El pasado domingo, un numeroso grupo de vecinos de la provincia de Zaragoza nos reunimos, como cada 1 de noviembre desde hace siete años, en el cementerio de Ejea de los Caballeros. Recordamos al millar de personas que fueron fusiladas en mi comarca natal por el simple hecho de defender unas ideas democráticas.
Eldiario.es/ Susana Sumelzo Jordán / 04/11/2015 – 09:10h
Fue un acto emotivo. Sin revanchismo, sin odio, pero sí un justo acto de reparación en un país en el que siguen todavía demasiados enterrados en las cunetas y demasiados hijos y nietos queriendo saber dónde recordar a sus seres queridos a los que el fanatismo les arrebató la vida de forma cruel.
El último y obsceno acto de este tipo ha sucedido en Calatayud, donde los votos de tres grupos han impedido que se le retire la medalla de oro a Francisco Franco. Los votos del PP (salvo el de un edil que sí entiende lo que es la correcta salud democrática), el PAR y la abstención de Ciudadanos impidieron que prosperara esa propuesta del PSOE. Inaudita ha sido la respuesta de un partido que presume de pretender regenerar la democracia y cuyo argumento para oponerse es inaudito. Me refiero a Ciudadanos y, según su líder, Albert Rivera, su abstención se justifica porque “no quiere abrir debates sobre memoria histórica”.
Curioso cuando menos que quien no tiene ningún complejo en abrir debates sobre copagos, la eliminación de la sanidad universal o contratos laborales que dañan directamente al trabajador, tenga pudor cuando se trata de reparar el agravio hacia muchas personas que tan solo quieren reconocer que en este país hubo un antecedente democrático sesgado brutalmente por un régimen fascista y muchas personas pagaron con su vida por defender los derechos y las libertades. Este debate, en otros países donde hubo golpes de estado y represión, no existiría. Porque en ellos lo tienen bien claro: Argentina, Francia, Alemania… Y me gustaría que, por obvio, ni siquiera fuera necesario escribir este artículo.
Por eso celebro que en ese mismo acto, el presidente del Gobierno de Aragón anunciara que la memoria democrática será objeto de estudio y diálogo en las aulas de la Comunidad el próximo año. Un síntoma de normalidad democrática que, espero, sirva también para asumir sin vergüenza y desde la Justicia un triste episodio de nuestra Historia reciente.
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