L’Hospitalet acogió a nazis fugitivos después de la II Guerra Mundial

Un documento desclasificado por la CIA revela la presencia de un grupo que conspiraba para desestabilizar la Europa de postguerra y, supuestamente, se preparaban para una posible guerra bacteriológica que nunca llegó a producirse

LA VANGUARDIA |  | L’HOSPITALET | 14-2-2017

Cayó Hitler pero muchos nazis consiguieron escapar de la justicia, exiliándose en decenas de países. Uno de ellos fue la España franquista, cuyo régimen había recibido la ayuda de los alemanes durante la Guerra Civil. En ese contexto, una de las ciudades que acogió a nazis después de la II Guerra Mundial fue l’Hospitalet de Llobregat, según revela un documento de los servicios de espionaje de Estados Unidos desclasificado por la CIA en 2001, al que ha tenido acceso La Vanguardia.

El informe del año 1946 elaborado por espías americanos destinados en España habla de una red de ciudadanos alemanes vinculados con el nazismo que vivían en Barcelona y l’Hospitalet. Tenían abundantes recursos económicos, aunque no eran nazis de primera fila. Se especifica que una de estas personas, Elisa Turner, vivía en una finca apodada Villa Mercedes en l’Hospitalet de Llobregat. Esta mujer también utilizaba, supuestamente, otros nombres: Eva Turner, Ivone Ranea e Ivone Terrón. De hecho, pudo haber utilizado una doble documentación para esconderse pidiendo asilo con el objetivo de realizar una “misión humanitaria” de la Cruz Roja.

Actualmente no hay ninguna casa o villa con este nombre en la segunda ciudad de Catalunya. Tampoco se tiene indicios sobre dónde estaba situada exactamente. Pese a eso, según el periodista que halló este documento, Enric Gil, hoy en día es “fácil” encontrar “algunas casitas bajas que utilizan el mismo tipo de construcción y el sustantivo villa seguido de un nombre propio”. Por lo tanto, Villa Mercedes sería un nombre muy común en aquella época.

Confabulaciones de posguerra

Según revela el documento secreto, que dio a conocer este enero la Televisió L’H , los objetivos de los nazis afincados en la capital catalana y en l’Hospitalet eran supuestamente dos: en primer lugar, intentar desestabilizar la Europa de postguerra y, en segundo lugar, prepararse para una supuesta guerra bacteriológica que nunca llegó a producirse. De hecho, una de las afirmaciones de los espías americanos indica que este grupo de nazis tenía un laboratorio en el barrio de Horta con el fin de estar preparados o incluso llevar a cabo alguna acción para propiciar una guerra bacteriológica.

Diversos expertos en nazismo indican que confabular con volver a construir el Reich, incluso después de la muerte de Hitler, era una práctica habitual entre los nazis que lograron escapar de la justicia.

Los compañeros de Turner viajaron por toda España y habrían entrado por la frontera francesa. Especialmente visitaron el sur de la península y también las Islas Baleares. El documento donde aparecen estas referencias forma parte de un extenso informe de 250 páginas sobre el nazi Martin Borman, que recopila información de diferentes países.

El Bar La Rambla, punto de encuentro nazi

Otra investigación también conecta l’Hospitalet con la evasión nazi. El hospitalense Antoni Puigdellívol controlaba buena parte de las rutas de entrada por los Pirineos e “hizo mucho dinero con ello”, según explica la ensayista e investigadora especializada en Alemania, Rosa Sala Rose, quien junto al periodista Plàcid García Planas publicó el libro El marqués y la esvástica , sobre la figura del periodista César González Ruano. Uno de los capítulos está dedicado a la historia de Puigdellívol.

En un principio establecía rutas para que los judíos pudiesen escapar del holocausto. “Primero eran a pie, luego las fue perfeccionando y se utilizaban camiones”, explica Sala Rose. “En principio, Puigdellívol respondía al tipo de guía clásico que frecuentaba Andorra durante la Segunda Guerra Mundial: republicano español refugiado en el Principado, más o menos politizado en la izquierda, que vio en el contrabando de personas un modo de ganarse la vida y de luchar contra el Tercer Reich”, relata su obra.

“Después de hacer mucho negocio, fue interceptado e enviado a un campo de concentración”, explica Sala. Salió con vida del campo de concentración y volvió con ganas de continuar con su particular forma de ganarse la vida. Entonces comenzó a pasar a nazis que huían después de la II Guerra Mundial. “Era un oportunista, capaz de hacerlo todo por dinero”, sentencia.

Su familia regentaba un negocio en el centro de l’Hospitalet, el Bar La Rambla. El local ahora lo ocupa una entidad bancaria. La autora encontró en Francia un expediente de los servicios secretos alemanes que relataba la existencia de una red europea para ayudar a los nazis a huir, que se extendía por diferentes países europeos. El punto de encuentro de esta red en España no era otro que el Bar La Rambla. “Por allí pudieron pasar los matones del París ocupado”, concluye Sala.

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