Destacó la labor del Museo do Pobo para reunir objetos de represaliados gallegos
Montse García / Santiago / LA VOZ / 22/03/2020 / lavozdegalicia.es
Los orígenes de esta muestra itinerante, que tuvo su primera parada en Galicia después de exhibirse en Madrid, hay que buscarlos a principios de esta década, en el 2010-11. Nació de la mano del proyecto Mapas de Memoria, impulsado por el departamento de Antropología de la UNED y la Diputación de Ciudad Real. Empezó como una investigación para conocer el número de desaparecidos en esta provincia de Castilla-La Mancha durante el franquismo. La intención no solo era dar cuenta de la cantidad real «-que es importante saberla-, sino también conocer las historias que están detrás de esos números», asegura Jorge Moreno. Con ese objetivo, él y otros compañeros se pasaron tiempo viajando pueblo por pueblo y en esas visitas a las casas «nos hemos encontrado con esas pequeñas cosas, donde se ha condensado la memoria de las personas que asesinaron».
As pequenas cousas, tal y como fue concebida para el Museo do Pobo, también se podrá ver en otras ciudades gallegas, como Vigo y Lugo, anuncia Moreno, que destaca la labor en la jornada inaugural de las familias gallegas que prestaron objetos a la hora de explicarlos al público. Asegura que con la muestra lo que buscan es despertar la imaginación ya que para muchos supone recordar historias parecidas a las de su propia familia. «Nos ha interesado mucho explicar no tanto la historia, sino la memoria, es decir, todas esas arrugas, esas costuras, esos parches que conservan muchos de esos objetos», añade el comisario incidiendo en el papel relevante que tuvieron las mujeres para que esa memoria se haya mantenido. Para Moreno, este material atestigua que «en España, la memoria histórica se transmitió a través del afecto y no de las ideas, porque no era posible; las ideas se transmiten en el exilio, aquí fue muy difícil».
Y, ¿cómo reacciona la familia? «Hay una necesidad de dar nombres, de que las historias sean públicas y de que los dolores sean compartidos», responde el antropólogo, que también aprecia «muchas ganas de saber» en la población general. En ese sentido, dice que «lo importante es que estos pequeños objetos, sus historias, se visibilicen y generen preguntas en las generaciones venideras».