RELATORÍA ONU SOBRE LAS VÍCTIMAS DEL FRANQUISMO
.Intervención de Gonzalo Acosta (RMHSA de CGT.A) ante el Relator de la ONU en su visita a Sevilla
Muchas gracias, Sr. Pablo Greif.
Quisiera transmitirle nuestra satisfacción por las gestiones que viene realizando, más aun porque –como conoce- en este país la vía de la justicia está negada para las víctimas del franquismo, pese a la magnitud y gravedad de los derechos humanos conculcados.
Me corresponde a mi trasladarle el significado y dimensión de lo que conocemos como “trabajo esclavo”, es decir, el uso como mano de obra de presos políticos en condiciones tales que vulneraron los derechos más elementales.
Como sabe, en esta ciudad, Sevilla, no hubo guerra, el golpe militar triunfó en apenas cinco días, y por tanto desde el primer momento se gestionó la nueva situación conforme a los principios del régimen militar. Tuvieron muy claro que, muertos, exiliados o encarcelados centenares de miles de trabajadores, haría falta generar una situación que permitiera superar la falta de mano de obra que suponía esta nueva realidad. Bajo el eslogan tantas veces repetido de “los que han destruido España que la reconstruyan”, inventaron un sistema para sacar “provecho” a los miles de hombres y mujeres que penaban en cárceles, planificando un conjunto de actuaciones: obras hidráulicas, infraestructuras viarias y ferroviarias, minería, industria, agricultura, e incluso imaginería, talla y artes gráficas para ensalzar al nuevo régimen y toda su parafernalia. Ningún sector económico quedó al margen de esta reinvención del trabajo productivo. Y no sólo obras públicas, de este sistema también se beneficiaron empresarios particulares que tenían el privilegio de solicitar “mano de obra carcelaria” con la que atender sus campos, fábricas y talleres.
Crearon organismos específicos para la gestión de esta mano de obra reclusa y planificar las actuaciones, y regular los beneficios de esta explotación en su sentido más literal y profundo; hasta tal punto que no resulta un recurso literario hablar de “trabajo esclavo”. A las condiciones precarias de vida y trabajo se suman las derivadas de su condición de presos bajo un duro régimen militar. Ya se lo advirtieron: “Tendréis envidia de los muertos”.
Entre los organismos creados para ello, el más activo fue el Servicio de Colonias Penitenciarias Militarizadas que actuó en diversos territorios, y entre ellos en Sevilla. La 1ª y 6ª división que actuó en Sevilla fue la más numerosa y la que más tiempo intervino: hasta 1963 no se cierra el campo de concentración de Los Merinales en las afueras de Sevilla. Bien es verdad que el mayor número de presos que pasaron por estas instalaciones fue durante la década de los 40, pero también siguió habiendo presos esclavos hasta los primeros años 60. En total calculamos que pudieron pasar por estas instalaciones más de 10.000 presos. Aunque Los Merinales fue el más importante, hasta 7 campos de concentración rodearon a Sevilla, localizándose allí donde las necesidades de trabajo requerían una presencia cuyo coste fuera menor al del desplazamiento diario.
El canal es una obra hidráulica inmensa con cuyas aguas tomadas del río, primero se sanearon los terrenos marismeños y salitrosos del Bajo Guadalquivir, y después alimentaría el regadío con el que se puso en explotación cerca de 80.000 has. Hasta la actualidad.
Descubrir esta realidad no hubiera sido posible sin la simbiosis con las muchas familias que aportaron su testimonio; más importante cuanto que muchas realidades no estaban registradas de ninguna de las maneras. Este proyecto de investigación participativo ha ido suponiendo, al mismo tiempo, el reconocimiento del trabajo realizado por los presos esclavos, pese a lo cual no han tenido ningún reconocimiento institucional digno de tal nombre. Conocimiento y Reparación han comportado, desde la sociedad civil, grandes avances, pero no así la Justicia también reivindicada por el movimiento memorialista. Desde un primer momento (2003) teníamos claro que todo el conocimiento y experiencias acumuladas deberían quedar depositados en un lugar que pudiera seguir generando más conocimiento y reconocimiento a los hombres y mujeres que pasaron por esta experiencia tan dura y extrema.
