La agrupación de descendientes Memoria y Libertad vuelve a reclamar que se restituyan las placas retiradas por Almeida
Cientos de personas en el acto de este sábado en el cementerio de la Almudena, en Madrid.
El acto se ha celebrado todos los años de 2007, pero este es el primero desde la entrada en vigor de la Ley de Memoria Democrática. Este respaldo legal ha dado nuevas esperanzas a los descendientes de los fusilados, reunidos muchos en la agrupación Memoria y Libertad, para reclamar el estudio de los osarios históricos de la necrópolis y crear un centro de interpretación del franquismo. En el acto de este sábado, estas reivindicaciones se han expresado en el despliegue de una lona con el nombre de los fusilados sobre el monumento, acompañada de las fotografías y cartas de capilla de los condenados en sus últimas horas.
La negación de la historia, la ignorancia sistemática de lo sucedido, las “grandes lagunas de la población, y más en Madrid”, resultan intolerables, según la historiadora Mirta Núñez, coautora de la primera investigación sobre los consejos de guerra y fusilamientos en el Madrid posbélico. “El término correcto es asesinados […] Muertes ignominiosas que siempre hay que tener en mente y dar a conocer”, reclamó.
Ian Gibson pidió disculpas por el tono “casi agresivo” de su discurso, que pidió hacer sentado porque la emoción le hacía flaquear las piernas. “Todos estamos pensando en una España en concordia y no la tenemos todavía [con] tanta gente de derechas que no practica la religión que dice profesar”. Gibson dijo echar de menos “una palabra de crítica” del rey —sea del actual o el anterior, al que denominó el “elefanticida”— sobre la represión franquista. “España es una anomalía en el mundo y si la derecha no cambia no será el país inmenso que es en potencia”, opinó.
La insensibilidad de la derecha, todavía hoy, enerva a Martín Pallín, que atacó directamente al alcalde, a quien llamó “mala persona” por la destrucción de las láminas con los nombres, sustituidos por un mensaje de intención ecuménica que desvirtúa el recuerdo de la represión, en opinión de los descendientes. Al terminar el acto, varios de los presentes se acercaron al monumento, en cuyas paredes figuran postales y fotografías de los asesinados. “Faltan muchas”, se oyó decir a alguno.