Sevilla. Toda la penuria y tristeza del exilio republicano, en sus cartas de súplica

Toda la penuria y tristeza del exilio republicano, en sus cartas de súplica

LA VANGUARDIA | ALFREDO VALENZUELA | EFE | SEVILLA | 6-1-2018

La historiadora Guadalupe Adámez Castro ha titulado “Gritos de papel” su estudio sobre las cartas de súplica que miles de exiliados españoles escribieron a organismos públicos, sindicatos, partidos y familiares sobre una situación tan penosa que, según la historiadora, resume “toda la tristeza del exilio”.

El estudio no se limita a cartas desde el exilio, sino que arranca con los primeros refugiados de 1936 por las acciones bélicas y los bombardeos, y su autora ha revisado cartas conservadas en un total de 38 archivos oficiales, de partidos, sindicatos e instituciones humanitarias de España, México, Francia, Reino Unido y otros de carácter internacional.

El estudio de Adámez Castro, publicado por la colección de Historia Contemporánea de la editorial Comares, se abre con la carta de una joven gallega que, conservada en el Instituto de Antropología e Historia de la ciudad de México, pide a su padre, refugiado en México en 1949, que no volviese nunca a España.

La historiadora destaca, además del valor testimonial de estas cartas, su carácter humano, ya que, como en el caso de esa joven gallega, que escribió su carta sin cortapisas, sabedora de que su escrito le llegaría a su padre extraoficialmente, describe con crudeza la situación en que ha quedado su familia en España, en mayo de 1940.

Los refugiados y exiliados españoles escribieron a organismos nacionales e internacionales “miles de peticiones y súplicas” que estos organismos se encargaron de clasificar, tramitar y archivar, gracias a los cual se ha conservado un gran número de ellas, que suponen una “instantánea” social, política y humana de un elevado número de españoles durante la Guerra Civil y, sobre todo, en la inmediata posguerra.

El rastreo de estas cartas, según Adámez Castro, es “fundamental para desenterrar la historia más olvidada del exilio español”, que es la de los refugiados anónimos que apenas dejaron otro rastro de su penosa experiencia.

Su valor documental e histórico se refuerza en el hecho, constatado por la investigadora, de que junto a muchas de estas súplicas “se conformaron extensos expedientes que podían contener otros documentos, utilizados generalmente como aval de solicitudes y peticiones”, como cartas personales, carnés de afiliación, recortes de prensa y hasta tarjetas postales o fotografías.

La historiadora destaca también la circunstancia de que el grueso del exilio republicano -a diferencia de tantos testimonios escritos de intelectuales y políticos que también tuvieron que marchar de España- apenas si dejaron otro dato de su circunstancia que estas cartas, en buen número dirigidas a los organismos de ayuda que habían surgido con la voluntad de socorrerlos.

En los archivos de esos organismos, entre los que se encuentra la Cruz Roja Internacional, los documentos más frecuentes son esas peticiones de auxilio, que la historiadora denomina “escrituras olvidadas” y que considera básicas para conformar una historia del exilio “desde abajo”.

Adamez Castro cuenta también la peripecia de cómo se salvó la documentación del organismo asistencial más importante en la primera etapa del exilio, el Servicio de Evacuación a los Republicanos Españoles (SERE) que, ignorada por las autoridades francesas y franquistas ante el avance de la Segunda Guerra Mundial, permaneció en un edificio parisiense propiedad del antiguo Gobierno vasco.

En cuanto a la naturaleza de las peticiones, las primeras, que arrancan aún durante el conflicto bélico, son sobre asistencia social, seguidas de las que partieron de los campos de concentración franceses en un primer momento del exilio -analizadas bajo el expresivo título de “Por techo el cielo y por lecho la arena”-, en su mayoría dirigidas a sindicatos e instituciones republicanas en el exilio.

Entre las más numerosas, a esas siguen cronológicamente las emitidas en el exilio mexicano a las autoridades de ese país, muchas relacionadas con aspectos administrativos para la reagrupación familiar o solicitando ayuda para adquirir instrumentos con los que trabajar y emprender una nueva vida, desde una máquina de coser a una de escribir.

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