Desde un principio definimos que un centro de interpretación en Los Merinales debería servir a este objetivo. Y desde entonces hemos luchado para lograrlo. Pero, a pesar del respaldo unánime de organizaciones y entidades hacia este objetivo (en total 23), la realidad nos ha devuelto al pesimismo por las instituciones que obran en contra.
Pese a haber logrado la cesión de los terrenos del antiguo campo de concentración de Los Merinales para este Parque y Centro de Interpretación, los intereses urbanísticos defendidos por el Ayuntamiento de Dos Hermanas para convertir estos terrenos en suelo industria l, han impedido rematar este proceso de RMH. Han mentido y han engañado, nos han entretenido en cosas secundarias para ocultar el fondo de la cuestión: su nula voluntad de desclasificar este suelo para convertirse en un lugar de la memoria tal como habíamos proyectado. Los intereses especulativos municipales están por delante de cualquier otra cosa. Una actitud reprochable desde todo punto de vista, que incluso podría, debería, ser penalizada de alguna manera.
TODOS LOS NOMBRES
En segundo lugar quiero trasladarle otra experiencia, de alguna forma conectada con el Canal de los Presos en la medida que éste nos enseñó la importancia de que los trabajos tienen que concluir con un anexo donde pudieran figurar las personas concernidas en esa historia, sus nombres y apellidos. Así lo hicimos con nuestro libro y el resultado fue más que positivo desde todos los puntos de vista.
Al mismo tiempo, la experiencia nos decía que el método no podía ser que alguien preguntara en la Web, de forma genérica, por algún familiar, con datos más o menos precarios, con la esperanza de que alguien pudiera leerlo y tener alguna información. Pero sería una verdadera casualidad que alguien pudiera encontrar una preguntar que se ajustara a su conocimiento. Nos planteamos que habría que cambiar esto: habría que poder preguntar a una base de datos donde estuviera sistematizado todo el conocimiento que afectara a personas con nombres y apellidos. Y a partir de ahí iniciar su propio proceso de investigación.
Pues bien, conseguimos definir un proyecto, esencialmente colaborativo y participativo, para que todo el conocimiento estuviera accesible, y que de alguna forma actuara como un servicio público, ya que las instituciones no ofrecían nada parecido. El mundo de la investigación se volcó, de forma mayoritaria, cediendo sus datos y contribuyendo al enriquecimiento para que todos los nombres fuera una realidad.
Pudimos comprobar el éxito de la iniciativa: se trataba de una necesidad social, en absoluto satisfecha por las instituciones. El número de visitas y de gestiones realizadas suman muchas miles durante estos casi 7 años; los casos de personas que se han reencontrado con una historia familiar truncada y oscura son innumerables; la generosidad mostrada por familiares, investigadores, colaboradores, etc. es tal que no permite afirmar que hemos creado una verdadera red en el que la generosidad es una realidad muy potente.
En fin, no queda mucho tiempo para este breve espacio que tenemos para exponer nuestras experiencias. Confío que haya sido lo suficientemente claro como para que puedan llevarse una idea cabal de estas iniciativas.
Le reitero las gracias por esta oportunidad, y le deseo la fuerza necesaria para acometer el trabajo que tienen encomendado.
Salud.
DOCUMENTACION ENTREGADA EN MANO AL RELATOR
Acompañaron a estas palabras la entrega de un amplio dossier con:
Artículos de prensa sobre algunos campos de concentración de Andalucía; Los Gudaris (Padul. Granada), Isla Saltés (Huelva), Las Arenas en La Algaba, Los Merinales y la Corchuela en Dos Hermanas y El Colector en Sevilla capital, de diferentes autores y medios escritos (Eduardo del Campo en El Mundo, Mario Daza en El Correo de Andalucía, Rafael Moreno en Huelva Información, Amina Naser y Olivia Carballar en Andalucesdiario.es)
Artículos sobre investigaciones en torno al trabajo esclavo de los presos del franquismo escritos por José Luís Gutiérrez Molina, Lola Martínez, Fernando Mendiola y Nicolás Sánchez Albornoz.
Los libros “El Canal de los Presos” y “Memorial Merinales” de de Gonzalo Acosta, Ángel del Río, Lola Martínez y JL Gutiérrez así como “Perseguidos” de Rafael Moreno, y el documental “Presos del Silencio” de Intermedia Producciones.