noviembre de 1958 frente al hotel Avenida Palace, Barcelona. En ese momento, él aún no sabe que con su detención se destapará el mayor escándalo financiero internacional ocurrido en lo que va de franquismo.

En una época en la que no se podía tener una cuenta fuera de España sin el permiso del Estado, 872 personas sí la tenían. Muchos de esos nombres y apellidos, algunos muy reconocibles, eran clientes de Georges, que los captaba con su imagen de galán de cine y el buen hacer de un viajante bancario. La lista fue publicada en el BOE el 9 de marzo de 1959, donde algunos fueron condenados a pagar multas por tener capital fuera de España. El historiador Enrique Faes Díaz ha recogido en el libro El agente suizo (Galaxia Gutenberg) todo el periplo de Rivara y la conmoción que supuso a finales de los años 50 la publicación, como implicados en un gran caso de evasión de capitales, de nombres que iban desde la folclórica Marujita Díaz -María Díaz Ruiz, que fue exculpada aunque debió entregar las divisas que tenía para que se las cambiaran por pesetas- hasta familias muy conocidas como los Trias de Bes. Por otro lado, Juan Trias Bertran, padre del exalcalde Xavier Trias o Juan Villalonga Villalba, director general del Banco Central.

También algunos que suenan a actualidad como Florenci Pujol, padre de Jordi Pujol, juzgado ahora mismo en los tribunales. El juez decidió procesarlo junto a uno de sus socios, con toda probabilidad Moisés Tennenbaum, y multó a este último con 7.500 pesetas de la época. Era una cantidad pequeña, pero precisamente por eso no se podía recurrir y tuvo que pagarla. “Aparecieron financieros madrileños poco conocidos, como los Sobrino, que movían grandes cantidades de dinero, hasta 26 millones de pesetas de la época, y fueron multados con esa cantidad. Sin embargo, muchos otros fueron exculpados, como Demetrio Carceller, el que fuera ministro de Industria y Comercio de 1940 a 1945 y que tenía en Ginebra solo mil francos, una cantidad insignificante respecto a su patrimonio. El caso evidencia cómo funcionaba la Gran Banca Suiza: no despreciaba ningún tipo de capital, manejándose con clandestinidad porque transgredía leyes españolas, pero no suizas”.

Enrique construye su libro a raíz de que, tras unas semanas de búsqueda, cayera en sus manos el sumario de este caso. “Estaba investigando la historia de Demetrio Carceller y localizo en el Archivo General de Administración de Alcalá de Henares las 20 cajas del sumario judicial completo de este caso, los expedientes de los implicados”.

Toda la historia de Georges Laurent Rivara en realidad es de segunda línea, es decir, mientras él cae, hay un compañero de rango superior haciendo lo mismo en otra ciudad al que no le pasa nada. “Él hereda una cartera de clientes pero también los capta sabiendo moverse de una forma muy mundana y cosmopolita. Hace mucho trabajo de calle y de teléfono, todo clandestino”. Y añade: “Pero con el punto de que todo el mundo sabe lo que estás haciendo, en un momento en el que el franquismo lo tolera. Hasta que alguien decide que hay que meterle mano a la gente que se lleva el dinero fuera”.

La razón de la publicación de esta lista de nombres en el BOE es compleja. “En primer lugar se debe a la presión de Falange, descontenta en ese momento con cómo se estaban manejando las posiciones de poder. Franco favorece a los llamados tecnócratas: Navarro Rubio, Alberto Ullastres… Y los de la Falange están desplazados”.

Tres meses antes de que saliera a la luz el listado en el BOE, los falangistas estaban repartiendo en Sevilla panfletos que pedían que se publicaran los nombres de todos los “traidores” que se estaban llevando el dinero fuera de España cuando había mucha población pasando dificultades. “La explicación aquí es el éxito de Falange, que consigue llevar adelante esto”.

Sin embargo, algunos de los que aparecen en el listado son falangistas porque en todo grupo, sobre todo político, hay distintas sensibilidades. ¿Dónde sitúan ellos la legitimidad de llevarse el dinero fuera de España? “La gran mayoría dicen: ‘He hecho muchas cosas por el país en los años de la posguerra y eso me ha legitimado para llevarme el dinero a Suiza porque tengo una hija a la que le quiero pagar los estudios o tengo un problema de salud y me necesito operar allí’. También, usando la terminología de la época: ‘Cómo iba a dejar aquí mi dinero si venían los rojos'”.

El autor explica que, cuando el caso estalla, no lo hace en un momento casual. “España está en una época en la que constata el colapso de la autarquía y negocia su ingreso en lo que va a permitir que la dictadura dure casi veinte años más. Esto es, aceptando la ayuda norteamericana e ingresando en los grandes organismos como el Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, etc”.

Los capitales nunca se llegaron a repatriar pero sí se dio “ejemplo” castigando a los implicados. Aunque algunos fueron exculpados, en general se pagaron multas que más o menos equivalían a lo que tenían fuera. La investigación también fue “ejemplar” y con nombres propios. Desde los agentes que detienen a Georges, encabezados por el comisario Arturo Ureta Gallardo, hasta el juez de delitos monetarios, José Villarias Bosch. “Detienen al agente suizo un 30 de noviembre y al juez le cae un caso de una magnitud muy grande. Con toda su profesionalidad, se pasa las Navidades desgranando todos los nombres relacionados con Georges porque la ley le obliga a decidir en solo dos meses qué va a hacer con casi mil investigados”.

Trágico final

El personaje de Georges Laurent Rivara sale peor parado de este periplo. “Lleva años entrando en España y cree que no tiene por qué pasarle nada, porque no es ni mucho menos el único agente suizo de viaje por el país. Hasta que le ocurre, precisamente a él, y toda su vida dará un giro. Su esposa pelea con un cáncer, su hijo lo visita pero no puede quedarse mucho en Madrid, y él estará casi un año en libertad vigilada en un hotel de la puerta del Sol hasta que su banco pague la multa que al final le imponen, más de un millón de pesetas. Después vuelve a Suiza y allí le está esperando la policía de su país en la frontera. Lo investigan por revelación de secreto bancario, que en ese país es un delito serio. Pasado un tiempo se acaba reconvirtiendo en viajante de lencería porque no puede ejercer nunca más la profesión bancaria y finalmente se acaba suicidando en Lausana”.

Todos (...) los Nombres_