Recordar su Memoria, recordar su lucha, recordar para que no vuelva a suceder.
Luis Miguel Cuervo Fernández
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La situación no cambió con la llegada de la democracia. El pacto de silencio fraguado durante la Transición condenó nuevamente al olvido a estos hombres y mujeres. En Francia y en el resto del mundo democrático eran considerados héroes y tratados como tales; en nuestro país seguían ignorados, cuando no criminalizados, por su pasado democrático republicano.
Poco a poco, asociaciones y particulares fueron haciendo suya la causa de nuestros deportados. Poco a poco, algunos ayuntamientos y comunidades autónomas empezaron a reconocerles y a homenajearles.
Este año, por primera vez, el 5 de mayo se celebra oficialmente en esta desmemoriada nación como “Día de homenaje a los españoles deportados y fallecidos en campos de concentración y a todas las víctimas españolas del nazismo”. Así lo decidió el Consejo de Ministros antes de las pasadas elecciones. Han tenido que pasar 43 años de la muerte del tirano y 74 del final de la II Guerra Mundial para que España dé un paso decisivo para salir de la anormalidad histórica en que se encuentra sumida.
Confiamos en que este avance sea solo el principio. Faltan muchas cosas por hacer. Falta un gran homenaje a nivel estatal, pero sobre todo falta que en los libros de Historia, en los medios de comunicación y en los libros de texto de los estudiantes españoles se relate detalladamente este capítulo que los franquistas, primero, y sus herederos, después, intentaron enterrar para siempre bajo un manto de olvido.
No lo consiguieron ni lo conseguirán.