Víctima del franquismo, es el artista flamenco del que se guardan algunos de los archivos sonoros más antiguos del mundo. Su familia lucha por localizar sus restos óseos en el cementerio de San José de Cádiz para poner en valor su desconocida figura
Manu Sola / Cádiz / 14/11/2021 – 15:02 h. CET
Telesforo del Campo nació en San Sebastián de los Reyes (Madrid). Era cantaor flamenco. Se marchó a vivir a Buenos Aires, donde forjó una familia junto a la bailaora flamenca Concepción López. Allí, además de tener a sus hijos Antonio y Encarnación, empezó a fraguar una carrera profesional que le encumbraría posteriormente como una de las principales figuras del arte flamenco en gran parte del mundo.
Actuó en Nueva York y dicen que conoció a Federico García Lorca. Estuvo de gira en varias ocasiones con ‘La Argentinita’, otra de las grandes figuras de la época. Pasó un tiempo en Argelia, donde rodó una película, y fue en su última gira, la que le llevó a actuar en París antes de ir a España, cuando se pierde su pista.
Su voz está guardada en el archivo de la Universidad de California. Unos cilindros que contienen en su interior el que es, hasta la fecha, uno de los registros sonoros más antiguos de la historia del flamenco que se conservan, si no el que más.
Cuando estalló la Guerra Civil, no se sabe cuándo ni cómo, pero terminó en el campo de concentración de Rota, donde compartió penurias con otros muchos vecinos de San Sebastián de los Reyes. Una neumonía, según dicen los archivos, se lo llevó por delante. Está enterrado -o al menos así lo indica su partida de defunción- en el cementerio de San José, en Cádiz.
Y hasta ahí conoce su familia. Una familia que ha mantenido oculta durante mucho tiempo su historia, según Beatriz Martín del Campo, la bisnieta de Telesforo del Campo.
“Yo me enteré de su existencia en los años 90. Entonces empecé a indagar y, en 2003, con la ayuda de internet, descubrí que la Universidad de California tenía la voz de mi bisabuelo en su registro. Les escribí y me mandaron un CD que contenía varias canciones de él”.
El interés de Beatriz fue creciendo conforme tomaba conciencia de la importancia que tuvo la figura de Telesforo del Campo en el mundo del flamenco durante el siglo XX. “No sabía que fue tan relevante. Yo sabía que su hijo fue guitarrista, pero no que él era cantante y artista. Empecé a indagar en su historia y, gracias a la ayuda de múltiples blogs de flamenco conseguí reconstruir lo que sabemos hasta ahora”. Y en lo que sabe Beatriz hasta ahora falta una pieza clave: dónde está enterrado su bisabuelo.
Ella dice que “está ahí seguro”, refiriéndose al cementerio de San José de Cádiz. Lo afirma porque así lo dice, además de su partida de defunción, los registros del hospital donde murió.
Por mor del destino, la familia de Telesforo del Campo está ahora más cerca que nunca de terminar de cerrar el círculo. Los trabajos del equipo de arqueología y memoria histórica del Ayuntamiento de Cádiz han encontrado unos restos óseos que podrían ser del artista flamenco.
“Según tengo entendido, en la investigación se han logrado localizar los restos más inaccesibles en la fosa común del cementerio. Eso lo supimos en mayo, cuando vine a hablar con el arqueólogo responsable”, dice Beatriz, que aguarda el momento en que pueda dar su ADN para que se coteje.
“El siguiente paso ahora es tomar las muestras de ADN para cotejarlas. Todavía no nos las han tomado a la familia. Me he registrado para poder aportarlas y estoy esperando”, afirma.
Casi veinte años han pasado desde que Beatriz Martín del Campo empezó a averiguar quién fue su abuelo. Ahora está empeñada en que el resto del mundo también lo sepa. Encontrar sus restos no solo sería “muy emocionante”, sino que “daría sentido a toda esta historia”.
“Mi bisabuelo ha sido una figura tan oculta en la familia… ha tenido muchísima influencia en todos nosotros porque hay varios músicos, gente que baila, gente que canta… sería muy especial”, expresa emocionada.
La localización de sus restos mortales y la confirmación empírica de que se trata de Telesforo del Campo sería el primer paso para “destacar y poner en valor su carrera”. Una figura ahora casi desconocida para la sociedad, que otrora puso en pie a media Europa, Estados Unidos y parte de África.
“Es increíble que una figura tan relevante haya estado tan oculta y tan enterrada, nunca mejor dicho, hasta ahora”, lamenta Beatriz. El puro origen del flamenco yace en algún lugar a la espera de ser reconocido con el nombre de Telesforo del Campo. Primero, por un equipo de científicos. Después, por el resto del mundo.
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