El Pedroso (Sevilla). 81 aniversario de la matanza y el saqueo. Los nombres y los números de la represión

Nombres y cifras de la represión franquista en El Pedroso (Sevilla) entre 1936y 1944

Por José A. Jiménez Cubero

   Dentro de unas horas será 5 de agosto de 2017 y se cumplirán 81 años de la ocupación de la localidad sevillana de El Pedroso por una columna fascista a cuyo frente iba el señorito gaditano Ramón de Carranza a quien Queipo de Llano había nombrado alcalde de Sevilla a finales de julio de 1936. Dicha columna, en realidad una auténtica banda armada como con acierto la definiera el investigador José Mª García Márquez, estaba compuesta por un heterogéneo cuerpo expedicionario de 120 hombres entre soldados de infantería, guardias civiles, falangistas, requetés y pistoleros derechistas de toda laya. El grupo se desplazaba en dos camiones de carga, dos autobuses de pasajeros y varios vehículos ligeros y contaba además del armamento personal que portaban sus miembros con un grupo de artillería compuesto por un cañón del 105mm, dos morteros y una ametralladora pesada con sus correspondientes oficiales y servidores.

  Una vez tomada la población la columna pasó el resto del día dedicada al registro y saqueo de los domicilios de los republicanos más señalados, practicando de paso las primeras detenciones y ejecuciones sumarias de republicanos. A la mañana siguiente, Carranza, después de nombrar entre los derechistas más influyentes de la localidad una Gestora para que se hiciera cargo del Gobierno municipal y dejar la población en manos de las fuerzas del Comandante Buiza, que acaba de arribar al Pedroso con su columna a primeras horas del día 6, sale para Cazalla de la Sierra donde sufrirá un duro revés.

   La columna que mandada el comandante de infantería Francisco Buíza, formada por unos 1.200 hombres, era ya una fuerza militar potente y bien organizada que tenía como objetivo principal la ocupación de las localidades serranas de Constantina y Cazalla. Según aparece escrito en el “Diario de Operaciones” de dicha columna, el comandante Buíza “restableció la normalidad en El Pedroso después de derrotar a los elementos marxistas haciéndoles numerosos muertos y prisioneros”. No sabemos de qué combate habla el referido comandante dado que la localidad había sido ocupada por Carranza el día anterior. Lo que sí sabemos a ciencia cierta es que las tropas de Buíza, nada más entrar, se dedicaron, al igual que las de Carranza, al saqueo y al pillaje de las casas de los republicanos además de proceder a ejecutar a varias decenas de vecinos inermes.

  Pese a que ningún derechista de la localidad perdió la vida durante los días de caos sobrevenidos en el pueblo tras el golpe militar del 18 de julio, ni hubo deterioro ni menoscabo alguno de las propiedades privadas o religiosas gracias a la valiente, decida e inequívoca actitud mantenida por los dirigentes del Frente Popular durante aquellas jornadas, apenas la localidad fue ocupada por las tropas golpistas, dio comienzo un desenfrenado carrusel de sevicia, venganza y crimen por parte no sólo de las tropas ocupantes sino de los fascistas de la localidad y sus cachorros quienes, como hienas salvajes, se lanzaron a una cacería indiscriminada e inmisericorde del “rojo” que dio lugar a un baño de sangre en el que perdieron la vida cerca de un centenar de vecinos del pueblo.

  Aún cuando la propaganda franquista, en su afán por justificar de alguna manera la matanza de inocentes llevada a cabo en el pueblo, ha venido insistiendo hasta la náusea en las continuas violencias a que fueron sometidos los derechistas presos durante su encarcelamiento, ello no es sino una abyecta mentira más de las muchas que los sectores comprometidos en la represión y sus descendientes han venido propalando y repitiendo desde entonces  con el único fin de tratar de exonerar a los verdugos de sus crímenes infamando de paso la memoria de las víctimas. De ahí provenga, tal vez, su aversión a la documentación existente en el Archivo Municipal donde se guardaba una parte importante de la memoria de tanto crimen y latrocinio y la diligencia y celo que pusieron en quemarlo y destruirlo cuando años después de la muerte del dictador, en 1982, intuyeron que en los tiempos por venir tal vez no les conviniera la pervivencia de las huellas de sus crímenes, atropellos y exacciones así como el conocimiento de los mismos por parte de las generaciones futuras. El propio cura párroco de la localidad, Manuel Fernández Merino, que también fue detenido y encarcelado en aquellas fechas aciagas de julio del 36, una de las pocas personas que mantuvo el decoro de decir la verdad en cuantos informes le fueron solicitados por los distintos jueces militares sobre la “conducta” de los dirigentes republicanos desmentiría, de forma rotunda, en varias cartas manuscritas que se conservan en el Archivo de la antigua Auditoría de Guerra del Ejército del Sur en Sevilla, las referidas falacias. 

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https://www.todoslosnombres.org/sites/default/files/tln_jimenez_cubero_nombres_y_cifras_de_la_represion_en_el_pedroso.pdf