‘Solo son mujeres’ rinde homenaje a las mujeres víctima del franquismo

Espectáculo de Carme Portaceli, con textos de Carmen Domingo interpretados por Miriam Iscla, música de Maika Makovski cantada por Carmen Conesa y coreografía de Sol Picó

El Mundo/ ESTHER ALVARADO/Madrid/30/03/2016 13:46

Las guerras no solo se libran en el frente. En las casas, donde quedan la mujer y los hijos a veces rodeados de un ambiente hostil, se desarrolla otro tipo de contienda más silenciosa y soterrada, que no ocupa portadas en los periódicos pero que es igualmente mortal. La Guerra Civil española tiene en su libro de anotaciones un inmenso vacío lleno con la ausencia de los nombres y las historias de aquellas mujeres represaliadas por el bando ganador que murieron en las cárceles franquistas sin que nadie se molestase por llevar un registro. La historia de Tomasa Cuevas, Amparo Barayón o Matilde Landa, entre otras, se ha contado aún muy pocas veces y no se estudia en las escuelas. Por eso los jóvenes que acuden a ver la obra Solo son mujeres, de Carmen Domingo dirigida por Carme Portaceli (del 30 de marzo al 17 de abril en La Abadía) salen literalmente en estado de shock. “En un coloquio después de una función, una chica de 19 años preguntó por qué nadie le había explicado esto. Muchos jóvenes quedan impactados y enfadados porque nadie les ha contado esta parte de la historia. Creo que todavía no se cuenta la historia completa en el colegio. No creo que haya un solo alemán que no sepa quién era Hitler, pero aquí, quienes conocen a Franco, son los nietos de los republicanos”, asegura la directora en entrevista con EL MUNDO.Portaceli (fundadora de la Factoría Escénica Internacional) tenía ganas hace tiempo “de hacer algo dedicado a la memoria histórica. Conocí a Carmen Domingo y me mandó estos monólogos. Me interesó mucho lo que contaba, pero pensé que le faltaba una estructura dramática determinada y empecé a hacérsela por medio de los vínculos familiares que tienen algunas de estas cinco mujeres a lo largo de la obra”, añade.

El resultado es una función multidisciplinar, con una sola actriz, Míriam Iscla, que interpreta los cinco personajes, la bailarina Sol Picó y la actriz y músico Carmen Conesa, que interactúan con ella. “A Míriam no la habéis visto mucho en Madrid -explica Portaceli-, pero es una actriz de tamaño natural, impresionante”. Solo son mujeresno tiene la pretensión de ser un texto políticamente correcto y contar las barbaridades que hicieron los dos bandos. “Lo que les ocurrió a las mujeres del bando nacional se han contado por activa y por pasiva, pero la de las otras no. La suerte de italianos y alemanes es que los nazis perdieron la guerra y se ha podido contar la historia desde el otro lado, pero aquí se ha silenciado a un bando”, asegura la directora.

La obra que ha puesto en pie es un compendio de monólogos de mujeres encarceladas, descendientes de represaliadas, asesinadas… muchas de las cuales no tenían más “crimen” a sus espaldas que ser familiares de combatientes republicanos. “Las mujeres no estaban consideradas presas políticas, solo entraban en la cárcel como prostitutas o delincuentes comunes”, aclara Carme Portaceli, y añade: “Los crímenes que se cometían contra ellas eran iguales a los de los hombres, pero no había cifras ni testimonios. La primera que se dio cuenta fue Tomasa Cuevas, que era analfabeta, pero pudo escapar a Praga y Francia, y volvió con un radiocasete para recoger testimonios que quedasen como prueba. Lo alucinante de este país es que no hay datos de mujeres fusiladas”.

Tres nombres que no debemos olvidar

MATILDE LANDA.

Militante del Partido Comunista, era hija de una familia de clase alta que fomentaba la educación, por lo que tuvo formación universitaria. Durante la guerra estuvo destinada en un hospital de niños y ayudó a algunos pequeños a escapar de España. En 1939 fue encarcelada en Las Ventas y creó allí la Oficina de Penadas, un gabinete de asistencia jurídica a las prisioneras. Fue trasladada a Can Sales, en Mallorca, donde intentaron utilizar su bautismo como un modelo de conversión, aunque le amenazaban con matar a sus compañeras si no se bautizaba. Aceptó bautizarse pero, cuando se enteró de que las mujeres del Movimiento pensaban hacerlo público y celebrar una fiesta, se suicidó tirándose de la galería. Murió tras una agonía terrible y, una vez muerta, violaron su voluntad y la bautizaron.

AMPARO BARAYÓN.

Casada con el escritor Ramón J. Sender, trabajó en organizaciones anarquistas aunque era católica y de una familia de derechas. Durante el golpe de Estado, su marido se refugió en Madrid y le aconsejó que fuera a Zaragoza, con su familia, pero un cuñado la denunció para quedarse con las tierras de la familia. Ingresó en prisión con su hija de siete meses y la fusilaron siete meses después ante la tapia del cementerio. Antes de morir escribió una carta a su marido que logró ocultar entre las ropas de la pequeña. En ella le pedía que no perdonase a sus delatores.

TOMASA CUEVAS.

Militó en las Juventudes Comunistas. Fue detenida, torturada y encarcelada y en 1939 la condenaron a 30 años. Con la libertad condicional huyó a Francia y después a Praga. Aunque no sabía ni leer ni escribir, se dio cuenta de que nadie daba fe de lo que sucedía en las cárceles de mujeres, así que volvió a España con un radiocasete para grabar los testimonios de las presas. Murió en 2007 tras recibir la Cruz de San Jordi y la Medalla al Mérito.

http://www.elmundo.es/cultura/2016/03/30/56ec1b0946163ffc418b4633.html