El operativo en el Valle de los Caídos y Mingorrubio pone en evidencia que los cementerios son uno de los espacios simbólicos donde más difícil ha sido aplicar la ley de Memoria Histórica. En Torrero, gracias al consenso político de 2010, se celebran homenajes tanto a la República como a los Caídos por la Patria.
El exiguo foco mediático que Cataluña deja libre estos días se centra en el Valle de los Caídos y el panteón de Mingorrubio. Los cementerios, acaso junto a algunas iglesias, son los espacios donde más problemas ha habido para aplicar la ley de Memoria Históricavigente en España desde 2007. “En Torrero hubo un antes y un después en el año 2010. Entonces se consiguió un consenso político fundamental que favoreció a que todos los homenajes se hicieran con naturalidad”, explica Blanca Blasco, responsable del camposanto zaragozano, que añade: “Lo importante es que éste sea un espacio de concordia y de todos”.
La empresa de dinamización cultural Gozarte lleva a cabo también visitas por el complejo funerario en el que recuerdan la figura de Gumersindo de Estella, capuchino confesor de la cárcel de Torrero que asistió a muchos presos, o prestan especial atención al “pequeño pero muy valiente monumento” -explican- que erigió el alcalde Sainz de Varanda “A los mártires de la libertad y la democracia” en el año de 1981, “cuando las aguas no estaban precisamente en calma”.
También en la exhaustiva publicación de Ramón Betrán, ‘La ciudad y los muertos’, se repasan los sucesivos proyectos y ampliaciones del recinto funerario y se detiene en hitos fundamentales que documentan, entre otros, el traslado a Cuelgamuros entre enero y mayo de 1961 de los restos de más de 3.560 combatientes que no ocupaban sepulturas ni nichos perpetuos de alquiler en Torrero. Un amplio apartado se dedica asimismo a la fosa común, de cuyo planteamiento inicial se cumplen ahora cien años, esto es, en 1919 se encargó el monumento al escultor José Bueno para el gran osario que se pondría en funcionamiento hasta años más tarde.
Blanca Blasco, que estos días está inmersa en los preparativos de Todos los Santos,informa de que al año que viene el tema central de la programación del cementerio será restaurar el memorial, esa espiral del recuerdo, que hace diez años pusieron en pie Fernando Gallo y Miguel Ángel Arrudi.
Extrañamente, en estos días de noticias previas por la exhumación de Franco, muchos medios analizan cómo será el dispositivo pero pocos recuerdan que fue en Torrero en donde se llevó a cabo el mayor operativos forense de la historia de España. Fue a raíz del hundimiento en 2009 de la manzana de nichos 24, que había sido construida a finales de los años 60. En total, aparecieron 34 nichos hundidos, de los que 20 estaban comunicados y hubo que volver a inhumar 2.157 cadáveres. El operativo que se instaló en Torrero invirtió más de 165.000 horas de trabajo y combinó las necesidades científicas con las urbanísticas y las humanas.