• Los expertos califican de electoralista la ayuda de 300 euros prometida por el presidente autonómico Monago a mujeres que vivieron la guerra: “Trata por igual a quienes sufrieron la represión y a las millonarias franquistas”.
• La Junta anunció la medida hace más de un mes pero aún no ha revelado los detalles
publico.es | M.ª Ángeles Fernández | J. Marcos | 19-10-2014
“Vamos a reconocer una ayuda permanente de 300 euros anuales a todas las mujeres extremeñas que vivieron la guerra y la posguerra, y que con su esfuerzo y sacrificio hicieron posible la democracia y la Extremadura de hoy”. El presidente autonómico José Antonio Monago volvió a copar portadas e informativos tras su discurso durante el día de la región con una promesa sorprendente, pero de la que desde entonces nada más ha trascendido.
Ha pasado más de un mes del anuncio y desde la Junta de Extremadura se limitan a explicar a Público que “próximamente habrá una convocatoria pública en la que la consejera de Empleo, Mujer y Política Social explicará todos los detalles”. Hasta ahora se sabe que lo recibirán las mujeres a partir de 75 años (no las que vayan cumpliendo la edad en el futuro, sino las actuales) y que se trata de “una cuestión de dignidad, justicia y memoria histórica”, según justificó Monago aquel día. El ingreso se abonará bien de forma directa o bien mediante deducción en el tramo autonómico del IRPF.
Más allá del silencio institucional, voces autorizadas en la materia califican de “incomprensible” la propuesta. “Parece una medida indiscriminada, que trata por igual a quienes sufrieron la represión y a las millonarias franquistas”, apunta Emilio Silva, uno de los fundadores de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica, quien habla de “cosmética y electoralismo”. Las mismas dudas le surgen al historiador extremeño Francisco Espinosa, que se pregunta quiénes son las personas afectadas: “No sé si se lo darán a las de derechas y a las de izquierda…. ¿Y cuánto dinero sería al mes? Parece un golpe de efecto de Monago”.
El presidente extremeño aseguró ante las 2.000 personas que participaron en los actos institucionales por el Día de Extremadura que no es una medida simbólica y que llegará a las 35.000 extremeñas, la gran mayoría de las cuales no pudo cotizar pues su inversión fue la familia. “No se entiende el fondo de la cuestión. No es el camino para dignificar a quienes lo pasaron mal”, sostiene Espinosa, especialista en la Guerra Civil y en la represión franquista.
Desde Izquierda Unida, partido que suele apoyar con sus votos en la Asamblea regional las leyes del Gobierno extremeño para que salgan adelante, tampoco manejan información al respecto. “Medidas estrella” o “populismo” son los términos con los que Víctor Casco, diputado de esta formación, utiliza para calificar el anuncio. “Dar dinero a los pensionistas es una medida electoralista. En Extremadura hay muchas personas mayores y busca contentar a un sector de la población muy perjudicado con la crisis”, añade. ¿Nicho de votos? “Lo habrán visto”, responde. Tampoco está de acuerdo con que la ayuda de 300 euros tenga relación con la memoria histórica.
Los nombres franquistas persisten
A pesar de la falta de concreción de la Junta de Extremadura, pocos dudan de que esta subvención no es la forma adecuada de luchar por la memoria histórica y por la dignidad y la justicia de aquellas personas que padecieron la guerra y la dictadura. “En Extremadura se vivió una represión tremenda y hay lugares de memoria que no han sido reconocidos”, apunta Silva. Los expertos consultados también hacen referencia a símbolos franquistas que aún permanecen en la región, como el pueblo pacense Guadiana del Caudillo o la nomenclatura de varias calles en algunos municipios: a pesar de tener hace años otro nombre aún se puede ver, por ejemplo, una placa con Avenida del Generalísimo en Navalmoral de la Mata.
“Si este Gobierno estuviera realmente preocupado por la represión haría un verdadero mapa de fosas, aprovechando que aún hay gente viva que puede ayudar”, enfatiza Francisco Espinosa. Según la documentación de la web del Proyecto para la Recuperación de la Memoria Histórica en Extremadura, en la comunidad se han investigado 53 fosas comunes. Otras fuentes, como un mapa de fosas que se creó durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero de acuerdo con la Ley de Memoria Histórica, registran 46 casos.
De cualquier modo, estos proyectos están paralizados ante la falta de fondos públicos. Sin olvidar que estas fuentes ofrecen datos incompletos. Por ejemplo, como confirma Silva, la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica ha participado en la apertura de alguna fosa en la provincia de Cáceres que el Gobierno extremeño tenía paralizada y que no aparece en los registros del proyecto regional.
El Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas instó el año pasado al Estado español a que, a más tardar el 15 de noviembre de 2014, facilite información sobre la implementación de las recomendaciones realizadas, entre ellas, la adopción de “todas las medidas necesarias, incluyendo la asignación de los recursos de personal, técnicos y financieros suficientes, para la búsqueda y esclarecimiento de la suerte de las personas desaparecidas”, según recoge un informe del Comité contra la Desaparición Forzada, fechado el pasado mes de diciembre.
“Fueron una generación de mujeres que nacieron, crecieron y superaron la guerra y la posguerra. Una época en la que todas las puertas para las mujeres estaban por abrir, sobre todo en una Exremadura rural en la que no se reconocía su trabajo”. Las palabras del regidor conservador José Antonio Monago aguardan concreción desde que aquel domingo 7 de septiembre asaltaran los titulares. Cuestión, dijo, de dignidad, justicia y memoria histórica. Todavía falta saber en qué sentido.