La ARMH excava tres nuevas fosas comunes de la Guerra Civil ubicadas en el cementerio de Valladolid, pero el reto es sacar a la luz la totalidad de las documentadas, entre siete y diez
LEONOTICIAS.COM | JORGE SÁNCHEZ | 23-8-2016
La imagen se repite como un bucle, pero cambia el escenario. Sólo unos metros más allá de las fosas del cementerio de El Carmen donde se exhumaron decenas de cadáveres en mayo y después en agosto, la Asociación por la Recuperación de Memoria Histórica de Valladolid (ARMH) excava en la tierra en busca de los cuerpos que aún emanan su propia luz a la espera de un adiós digno por parte de sus familiares. Personas con nombre y apellidos, en muchos casos desconocidos, que fueron ‘paseadas’ y acabaron cubiertas en cal por diferentes localizaciones de la provincia.
La ARMH retomó su actividad el 8 de agosto con la excavación de tres nuevas fosas en el cuadro 58. El reto final de los trabajos, que arrancaron con ayuda del Ayuntamiento y habían concluido su primera fase días antes, es descubrir y desenterrar a todos aquellos que habitan este camposanto sin haber recibido un honroso entierro. Se tienen documentadas entre siete y diez zanjas de sepulcros comunes, según indicó el coordinador del equipo, Julio del Olmo.
El espacio donde se excava estos días está rodeado de nichos, entre los que destaca paradójicamente el dedicado a las víctimas de la Guerra Civil, un periodo en el que se estima que más de un millar de personas fueron ‘paseadas’, asesinadas y enterradas en la provincia de Valladolid.
La nueva actuación en el Carmen concluirá el 18 de septiembre, aunque la ARMH asegura que se reunirá con el Gobierno municipal para ampliar las fechas. Los investigadores han hallado 59 personas en dos de estos nuevos emplazamientos, ya que las labores en un tercer espacio aún están paradas, afirmó en declaraciones a Ical Del Olmo, quien predijo que existirán entre 70 y 100 personas sepultadas en estas zanjas.
En una de ellas, en la de mayor tamaño, se ha localizado a una mujer y a un joven de 16 años. Además, un cráneo presentó manchas verdes, síntoma de que esa persona murió de un disparo, pues el plomo de la bala deja ese rastro con el paso del tiempo, explicó Del Olmo.
A estas víctimas habría que sumar las 75 halladas en la primera fase del proyecto, que finalizó el pasado 5 de agosto. Según indicaron miembros del equipo, nada más terminar con la primera fosa empezaron a trabajar para acotar la segunda y que, durante ese periodo, localizaron las otras dos y decidieron excavarlas de forma simultánea.
Para ello, cuentan durante este periodo con la ayuda del Ayuntamiento municipal, que invirtió 25.000 euros en la obra. Este presupuesto, explicó Del Olmo, no solo ha permitido contar con material y maquinaria, sino, sobre todo, profesionalizar y remunerar la labor del equipo, que antes trabajaba de forma voluntaria. El grupo de trabajo se compone por siete arqueólogos y dos antropólogos que realizan los análisis de los restos en un laboratorio en Verín (Orense).
En este sentido, la ARMH no ha solicitado ayuda a otras instituciones pues considera que la responsabilidad de asumir los costes de la búsqueda (algo a lo que obliga la ONU por considerar estas matanzas “crímenes contra la humanidad”) residía únicamente en el Consistorio al ser el propietario del terreno santo.
Identificación por números
Cada vez que aparece un nuevo cuerpo, es imposible saber su identidad. Por ello, los trabajadores de la ARMH han elaborado un sistema para poder nombrar sin equivocación a cada uno de los difuntos. Según explicaron, cada vez que localizan un cráneo, le asignan un número determinado por el orden de aparición; dicho número también se usa para referirse a cualquiera de los otros huesos que acompañan a esa cabeza.
El equipo estaba trabajando en el rescate de ’14’ mientras, de forma simultanea, limpiaba a ’19’ y ’20’ para, posteriormente, fotografiarlos, dibujarlos y recogerlos. La razón por la que se fotografían y dibujan los cuerpos, explicaron, es porque en el papel se pueden marcar con detalle el tamaño y la ubicación de las piezas oseas, mientras la imagen muestra fielmente el estado de las mismas.
Al lado de ’14’, además, se encuentran las suelas de un par de zapatos, probablemente de su propiedad, lo que muestra la precariedad con la que eran sepultadas estas víctimas de la Guerra Civil. Destaca también que gran parte de los exhumados son jóvenes de entre 20 y 30 años y, en líneas generales, civiles, señaló Del Olmo.
El coordinar del equipo explicó que en este periodo la mayoría de los disturbios (bombardeos y matanzas) ocurridos en Valladolid no solían tener relación con el conflicto en sí, al ser una ciudad de vanguardia, sino que respondían a revueltas propias de un clima de tensión social y que, según Del Olmo, solían tener como verdaderos autores a colectivos cercanos a la falange, aunque luego denunciaban al bando opuesto para ganarse el apoyo de la gente en la ciudad.
Calor veraniego
El calor estival no pasa desapercibido en el espacio de trabajo, protegido con toldos para reducir el impacto de los rayos ultravioleta, que dificultan una labor ya complicada por las posiciones en las que tienes que obrar para no dañar los restos. Aún así, las condiciones no impiden que haya un buen ambiente de trabajo, en donde el rigor profesional se mezcla con alguna broma ocasional entre compañeros.
Conscientes de este calor, un matrimonio anciano con familiares sepultados en fosas comunes y que acude todos los martes al camposanto, recibió esta jornada a los trabajadores con una caja de helados para que el almuerzo les resulte más apetecible. Junto a este matrimonio, otros curiosos ayudan a la ARMH en pequeñas labores como, por ejemplo, retirar la tierra excavada en cubos o, simplemente, agradeciendo y animándoles a continuar con su labor.
Y, como puede resultar corriente, tampoco falta un interesado en el estado de la obra para conocer si en este emplazamiento está enterrado algún familiar del que únicamente se tiene constancia que murió en ese periodo.
http://www.leonoticias.com/castillayleon/201608/23/bajo-carmen-20160823190546.html
